Ahora que Estados Unidos se enfila a otra tensa contienda presidencial, las amenazas contra las oficinas electorales —que han sido una consecuencia alarmante de las falsas afirmaciones de Trump sobre su derrota electoral de 2020— se ciernen como una peligrosa eventualidad para los miles de trabajadores gubernamentales locales que supervisarán la indispensable infraestructura de la democracia de la nación.
Por Christina A. Cassidy
Traverse City, Michigan, EU, 24 de abril (AP) — El grupo, compuesto sobre todo por mujeres y reunido en la sala de conferencias, se quedó en silencio cuando la grabación de audio empezó a reproducirse. La voz masculina, evidentemente agitada, arremetía contra lo que consideraba un fraude que costó la reelección al expresidente Donald Trump hace cuatro años.
«Vas a pagar por eso», dijo el hombre en su mensaje lleno de palabras soeces, en el que además insinuaba que degollaría a su objetivo con un cuchillo. «Vamos a… acabar contigo. Con tu familia, con tu vida». «Ten cuidado».
La llamada había sido dirigida a una Secretaria electoral municipal que había supervisado el proceso electoral en 2020 en los suburbios de Detroit. La exsecretaria, Tina Barton, reprodujo la grabación de la llamada que había recibido ante una audiencia que incluía a varias decenas de secretarias electorales locales y funcionarios de policía que se habían reunido en la sala de conferencias de un edificio de oficinas en el norte de Michigan.
«Quiero que entiendan que este mensaje de voz es el mismo tipo de cosas que estamos viendo en todo el país, y que puede darse donde sea que estés: en una comunidad pequeña, una comunidad grande, en Michigan, en Arizona», afirmó Barton, que estaba supervisando las elecciones en Rochester Hills cuando recibió el mensaje de voz una semana después de las elecciones presidenciales de 2020.
La reciente reunión en Traverse City, una pintoresca localidad empotrada en la ribera del lago Michigan en un condado que ha elegido a Trump en dos votaciones, fue parte de un programa nacional para entrenar a los empleados electorales locales sobre cómo pueden responder a las amenazas y trabajar de la mano con la policía para contrarrestarlas.
Ahora que Estados Unidos se enfila a otra tensa contienda presidencial, las amenazas contra las oficinas electorales —que han sido una consecuencia alarmante de las falsas afirmaciones de Trump sobre su derrota electoral de 2020— se ciernen como una peligrosa eventualidad para los miles de trabajadores gubernamentales locales que supervisarán la indispensable infraestructura de la democracia de la nación. Las constantes amenazas y el acoso han contribuido a un éxodo de funcionarios electorales en todo el país.
AMENAZAS QUE «YA ESTÁN SUCEDIENDO»
Barton entiende la presión a la que están sometidos y está comprometida a ayudarles a mantenerse a salvo. Dejó su trabajo en Rochester Hills poco después de las elecciones de 2020, y más tarde se sumó al recién creado Comité de Elecciones Seguras. Desde que empezó a formar parte del comité, ha dado cerca de 100 ponencias en todo el país.
The Associated Press tuvo acceso a principio de este mes a una sesión de formación del comité en Traverse City, y pudo observar los posibles escenarios a los que los trabajadores electorales podrían enfrentarse este año y los debates sobre cómo se pueden preparar, junto con los funcionarios de policía, ante esas circunstancias.
Las amenazas en contra de Barton empezaron después de que publicara un video con el que pretendía refutar afirmaciones falsas que Ronna McDaniel, entonces presidenta del Comité Nacional Republicano, había dirigido contra su oficina.
«Ninguno de estos escenarios es sensacionalista. Son todas cosas que ya han sucedido de algún modo, forma o manera en todo el país», dice Barton al grupo. «Decir: ‘oh, eso nunca podría pasar’. Estas cosas ya están sucediendo».
El compañero de Barton en los entrenamientos es Justin Smith, el exsheriff del condado de Larimer, Colorado, que se apuntó después de jubilarse el año pasado y escuchar los relatos de los funcionarios electorales locales acerca de la embestida de amenazas que han enfrentado desde 2020.
Smith se dirige a menudo directamente a los agentes de policía y sheriffs presentes en la sala, explicándoles el papel que desempeñan en las elecciones y cómo ha cambiado el entorno desde 2020. En años anteriores, los funcionarios electorales solían lidiar con los problemas por su cuenta, como manifestantes o ciudadanos revoltosos que buscaban promocionar a sus candidatos en los centros de votación.
«Ya no es tan sencillo», dice Smith al grupo. «Tenemos que participar y formar parte de la solución».
A los funcionarios electorales les explica cómo las fuerzas del orden han tratado históricamente de mantener las distancias con todo lo relacionado con las elecciones, conscientes de los problemas que plantea la Primera Enmienda y reacios a interferir en el derecho al voto de nadie.
«Al principio, cuando sacaba el tema, muchos miembros de las fuerzas del orden hacían muecas de asco, simplemente porque es un tema muy controvertido», relató Smith en una entrevista posterior a la sesión de formación.
«DEFENSORES DE PRIMERA LÍNEA» DE LA DEMOCRACIA
Barton guía a los funcionarios electorales a través de varios escenarios y les anima a reflexionar sobre sus respuestas, sobre cuándo tiene sentido alertar a las fuerzas del orden y cuándo considerar la posibilidad de hacer pública la información.
«Sé que ha habido cierto descontento en todo el país por parte de algunos funcionarios electorales que consideran que no han recibido la respuesta de las fuerzas del orden que pensaban que éstas debían dar», dice Barton a los funcionarios electorales. «Así que estas conversaciones nos ayudan a entender lo que realmente pueden hacer en esos casos y lo que no pueden hacer».
De acuerdo con Barton, las oficinas electorales podrían enfrentarse a todo tipo de situaciones, desde correos electrónicos y llamadas telefónicas amenazantes hasta llamadas automatizadas generadas por inteligencia artificial dirigidas a los trabajadores electorales para decirles que se queden en casa el día de las elecciones. Uno de los escenarios que Barton presentó al grupo refleja los acontecimientos que se produjeron en los días inmediatamente posteriores a las elecciones del otoño pasado, cuando las oficinas electorales locales de un puñado de estados recibieron por correo cartas que contenían fentanilo, un opioide sintético muy potente.
El ejemplo del fentanilo suscitó animadas conversaciones entre los trabajadores electorales, ya que muchos de ellos empezaron a comprender que no estaban tomando suficientes precauciones. Cuando una Secretaria electoral y su delegada se sentaron una al lado de la otra, se dieron cuenta de que también era así como abrían el correo: juntas en la oficina de la Secretaria.
«Si algo les ocurriera a ambas, ¿a dónde se dirige esa cadena de mando? Para algunos de ustedes, esa es toda su oficina», dice Barton al grupo.
La Secretaria de Gobierno de Michigan, Jocelyn Benson, cuya oficina ayudó a patrocinar y coordinar la formación de Traverse City y que también ha sufrido numerosas amenazas, señaló que es imperativo que las fuerzas del orden y los funcionarios electorales trabajen juntos para garantizar unas elecciones sin problemas en noviembre.
Benson aseguró que su despacho ha proporcionado subvenciones a las oficinas electorales para ayudarles a reforzar la seguridad. El Gobierno federal también participa en este esfuerzo. La Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de la Infraestructura de Estados Unidos evaluará la seguridad física de las oficinas electorales locales y ha redactado una guía para los trabajadores sobre cómo calmar las situaciones tensas.
Spencer Wood, asesor regional de seguridad electoral de la agencia federal, dijo a los asistentes que no se enfrentaban solos a las amenazas y los describió como los «defensores de primera línea» de las elecciones de la nación.
«Durante más de 200 años, la democracia estadounidense ha resistido una serie de riesgos físicos, cibernéticos y operativos, y 2024 no será diferente», subrayó.
«ME ENTRISTECE QUE ESTEMOS EN ESTE PUNTO»
A lo largo de la sesión de entrenamiento, Barton hizo referencia a los funcionarios electorales que se han jubilado o han abandonado la profesión, aludiendo al estrés generado desde las elecciones presidenciales de 2020. Una encuesta realizada el año pasado por el Centro Brennan para la Justicia encontró que alrededor de 1 de cada 5 trabajadores electorales conocía a algún empleado que había dejado su trabajo por razones de seguridad, y casi tres cuartas partes de los funcionarios electorales locales dijeron que el acoso había aumentado.
Barton recalcó a los funcionarios electorales la importancia de tener acceso a servicios de salud mental
Una veterana funcionaria electoral que asistió a la capacitación de Michigan, la Secretaria del municipio de East Bay, Susanne Courtade, no sólo planea quedarse para las elecciones de noviembre, sino que se postula para otro mandato a pesar de haber sido hostigada después de las elecciones de 2020. Dijo que enfrentó ataques contra su carácter y demandas de destitución.
«Me sentí atacada, pero también sentí que si me hacía a un lado, ellos ganaban», indicó. «Me entristece que estemos en este punto en el que tenemos que entender mejor cómo prepararnos y protegernos a nosotros mismos y a nuestros ciudadanos y trabajadores, pero me alegro de que seamos capaces de unirnos».
Incluso ahora que los secretarios se están preparando para noviembre, muchos de ellos expresaron su preocupación por lo que podrían tener que afrontar.
La semana anterior a la sesión de formación, Trump celebró un mitin a dos horas al sur, en Grand Rapids. Junto a él en el escenario había un puñado de sheriffs de condados de todo Michigan que le apoyan y que escucharon a Trump repetir afirmaciones de que los demócratas «hacen trampas en las elecciones.»
La semana pasada, un pequeño grupo de sheriffs de todo el país se reunió en Las Vegas para unir fuerzas con conocidos promotores de teorías de conspiración electoral. El grupo, que se autodenomina Asociación Constitucional de Sheriffs y Oficiales de Paz, sostiene que los sheriffs tienen un poder ilimitado y deben investigar las elecciones.
El secretario de Traverse City, Benjamin Marentette, dijo que las sesiones de formación como la de Traverse City son cruciales para garantizar la comunicación entre las oficinas electorales locales y las fuerzas del orden.
«Se puede crear esa confianza porque todos —funcionarios policiales y electorales—, el 99% de ellos están ahí por las razones correctas y con auténtico espíritu de servicio», afirmó Marentette.
Michael D. Shea, sheriff del condado de Grand Traverse, se mostró sorprendido por la vulnerabilidad de los funcionarios electorales derivadas de las exigencias asociadas a su trabajo. Shea, un republicano que está en la papeleta electoral de otoño, dijo que era comprensible tener algunas preocupaciones sobre las elecciones —en particular con el uso de la tecnología en partes del proceso de votación—, pero que confiaba en los expertos y en sus funcionarios electorales locales.
«El objetivo son unas elecciones seguras y justas», afirmó Shea, que asistió a la formación. «Y tenemos la intención de conseguirlo».