Ninguna ciudad en el mundo exhibe un proceso de recuperación en seguridad como la Ciudad de México, aún más difícil de conseguir en la relativa brevedad en el cual se registró esa transformación: cinco años.

Será más arduo el camino para la siguiente etapa de erradicación de la delincuencia. Si se permite la analogía, como en el caso de quienes nos ponemos a dieta con sobrepeso de 30 kilos y quienes lo hacemos con uno de 5, en la segunda situación tiende a ser más difícil.

En adelante, los éxitos ante la incidencia delictiva serán incluso tan meritorios o más que los previamente conseguidos aun cuando los porcentajes de decremento sean menores.

Las bases están dadas. La estrategia implementada por Claudia Sheinbaum Pardo, continuada por Martí Batres Guadarrama, llevó la alineación de una tendencia positiva en tres indicadores: incidencia delictiva de alto impacto, mejor percepción ciudadana y caída del tema de seguridad como factor prioritario de preocupación urbana.

Los delitos de alto impacto bajaron 51 por ciento entre 2019 y 2023, la percepción de seguridad mejoró 30 puntos y la inseguridad ya no es el principal problema para las y los capitalinos. Estos datos no significan la erradicación de una problemática acentuada en 2018, aunque sí revelan resultados significativos.

Este contexto plantea un gran reto para quien asuma la jefatura de Gobierno de la capital nacional a partir de octubre. Las encuestas ubican a la candidata de Morena-PT-Verde, Clara Brugada Molina, como la más segura a suceder a Batres Guadarrama.

Sus énfasis ya se acercan a los temas de mayor compromiso de involucramiento vecinal, mantenimiento de la estrategia, agregación de elementos de combate preciso al fraude y la extorsión y la dimensión contemporánea megalopolitana que dará a conocer.

Hay una visión para la construcción de seguridad interterritorial, con el reconocimiento de problemáticas comunes con las fronteras municipales del Estado de México y Morelos, así como un reconocimiento de la seguridad pública en los niveles personal, patrimonial y empresarial.

Las principales cúpulas económicas y patronales de la capital nacional han visto con agrado la posible continuidad, como también la han interpretado así diferentes comunidades, como la libanesa que este martes se reúne con Brugada.

En su proyección de seguridad, Brugada plantea, además, módulos de atención en cada barrio, duplicación de cámaras de videovigilancia hasta alcanzar 150 mil y la construcción de Utopías como metáfora de la recuperación del espacio público, del tejido social y del apoyo familiar a la integración contra vulnerabilidades.

Una movilidad mejorada —con la propuesta de ampliar la red de Cablebús y Metrobús— contribuirá en la disminución de delitos al reducir los riesgos de victimización.

La seguridad pública es un tema integral. No se trata solo de incrementar el número de policías si no hay inteligencia institucional y ciudadana, así como un proceso de bienestar y programas de atención a las condiciones generadoras de actividades delincuenciales, aquello llamado anterior y eufemísticamente recomposición del tejido social.

Las posibilidades de continuidad al 2030 se definen este 2 de junio.

Salvador Guerrero Chiprés

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Salvador Guerrero Chiprés es coordinador general del C5, ex presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Es doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex, Inglaterra; maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana y licenciado en Derecho y en Comunicación por la UNAM. Fue asesor de la Secretaría de Seguridad Pública del entonces Distrito Federal y de la Comisión Nacional de Seguridad, y Comisionado Ciudadano de Transparencia en el InfoDF.

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