El profesor emérito del CIDE, Ugo Pipitone, habló con SinEmbargo sobre su más reciente obra, “una mirada a tres pensadores políticos del pasado en busca de claves para renovar el presente y recuperar el futuro”.
Ciudad de México, 15 de marzo (SinEmbargo).– Confucio, Nizam y Maquiavelo “han condicionado el desarrollo del pensamiento político y de la práctica política hasta la actualidad”, planteó el profesor emérito del CIDE, Ugo Pipitone, con motivo de su libro El arte del Gobierno (Taurus).
“Son tres grandes pensadores del pasado que desde hace 2 mil 500 años con Confucio; mil años atrás con Nizam, y 500 años atrás con Maquiavelo, han condicionado la evolución del pensamiento político en el oriente, en el oriente lejano en China, Vietnam, Corea, Taiwán, etcétera, en el oriente próximo en Persia, Irán y en el pensamiento occidental con Maquiavelo”, expresó en entrevista.
Pipitone recordó que en 1919 cuando estalló en China un gran movimiento juvenil, de renovación de los valores tradicionales del confucianismo, el gran enemigo contra el cual combatir era, justamente, Confucio. “El Partido Comunista fue parte de ese movimiento, el Partido Comunista nació dos años después, pero fue parte de ese gran movimiento de renovación”.
“Hoy los institutos de cultura de China, que son cerca de 500 esparcidos en el mundo, ¿cómo se llaman? Se llaman Instituto Confucio, eso demuestra la permanencia del pensamiento de Confucio, incluso en un régimen que se autodeclara comunista o régimen autoritario de partido totalitario, de partido único, incluso un régimen de esta naturaleza hace propio el mensaje de Confucio”, planteó.
En el caso de Nizam al-Mulk explicó cómo su idea era que el Gobierno debería expresar en la tierra, transferir en la tierra, los preceptos religiosos. “Hoy tiene una confirmación en un régimen, incluso en un régimen teocrático en Irán”.
“Y Maquiavelo ha condicionado con sus ideas el pensamiento político occidental hasta la actualidad, digamos, una de las ideas más vitales de Maquiavelo, que desarrolla, no tanto en El Príncipe sino más bien en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, es que la fuerza de la democracia consiste en el reconocimiento de la diversidad que debe mantenerse al interior de las mismas instituciones, estas ideas con la división de poder desde Montesquieu hasta la fecha han condicionado el desarrollo del pensamiento político occidental”, expresó.
Y puntualizó: ”Todo eso muestra la vitalidad para bien o para mal, pero, digamos, la vitalidad de esas tres grandes corrientes de pensamiento hasta hoy”.
El profesor emérito del CIDE platicó cómo Confucio vivió en un período de gran turbulencia social y de inestabilidad política: “lo que hace él es buscar las claves que permitan reconstruir condiciones de paz y de estabilidad política, y su respuesta en esa búsqueda es que es necesario, es vital, es esencial restablecer el poder, la fuerza, de la tradición como clave de la estabilidad”.
“Ahora, esto evidentemente corresponde a un pensamiento que en términos modernos podríamos definir conservador y, sin embargo, Confucio ciertamente es también un conservador anómalo, digamos, Confucio no defiende las razones de la riqueza, ni tampoco las razones del poder, cuando el poder se vuelve arbitrario, en efecto Confucio reconoce la legitimidad de la sublevación de la sociedad contra un gobernante que sea injusto y arbitrario”.
Expuso cómo en la Analectas, el libro que recoge los diálogos de hace 2004 años entre Confucio y sus discípulos, hay un aforismo clave para entender esto. “Confucio dice ‘en una sociedad justa ser pobre es vergonzoso, en una sociedad injusta es vergonzoso ser ricos’”.
Por otro lado, indicó, Nizam, que era visir del sultán, dice que ‘lo más importante de la acción del Gobierno consiste en la tarea que tiene el sultán de vigilar a sus propios funcionarios, porque si esos funcionarios son corruptos pueden enriquecerse a través de abusos en contra de la población y eso terminará por deslegitimar al propio sultán’.
“Lo que está diciendo Nizam, y me parece un mensaje de gran actualidad, sobre todo hoy, mientras en el mundo hay una gran oleada de populismo, de encanto colectivo hacia al populismo, lo que estás diciendo Nizam es que no es suficiente que el gobernante sea honesto, lo importante es que la maquinaria pública, la maquinaria de la Administración Pública, los mecanismos del Estado, sean libres de tentaciones, de conflicto de intereses, de abusos varios, etcétera”.
Finalmente señaló que en Maquiavelo hay muchas cosas importantísimas, una de ellas es su relectura de la historia romana. “Maquiavelo, que por cierto odiaba, en la historia romana, odiaba a Julio César, porque fue, digamos, el personaje que interrumpió un camino de más de medio milenio de la República Romana, Maquiavelo decía ‘la estabilidad por más de medio milenio de la República Romana consistió en el hecho que a partir de algún momento, ese momento fue alrededor de 500 años antes de Cristo, a partir de ese momento se estableció en Roma la elección de los tribunos de la plebe, o sea, la elección directa de los representantes del pueblo, que representaban intereses contrarios, distintos, por lo menos, a los intereses de la aristocracia, representados en el Senado”.
“La estabilidad de las instituciones dependió, según Maquiavelo, de la, diríamos hoy, de la dialéctica, del contraste, del conflicto institucionalizado entre los tribunales de la plebe y el Senado, de este conflicto incorporado en las instituciones nace la estabilidad, la estabilidad no cae del cielo, la estabilidad, como diría la Heráclito, proviene de la discordia, o sea, de la dialéctica interna de las estructuras del Estado”, ahondó el profesor Pipitone.
Ugo Pipitone platicó que la traducción en el presente del pensamiento de esos intelectuales del pasado es muy importante por el problema que tenemos hoy es el auge del populismo y de tentaciones autoritarias de derecha o de izquierda en varias partes del mundo.
“Siempre ha habido en la historia profetas de que prometen milagros a la vuelta de la esquina, la novedad del presente es que esos profetas hoy recogen millones y millones de votos, de adhesiones, de simpatía de muchas personas, la pregunta es por qué, porque en las sociedades occidentales hay un malestar que proviene del hecho, de varios hechos, profundamente del hecho de que en las últimas décadas ha habido una tendencia a la agudización de las desigualdades sociales en gran parte del mundo”, opinó.