Juan Gedovius habló sobre su proyecto más reciente, Jack, el cazagigantes y de cómo estas historias inglesas y medievales obedecen a los mismos miedos del hombre hacia lo desconocido.
Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo).– Juan Gedovius ha dado a la vida a otro clásico de la Literatura. En este caso se trata de Jack, el cazagigantes (Alfaguara Infantil), una historia que se remonta a la época medieval en donde hay gigantes de dos cabezas, de tres cabezas, demonios, un mago y un viejo conocido del ilustrador mexicano: un dragón.
“Yo creo que es una suerte de jugarle a todos estos bichos que siempre están inmersos en este tipo de leyendas, de cuentos, o de cosas que sí existieron y no sabemos si a lo mejor por ahí están escondidos, y que bueno, al final son como reflejo de nuestros miedos, de nuestras añoranzas, porque todas estas historias medievales van de la mano de un héroe improvisado que no iba a ser héroe y al final se queda con la princesa, porque hay una princesa que siempre es como una especie de moneda de cambio, pero bueno de eso van esas historias”, expresó Gedovius en entrevista con SinEmbargo.
La historia es por demás conocida: un valiente muchacho llamado Jack que es admirado por ser el mejor cazagigantes del mundo, un título que le genera el reconocimiento entre las personas y aversión entre los más grandes y temerosos gigantes de todo tipo. Eso sí, el principal diferenciador de esta edición son los ya conocidos trazados de Gedovius, que junto Alfaguara Infantil ya ha trabajado otros clásicos como Peter Pan, Alicia en el país de las maravillas, Alicia a través del espejo y La caza del Snark.
“De repente estaban en la mira Jack y las habichuelas mágicas, que todos en Inglaterra se llaman Jack por alguna extraña razón, entonces tuvimos que decidir, mi editora, Amanda Calderón, que es quien hace también posible que todo esto fluya y que se convierta en otra cosa, y yo. Entonces aterrizamos en Jack, el cazagigantes porque aparte era así como 'bueno, ok qué se nos antoja más', porque no significa que no se vayan a hacer muchos otros que están ahí, sino que bueno, 'por cuál nos vamos'”.
—¿Y por qué este? —se le preguntó.
—Este me encantó porque se volvió un catálogo de bichos, o sea Jack y las habichuelas mágicas, por ejemplo, pues es un gran gigante que vive en unas nubes, en un castillo, que es muy interesante, y hay versiones fantásticas aparte contra las cuales vale la pena hacer una versión alternativa, pero aquí salen gigantes de dos cabezas, de tres cabezas, salen demonios, sale un mago, sale un dragón, entonces dije 'esto se me antoja mucho más para jugar a los pinceles con todos estos personajes' que si bien el pretexto son los gigantes, pero si hay dragones, hay magos, hay demonios, hay un espectro, y dije 'vámonos por aquí, está mucho más interesante'.
Juan Gedovius compartió como generalmente estamos muy acostumbrados a las historias medievales e inglesas porque nos inundan en muchas maneras: “obedecen a los mismos mitos, a los mismos miedos, siempre hay gigantes, siempre hay dragones, sobre todo si son cuentos galeses, por ejemplo, siempre hay dragones, hay esta suerte de mitos que yo creo que en ese momento eran mucho más que solo mitos, o sea, yo creo que eran realidades muy plausibles”.
Para él, en todas las poblaciones del mundo, incluidas las de México, hay relatos de gigantes, duendes, espíritus. “Ahí están y pueblan nuestras historias, nuestras fantasías, y no es extraño ir hacia el sureste y que haya quien deje dulces a los aluxes para que no hagan alguna maldad, para que te dejen entrar al bosque, en fin, hay una suerte ahí de entre respeto, gusto, interpretación de fenómenos naturales a niveles míticos y también funcionan, la lluvia, los ríos, la caída de los de los árboles, en fin, que pues es la la manera en cómo hemos interpretado en distintas partes nuestro entorno”.