Ella se había despertado alrededor de las 22:00 horas para amamantar a su hijo Naeim y volvió a dormir con él en un brazo y Wissam, la niña, en el otro. Su marido, Wissam, un jornalero de 29 años, dormía junto a ellos.
Por Wafaa Shurafa y Samy Magdy
Rafah, Franja de Gaza, 3 de marzo (AP) — Rania Abu Anza tardó 10 años y tres rondas de fertilización in vitro en quedar embarazada, pero en cuestión de segundos perdió a sus gemelos de cinco meses —un niño y una niña— en un ataque israelí en el sur de Gaza.
Un proyectil lanzado por las fuerzas de Israel impactó en la casa de su familia en la ciudad de Rafah el sábado por la noche, matando a sus hijos, a su esposo y a otros 11 familiares y dejando a otros nueve desaparecidos bajo los escombros, según sobrevivientes y funcionarios de salud locales.
Ella se había despertado alrededor de las 22:00 horas para amamantar a su hijo Naeim y volvió a dormir con él en un brazo y Wissam, la niña, en el otro. Su marido, Wissam, un jornalero de 29 años, dormía junto a ellos.
La explosión se produjo una hora y media después. La casa se vino abajo.
"Grité por mis hijos y mi marido", dijo la mujer de 29 años el domingo, al tiempo que sollozaba y acunaba una manta de bebé contra su pecho. "Estaban todos muertos. Su padre se los llevó y me dejó atrás".
Cerró los ojos, apoyó la cabeza contra el muro y acarició el bulto en un gesto tranquilizador que, por fin, tuvo oportunidad de dar.
Los ataques aéreos israelíes han impactado periódicamente viviendas familiares abarrotadas desde el inicio de la guerra en Gaza, incluso en Rafah, que Israel declaró zona segura en octubre pero que ahora es el próximo objetivo de su devastadora ofensiva terrestre.
Los ataques suelen llegar sin previo aviso, normalmente a mitad de la noche.
Israel asegura que intenta no causar daño a la población civil y culpa de sus muertes al grupo miliciano Hamás porque coloca combatientes, túneles y lanzadores de cohetes en densas zonas residenciales.
Pero las fuerzas militares israelíes rara vez comentan sobre ataques específicos, que a menudo cobran las vidas de mujeres y niños.
El domingo, el ejército no ofreció declaraciones sobre este ataque, pero afirmó que "acata el derecho internacional y toma precauciones factibles para mitigar el daño civil".
De las 14 personas asesinadas en la casa de Abu Anza, seis eran niños y cuatro mujeres, según el médico Marwan al-Hams, director del hospital al que fueron trasladados los cadáveres. Además de su marido y sus hijos, Rania también perdió a una hermana, un sobrino, una prima embarazada y otros familiares.
Hasta el sábado, la familia Abu Anza había sido relativamente afortunada. Rafah se ha librado de la inmensa destrucción del norte de Gaza y de la ciudad sureña de Jan Yunis, donde tanques y tropas terrestres israelíes han combatido con los milicianos cuadra por cuadra después de oleadas de ataques aéreos.
Rafah se encuentra en una zona cada vez más reducida de Gaza donde aún se puede entregar ayuda humanitaria.
Pero Israel ha anunciado que Rafah será el siguiente objetivo, y que los aproximadamente 1.5 millones de personas que han buscado refugio allí serán reubicados, sin decir a dónde.
"No tenemos derechos", dijo Rania. "Perdí a las personas que más quería. No quiero vivir aquí. Quiero salir de este país. Estoy harta de esta guerra".