Las grasas trans son utilizadas en productos como margarina, manteca vegetal, galletas y alimentos fritos, aunque una reforma las prohíbe desde 2023 por los daños a la salud que ocasiona, la industria de la chatarra aún las utiliza.
Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).– A cinco meses de la reforma a la Ley General de Salud que prohibió incluir grasas trans en alimentos y bebidas ultraprocesados, las empresas siguen sin mostrar voluntad para implementarla, a la par, autoridades federales no han publicado el reglamento que la industria deberá seguir para ello.
Desde el 20 de septiembre de 2023 entró en vigor el artículo 216 Bis que se adicionó a la Ley para regular el uso de las grasas trans. Ese día Ruy López Ridaura, entonces director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE), dijo que la Secretaría de Salud ya estaba trabajando en la elaboración del reglamento con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) con el objetivo de establecer cómo verificarán el cumplimiento de las empresas.
“Hasta la fecha como sociedad civil no tenemos conocimiento de que el reglamento vaya avanzando o que ya exista algún proyecto”, expuso Claudia Moreno, oficial de incidencia legislativa de Salud Justa, en entrevista para el programa En Defensa del Consumidor del Estudio B de SinEmbargo.
La abogada destacó que la reforma es clara, pero la industria de productos chatarra esperará hasta tener el reglamento aun cuando en varios países de la región ya reformularon sus recetas para no incluirlas en los alimentos, como en Perú y Argentina, donde su uso está prohibido.
Las grasas trans son utilizadas por las empresas de ultraprocesados para que sus productos duren más, se elaboran a través de un proceso en el que al aceite líquido se le añade hidrógeno, esto ayuda a que se convierta en grasa sólida, como la margarina.
A estas grasas también se les llama aceites parcialmente hidrogenados y son añadidas a productos fritos u horneados, como pasteles, galletas, donas, palomitas para microondas; también en comidas rápidas congeladas como hamburguesas, pizzas, papas fritas, helados, y en bebidas como leches altas en grasas, así como en café y té con crema.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre su consumo porque está relacionado con enfermedades cardiovasculares –la principal causa de mortalidad en el mundo–.
La OMS también calcula que cada año más de 278 mil muertes son atribuibles a la ingesta de las grasas trans de origen industrial, por ello, desde 2018 pidió eliminarlas por completo de la producción de alimentos y publicó una guía en la que invita a los gobiernos del mundo a reforzar sus políticas públicas para lograrlo. Pero en México la reforma sobre el tema que ya está vigente aún no se implementa.
“Las grasas trans obstruyen las arterias, incrementan el colesterol malo –como se le llama a los niveles altos de lipoprotenías de baja densidad (LDL)–, disminuyen el colesterol bueno y aumentan el riesgo de muerte por cualquier causa en 34 por ciento, también el de desarrollar enfermedad coronaria en 21 por ciento, y de muerte por la misma en 28 por ciento”, explicó Claudia Moreno.
¿QUÉ DICE LA LEY?
Con la adición del artículo 216 Bis a la Ley General de Salud de México quedó prohibido utilizar grasas trans en la producción de alimentos, grasas y aceites.
"Es decir, no hay aceites parcialmente hidrogenados, el proceso de hidrogenación desaparece, ningún alimento los puede contener", detalló Moreno.
Un segundo párrafo establece la limitación de que del 100 por ciento de las grasas de los alimentos, las grasas trans no pueden exceder el 2 por ciento.
La organización Salud Justa estima que, una vez implementada esta reforma, va a permitir la prevención de alrededor de 13 mil muertes anuales en el país.
“Es increíble que nuestras mamás nos hacían un sándwich pensando que era la comida más saludable que podíamos comer, cuando el pan está lleno de ácidos parcialmente hidrógenos. Esperamos que en el transcurso de este primer semestre podamos ya contar con un reglamento, que los anaqueles estén libres. [Con la implementación de la reforma] buscamos un beneficio en la salud, sobre todo del grupo vulnerable de niñas, niños y adolescentes”, agregó Claudia Moreno.