El proyecto llamado “Retrato de Tenochtitlan”, es trabajo de un grupo de expertos, especialistas, historiadores, traductores y fotógrafos quienes le dieron vida a la capital Mexica a través de recreaciones en 3D de la urbe, así como comparación –con una precisión casi de calle a calle– con la Ciudad de México en el presente, 505 años después.
Ciudad de México, 17 de febrero (SinEmbargo).– Nunca estuvo en México.
Frente a un amplio ventanal, que daban a otros edificios iguales al suyo, todos de ladrillo, a veces soleado, a veces nevado, Thomas Kole, un ingeniero en software de videojuegos en Ámsterdam, la capital de los Países Bajos, reconstruyó –sin formación sobre historia ni diseño en 3D, a lo largo de 18 meses– uno de los retratos más detallados de Tenochtitlan, tal y como era hace 500 años, poco antes de la conquista.
“No podía pensar en un mejor lugar para presentarles este trabajo”, señaló el mismo Kole esta semana, cuando presentó su proyecto en el Museo Nacional de Antropología. “Soy un aficionado de software de código abierto”.
El proyecto es llamado “Retrato de Tenochtitlan”, y es además el resultado del trabajo de un grupo de expertos, especialistas, historiadores, traductores y fotógrafos para darle vida a la capital Mexica a través de recreaciones en 3D de la urbe, así como comparación –con una precisión de calle a calle– con la Ciudad de México en el presente, 505 años después.
“Conforme avanzas, trata de imaginar el aroma del aire salado y el chile ahumado”, reza el texto que acompaña las imágenes, una treintena de representaciones en tres dimensiones de la capital mexicana en 1518, un año antes de la llegada de Hernán Cortés a sus puertas. “Escucha el sonido de la lengua náhuatl y de las canoas en los canales; percibe el canto de las aves desde los árboles, siente el calor del sol sobre tu piel. A tu alrededor, las personas se atavían con prendas de algodón. Trabajan en los campos, cocinan, comercian y ejercen sus oficios a la sombra de árboles y toldos”, recomienda el proyecto mientras pasas las imágenes del Mercado de Tlatelolco, de las vistas desde el Cerro de la Estrella y el impresionante Templo Mayor.
El interés empezó para el neerlandés en la preparatoria, cuando el libro de texto le relató, en tres páginas, la historia de las civilizaciones precolombinas, “aztecas”, incas y mayas por igual. Pero Kole vio algo más. “Son culturas muy interesantes que no reciben mucha atención en Europa, leer acerca de Tenochtitlan me permitió entender que no eran salvajes, sino que eran capaces de cosas bellas, esa fue una de las motivaciones de hacer el proyecto”, le contó a un auditorio lleno, más de 300 personas interesadas en escuchar cómo llevó a cabo el retrato de la Ciudad de México antes de la Ciudad de México.
“La ciudad siempre fue enorme”, resaltó Kole, quien también añadió que ante mexicanos y capitalinos no tenía que decirlo, pero debía. El trabajo le costó un año y medio de labores. “El resultado tenía intención de ser una exposición de fotografía virtual, la respuesta me sorprendió, por eso estoy aquí, indicó en el evento, organizado por la Secretaria de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Kole también resaltó la necesidad de que el trabajo final, el retrato que se puede consultar de forma gratuita y sin derechos reservados, sea Creative Commons. “Es importante que la educación fuera el foco del proyecto. Restringirlo no hubiera estado cool” completó.
"Las imágenes son exquisitas, uno de los trabajos más complejos fue hacer que cuadraran las calles actuales con las asequias”, explicó en septiembre Andrés Semo García, dronero y documentalista y fotógrafo que realizó las tomas “modernas” de la urbe, en entrevista con GALILEO, el programa de ciencia que se transmite todos los viernes en Estudio B, el nuevo canal de YouTube de SinEmbargo.
El texto usado por Kole se basa en sus propia investigaciones y en consultas con expertos de todo tipo del pasado mexicano. “El texto ya estaba súper elaborado, es un extraordinario investigador. Solamente había un par de detalles que sonaban bien en inglés pero que en español eran raros”, dice a SinEmbargo Rodrigo Ortega Acoltzin, quien tradujo los textos del inglés al español y del español al náhuatl, en su variante del centro de México.
En su retrato de Tenochtitlan, Kole escribe: “Para conmemorar el fin de un ciclo de 52 años, todas las hogueras de la Cuenca se apagan y se reavivan a partir de una misma fuente. A esta ceremonia se le conoce como Fuego Nuevo”. La recreación de la noche mexica es tan sorprendente como aquella hecha a plena luz del día. Si la Ciudad de México, es una gran reunión de luces vista desde el espacio, el fuego se asemeja, en su versión joven de la capital, a las imágenes modernas.
“Es una ciudad casi mítica”, argumenta el neerlandés, ‘ha sido representada muchas veces, pero nos olvidamos que gente real vivió aquí”. También se inspiró en cómo se veía la ciudad hace 100 años, con fotos de chinampas en Xochimilco. “Se vivía muy parecido hace 100 años a como hace 500, a diferencia de hace un siglo con esta época”, explicó.
Por último, Kole contó las dos principales dificultades con las que se encontró al realizar el proyecto. La fidelidad histórica fue la primera.
“Me puedo esconder detrás de qué es un proyecto don libertad artística, la necesitas porque la ciudad fue destruida y tienes que construir el rompecabezas con apenas unas cuantas piezas”, detalló.
La segunda: mantenerse motivado. “Llegar del trabajo y abrir la computadora para seguir haciendo labor es difícil, sobre todo porque me tomó un año y medio cuando pensaba que iban a ser seis meses. Además, pude haber trabajado 5 años más, pero decidí finalizarlo aquí” concluyó.
Pero todo valió la pena. El autor principal del proyecto no quiso revelar las estadísticas del sitio en estos primeros meses de lanzamiento. Pero sí destacó que al menos 10 por ciento de las visitas entraban al sitio traducido al náhuatl. “No creo que todos los que lo visiten hablen la lengua, pero sí muestra el interés por esa historia mexica”, celebró.
Como se puede apreciar en las imágenes comparativas, 500 años después, la ahora llamada Ciudad de México –durante casi un siglo fue llamada Distrito Federal– se extiende mucho más allá de lo que el islote y las chinampas que antes cubrían una parte del lago.