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Antonio María Calera-Grobet

04/02/2024 - 12:05 am

De nuevo un alce

Que SANGRE serás si así, así de nuevo un hermoso alce inmaculado: la más magnífica de las bestias.

Un charco de sangre. Foto: Margarito Pérez, Cuartoscuro

De nuevo un alce tú, que puedes, mira cómo me sale sangre de los ojos. sangre: porque nacidos guijarros (guijarros que fueron sacos, que fueron montículos, que fueron continentes y se hicieron nosotros), no somos, ahora, más que payasos. sangre: porque nacidos pelícanos (pelícanos que se tajaron y dieron de comer a otros pelícanos, que se tajaron y dieron de comer a pelícanos que se atragantaron y vomitaron sobre los otros), no somos, ahora, más que badajos. sangre: porque nacidos de noches cerradas como ésta, ni los llanos húmedos ni las aguas de los ríos a través de los bosques sosegados pueden abrirle la tráquea, el pecho, dar aire a uno, aquí, arrojado a las postrimerías del mundo. sangre: porque entumecidos, nos sabemos ordinarias bateas de sopa al centro de una mesa, sola y fría. sangre arracimada, pues, en moluscos tibios. Eso: moluscos tibios sobre el mantel de la tiricia. B e s t i a y f u e g o 1 1 [¿En espera de qué, para qué, según quién? ¿Un tiempo, una época, una era entera?] [¿Para abrir los ojos a la misma cimbra de la obra negra?] NO: Habría que hablar desde otros cerros, las más apartadas esferas, ese majestuoso concierto que va desde el mismo suelo que lame nuestros zapatos hasta la pesca astral de nuevos credos y lleva por nombre, la callada música de los planetas. Por esto te escribo, mi amigo viajero. Porque aún quedan cosas por decir, cosas que deberás pulir, aunque te sientas vino viejo. Por eso te digo: PULE. Aunque no halles siempre cómo: PULE. PULE hasta tu osamenta, deja cada hueso limpio y duro de roer: PULE. PULE porque pulir urge. PULE. Porque hay que cantar de nuevo, no como majaretas sino ciudadanos arrojados a la mera vida, no más como meros poetas HASTA TU SANGRE: PULE. sangre porque, si bien nacimos abejas, no interesa ya labor alguna, sea de zángano o de reina, ni siquiera el magno espíritu de la colmena: valemos cada vez menos por lo que somos, agua; y cada vez más por lo que seremos: piedras. sangre, digo, en los tepalcates arrumbados en los traspatios, los floreros anegados, acendrada en las más tristes cubetas de geranios, en todo aquello por lo que no brindamos. =SANGRE POR LA QUE HABRÁ QUE PLANTARSE Y AFERRARSE= =SANGRE DE DONDE BROTARÁ ORGULLOSA EL HAMBRE= ***************************************** Pero ello, mi viajero amigo, llegada a ti la negra noche, te digo. Haz que tu horda sea de salvajes. Rodéate de los que tengan hambre. No de carne = de camino. Y, cuando te hayas perdido, para: alza en tu mente una morada, prende ahí fuego a todos tus calderos, hazte de nuevo de tus pensamientos hasta bien entrada el alba: Ahí frente al espejo de ti mismo, de nuevo cantarás: SANGRE: si tú haces de mar y yo de trajinera, no habrá zozobra ni hienas. éste que ves es al que ofrezco, sus vísceras, lo que lleva por dentro. mírate: no serás más un mojón en Donostia, un pedazo de teja. SANGRE: si tú haces de mar y yo de trajinera. Dilo: SANGRE: SANGRE, SANGRE, SANGRE: si tú haces de mar y yo de trajinera. Que SANGRE serás si así, así de nuevo un hermoso alce inmaculado: la más magnífica de las bestias.

Antonio María Calera-Grobet
(México, 1973). Escritor, editor y promotor cultural. Colaborador de diversos diarios y revistas de circulación nacional. Editor de Mantarraya Ediciones. Autor de Gula. De sesos y Lengua (2011). Propietario de “Hostería La Bota”.

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