Las fortunas de Carlos Slim Helú y Germán Larrea Mota Velasco crecieron en un 70 por ciento desde el inicio de la pandemia de COVID-19, una cifra equivalente a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe
Ciudad de México, 24 de enero (SinEmbargo).– «Una sola persona concentra casi uno de cada 20 pesos de la riqueza de este país», cita la organización Oxfam México en su último informe, y se trata de Carlos Slim Helú, el hombre más rico de Latinoamérica y México.
Las ganancias de estas empresas –que se ha hecho a costa de la privatización de bienes y servicios públicos–, provocaron que se generara el mayor aumento en el costo de vida para los mexicanos entre septiembre de 2021 y septiembre de 2022 que se ha registrado en las últimas dos décadas, retoma el documento titulado «El monopolio de la desigualdad».
«Ha habido una ola de privatizaciones y de ventas de [empresas] paraestatales y de generación de concesiones que han significado la creación de una clase, digamos, de ultrarricos que se han visto beneficiados por este tipo de negocios», explicó Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México. «El problema es la concentración de esas concesiones y de los beneficios que generan a favor de una sola persona».
El conflicto no radica solamente en la repartición de concesiones y venta de empresas paraestatales que tuvo lugar desde la década de los anos 80, indicó, sino en que «los gobiernos sucesivos han mantenido un sistema que ha mantenido en propiedad de estos ultrarricos este tipo de negocios».
Esto ha consistido en una falta de regulación de concesiones y no revisar las condiciones de su renovación, fallas en la aplicación efectiva de la ley antimonopólica [Ley Federal de Competencia Económica], y una ley fiscal permisiva que no ayuda a que exista una redistribución de la riqueza, detalló Haas.
Lo anterior ha permitido que la riqueza se concentre en 14 mexicanos ultrarricos y sus familias, que tienen un valor combinado de casi 180 mil millones de dólares. De acuerdo con una gráfica de Oxfam México, a noviembre de 2023 Carlos Slim por sí sólo concentraba 4.48 por ciento de la riqueza que existe en México.
Germán Larrea Mota Velasco, en segundo lugar, concentra el 1.34 por ciento; Ricardo Salinas Pliego el 0.81 por ciento; Alejandro Baillères el 0.38 por ciento; María Asunción Aramburuzabala el 0.29 por ciento; Antonio del Valle Ruiz el 0.18 por ciento; Rufino Vigil, Carlos Hank Rhon y Juan Domingo Beckmann el 0.15 por ciento cada uno; Fernando Chico Pardo el 0.13 por ciento; Karen Virginia Beckmann el 0.10 por ciento; Roberto Hernández Ramírez el 0.08 por ciento; y David Peñaloza Alanís y Alfredo Harp Helú el 0.07 por ciento cada uno.
En tanto, los demás ricos de México –no ultrarricos– concentran el 51.67 por ciento de la riqueza del país, el 35.38 por ciento el resto de la población sin incluir a la mitad más pobre, y la mitad más pobre –casi 64 millones de personas– sólo comparten el 4.77 por ciento de la riqueza.
La permanencia de los monopolios ha permitido que los empresarios tengan la última palabra en los precios de mercado. Por ejemplo, a partir de la pandemia de COVID-19 hubo un aumento en precios relacionado con los retos que enfrentó el mercado global, pero después de que bajaran nuevamente los precios de materias primas, los precios se mantuvieron por igual en beneficio de los dueños de los negocios.
En cambio, Slim y Larrea Mota Velasco crecieron su patrimonio en un 70 por ciento en los últimos cuatro años; es decir, desde inicios de la emergencia sanitaria por SARS-CoV-2.
«Las personas ricas en México, que representan a una de cada 500 en el país y que incluyen a los ultrarricos mexicanos, concentran casi 60 de cada 100 pesos de la riqueza privada en México», remarca el informe.
PODER ECONÓMICO Y PODER POLÍTICO
El poder económico que tiene la élite empresarial del país se traduce además en poder político, lo que les permite influir en las reglas del juego de su relación con el Estado mexicano, argumenta el informe de Oxfam México, por lo que el Gobierno debe revitalizar su papel en la economía para que se genere una redistribución de la riqueza que a la par permita reducir las brechas de desigualdad, ya que en México se calcula que 36 de cada 100 personas viven en pobreza.
Entre 2003 y 2020, las arcas públicas tuvieron una disminución en la proporción de riqueza de 23.2 a 9.3 por ciento, mientras que las empresas privadas incrementaron de 18.2 a 25.2 por ciento. En tanto, la iqueza de los hogares se ha mantenido más o menos en el mismo rango, de 43 a 47 por ciento en el mismo periodo.
En los últimos años sí se han registrado avances en política social y salarias que han permitido que la proporción de la población en situación de pobreza multidimensional pasara de 41.9 a 36.3 por ciento entre 2018 y 2022, mientras que el salario mínimo ha crecido en términos reales en un 65.2 por ciento, detalla Oxfam México.
Pero hay una acotación: «esto no es suficiente cuando las reglas del juego para el resto de la población en México siguen siendo muy distintas a las que rigen a los ultrarricos».
Por este motivo, la directora ejecutiva de la organización propuso cinco ejes centrales sobre los cuales el Gobierno mexicano debe tomar acción: que las personas ganen más y de manera proporcional al trabajo que hacen, mediante una reforma laboral; regular el tema de la inflación y limitar las ganancias de las empresas; facilitar un sistema de cuidados que permita una mayor inclusión de las mujeres en el campo laboral; que los más adinerados paguen mayores impuestos; y finalmente tener un enfoque de impacto ambiental, ya que los más ricos son quienes más contaminan y explotan recursos naturales, pero no pagan las consecuencias del cambio climático.
«[Debería de haber] una supervisión adecuada, una regulación del Estado del impacto ambiental de las actividades económicas que tienen estas empresas», sumó Haas.
Si el Estado mexicano no toma acciones para la redistribución de la riqueza, podrían pasar más de dos siglos antes de que se erradique la pobreza en el país, advirtió Alexandra Haas. «Estamos a diez años de tener al primer trillonario a nivel global, pero estamos a 230 años de erradicar la pobreza, y eso sin contar el problema climático», señaló.