Un miembro del gabinete de guerra israelí planteó dudas sobre la estrategia para la liberación de los rehenes y el Primer Ministro, Benjamin Netanyahu, rechazó los llamados de Estados Unidos para suavizar su ofensiva.
Madrid/Jerusalén, 19 de enero (EuropaPress/AP).- El Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza ha elevado este viernes a cerca de 25 mil fallecidos el balance de víctimas mortales en este territorio desde el inicio de la ofensiva militar israelí el pasado 7 de octubre, en represalia a los atentados perpetrados por el grupo islamista Hamás y que dejaron unos mil 200 muertos.
El Gobierno gazatí, controlado por Hamás, tiene constancia de al menos 24 mil 762 muertos, después de sumar 142 víctimas en las últimas 24 horas. La cifra de heridos, por su parte, asciende a 62 mil 108, según este balance oficial, al que Naciones Unidas concede credibilidad.
Las autoridades locales han advertido de que hay zonas inaccesibles y, por tanto, teme que pueda haber víctimas sepultadas bajo los escombros. La situación humanitaria es también límite y más de 1.9 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares desde el inicio del conflicto, en su mayoría para refugiarse en zonas del sur que ahora están igualmente amenazadas.
LA GESTIÓN DE LA GUERRA CONTRA HAMÁS CAUSA DISCREPANCIAS
Entre las autoridades israelíes han empezado a surgir discrepancias por la gestión de la guerra contra Hamás en Gaza.
Solo un acuerdo de alto el fuego logrará la liberación de las docenas de rehenes que siguen en manos de insurgentes islamistas en Gaza y las afirmaciones de que pueden quedar libres por otros medios solo propagan "ilusiones", dijo el exjefe del ejército Gadi Eisenkot, uno de los cuatro integrantes del gabinete, en sus primeros comentarios públicos sobre el curso de la guerra.
Las declaraciones de Eisenkot el jueves en la noche fueron el ultimo indicio de desacuerdos entre los líderes políticos y militares por la dirección de la campaña israelí contra Hamás, que está en su cuarto mes.
El operativo israelí — provocado por la incursión sin precedentes de Hamás sobre el sur de Israel el 7 de octubre en la que murieron unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y unas 250 más fueron tomadas como rehenes -- ha pulverizado gran parte del sitiado enclave, donde viven unos 2.3 millones de personas. Israel dicen que en Gaza hay aún más de 130 rehenes, pero no se cree que todos sigan vivos.
La ofensiva, que es una de las campañas militares más letales y destructivas de la historia reciente, se ha cobrado la vida de cerca de 25 mil 000 palestinos, según las autoridades sanitarias de Gaza, y desplazó a más del 80 por ciento de los residentes en el pequeño territorio.
El Ministerio de Salud gazatí, controlado por Hamás, dijo el viernes que 142 personas fallecieron y otras 278 resultaron heridas en la víspera, lo que eleva el total de víctimas mortales a 24 mil 762 personas, y el de heridos a 62 mil 108.
Israel ha cortado también la entrada de comida, agua y combustible. Varias docenas de camiones con suministros básicos llegan a diario al territorio, una pequeña parte de los alrededor de 500 que lo hacían antes del conflicto. Tanto Estados Unidos como Naciones Unidas afirman que se necesita más ayuda.
El viernes se cumplió el séptimo día de bloqueo de las comunicaciones en el territorio, el más largo desde el inicio de la guerra, lo que obstaculiza la coordinación del reparto de la ayuda y las operaciones de rescate.
Estados Unidos, el principal aliado de Israel, ha proporcionado un firme respaldo militar y político a la ofensiva, pero ha incrementado los pedidos para que se suavice y se tomen medidas hacia el establecimiento de un estado palestino tras la guerra, una sugerencia que Netanyahu rechazó de forma rotunda.
Durante una conferencia de prensa televisada a todo el país el jueves, Netanyahu reiteró su oposición a una solución de dos estados, alegando que un estado palestino sería una plataforma de lanzamiento para ataques contra Israel.
Israel "debe tener el control de la seguridad sobre todo el territorio al oeste del río Jordán", afirmó el mandatario, añadiendo que "eso choca con la idea de soberanía. ¿Qué podemos hacer?".
Washington ha dicho que se debería "revitalizar" a la Autoridad Palestina, que cuenta con el reconocimiento de la comunidad internacional y gobierna zonas semiautónomas en la Cisjordania ocupada por Israel, para su regreso a Gaza. Hamás derrocó a la Autoridad Palestina en Gaza en 2007.
Los palestinos quieren Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, tres zonas capturadas por las fuerzas israelíes en la Guerra de los Seis días de 1967, para su futuro estado.
Un vocero del Presidente palestino, Mahmud Abás, que dirige la Autoridad Palestina, apuntó el jueves en la noche que "no puede haber seguridad y estabilidad en la región" sin un estado palestino.
Netanyahu y el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, sostienen que los combates continuarán hasta que se aplaste a Hamás y que solo la acción militar puede lograr la liberación de los rehenes.
Hamás quiere el final de la guerra antes de discutir las liberaciones, y ha exigido la puesta en libertad de miles de palestinos presos en Israel a cambio de los rehenes en Gaza.
Algunos han comenzado a preguntarse si los objetivos de Netanyahu son realistas, tomando en cuenta la lentitud de la ofensiva y las crecientes críticas internacionales, incluyendo las acusaciones de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia, que Israel rechaza de forma contundente.
Los contrarios a Netanyahu lo acusan de aplazar cualquier discusión sobre
los escenarios de la posguerra para evitar inminentes investigaciones sobre los fallos del Gobierno, mantener intacta a su coalición y postergar las elecciones. Los sondeos revelan que la popularidad del primer ministro, quien enfrenta un juicio por cargos de corrupción, se ha desplomado durante la guerra.
Eisenkot, cuyo hijo murió en diciembre en Gaza, dijo en declaraciones al programa de investigación Uvda de la televisora israelí Channel 12 el jueves en la noche que "los rehenes solo regresarán con vida si hay un acuerdo, ligado a una pausa significativa en los combates". Además, apuntó que las operaciones de rescate son poco probables porque los cautivos parecen estar dispersos por el territorio, muchos de ellos en túneles subterráneos.
Afirmar que los rehenes pueden quedar libres por otros medios que no sean un pacto "es propagar ilusiones", manifestó.
En una crítica poco velada a Netanyahu, Eisenkot indicó que hay que tomar decisiones estratégicas sobre la dirección de la guerra de forma urgente y que el debate sobre qué ocurrirá después debió haber comenzado inmediatamente después del inicio de la ofensiva.
Por otra parte, rechazó las sugerencias de que el ejército ha asestado un golpe decisivo a Hamás. Gallant afirmó que las tropas han desactivado la cadena de mando del grupo en el norte de Gaza — de donde a principios de semana se retiró un número notable de soldados — y que la atención se centra ahora en la mitad sur del enclave.
"Todavía no hemos alcanzado ningún logro estratégico, o más bien solo parcialmente", dijo Eisenkot. "No hemos derrocado a Hamás".
La milicia ha seguido contraatacando en toda Gaza, incluso en las zonas más devastadas, y continuó con el lanzamiento de cohetes a territorio israelí.
La violencia se ha extendido por todo Oriente Medio: grupos respaldados por Irán han atacado objetivos estadounidenses e israelíes; hay combates de baja intensidad entre Israel y la milicia libanesa Hezbollah en la frontera amenazan con derivar en una guerra total, y los rebeldes hutíes en Yemen siguen atacando la navegación internacional a pesar de los bombardeos aéreos de una coalición encabezada por Estados Unidos.