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El médico Suhaib Alhamss, director del Hospital Kuwaití en Rafah, la ciudad más sureña de la Franja de Gaza, realiza una cirugía a un paciente el jueves 11 de enero de 2024.

Los 100 días de pesadilla

CRÓNICA ¬ Suhaib apenas duerme. Lo persiguen llantos de niños y dolor de los heridos

14/01/2024 - 1:00 pm

Los rostros que ve en la ciudad también han cambiado a medida que Israel prosigue con su objetivo de destruir a Hamás. El miedo y la tensión arrugan los rasgos de sus colegas, dice Suhaib Alhamss. La sangre y el polvo ensucian los rostros de los heridos que llegan, mientras que la piel gris y cerosa, y los ojos rodeados por anillos cada vez más oscuros son las marcas de los moribundos.

Por Isabel Debre y Najib Jobain

RAFAH, Franja de Gaza (AP).— Durante algunas horas cada día o noche, el médico Suhaib Alhamss intenta dormir en el delgado colchón de un quirófano. Entra y sale de la semiconsciencia, demasiado cansado para abrir los ojos y demasiado tenso para dejarse ir. A menudo, bombardeos estruendosos hacen temblar las ventanas del hospital que dirige en el sur de la Franja de Gaza.

Pero los peores sonidos, dijo Alhamss, provienen del interior del Hospital Kuwaití: los llantos de niños pequeños sin padres y con heridas enormes. Los gritos de pánico de pacientes que al despertar se dan cuenta de que perdieron una extremidad.

La guerra entre Israel y Hamás, que comenzó hace 100 días el domingo, lo ha expuesto a él, a su personal y a la población de Gaza a una escala de violencia y horror que nunca antes habían visto. Ha dejado irreconocible su ciudad natal.

El médico Suhaib Alhamss, director del Hospital Kuwaití en Rafah, la ciudad más sureña de la Franja de Gaza, habla con pacientes afuera del departamento administrativo del nosocomio, el jueves 11 de enero de 2024.
El médico Suhaib Alhamss, director del Hospital Kuwaití en Rafah, la ciudad más sureña de la Franja de Gaza, habla con pacientes afuera del departamento administrativo del nosocomio, el jueves 11 de enero de 2024. Foto: Fatima Shbair, AP

“Este es un desastre que nos supera a todos”, dijo Alhamss, de 35 años, por teléfono entre cirugías.

Su hospital, donado y financiado por el Gobierno de Kuwait, es uno de los dos en la ciudad de Rafah. Con sólo cuatro camas de cuidados intensivos antes de la guerra, ahora recibe unos mil 500 pacientes heridos cada día y al menos 50 personas muertas para cuando llegan —adultos y niños con extremidades destrozadas por la metralla, cadáveres hechos papilla, heridas con huesos expuestos y carne destrozada.

Más de 23 mil 400 palestinos en Gaza han muerto en la guerra, según el Ministerio de Salud en la Gaza gobernada por Hamás. El recuento no distingue entre civiles y milicianos.

Israel, que montó su feroz campaña aérea y terrestre en respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel, en el que murieron mil 200 personas y otras 250 fueron secuestradas, responsabiliza al grupo de las muertes de civiles al colocar a milicianos en edificios utilizados por no combatientes.

Palestinos lloran la muerte de familiares en un bombardeo israelí sobre Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 13 de enero de 2024.
Palestinos lloran la muerte de familiares en un bombardeo israelí sobre Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 13 de enero de 2024. Foto: Fatima Shbair, AP

Para hacer espacio ante la avalancha diaria de heridos de guerra, Alhamss ha metido unas cuantas docenas de camas adicionales en la unidad de cuidados intensivos. Dejó sin nada la farmacia, que de todos modos estaba prácticamente vacía, ya que el asedio de Israel ha privado al hospital de vías intravenosas y de la mayoría de los medicamentos. A pesar de ello, el suelo está cubierto de pacientes.

“La situación está completamente fuera de control”, lamentó.

Alhamss, urólogo de formación y padre de tres hijos, ha observado horrorizado cómo su ciudad y su hospital se han transformado en el transcurso de la guerra.

Con edificios bajos de hormigón y callejones llenos de basura y repletos de hombres desempleados, Rafah, la ciudad más sureña de la Franja, ha sido durante mucho tiempo un lugar escuálido que se extiende a lo largo de la frontera con Egipto. Conocida como la capital del contrabando durante el bloqueo israelí-egipcio, tiene el único cruce fronterizo de Gaza que no conduce a Israel.

Palestinos caminan frente a edificios impactados por ataques israelíes en Ciudad de Gaza, el viernes 24 de noviembre de 2023.
Palestinos caminan frente a edificios impactados por ataques israelíes en Ciudad de Gaza, el viernes 24 de noviembre de 2023. Foto: Mohammed Hajjar, AP

Ahora es el punto álgido de una de las peores crisis humanitarias del mundo. Las torres de apartamentos han sido bombardeadas hasta ser convertidas en ruinas planas y humeantes. Las órdenes de evacuación de Israel y la creciente ofensiva han aumentado la población de Rafah de 280 mil a 1.4 millones, lo que deja a cientos de miles de palestinos desplazados hacinados en endebles tiendas de campaña que saturan las calles.

La mayoría de la gente pasa horas al día en busca de comida, espera en filas que no avanzan fuera de los centros de distribución de ayuda, y a veces, recorre kilómetros (millas) a pie para regresar con frijoles y arroz enlatados.

“Se puede ver el agotamiento, el nerviosismo y el hambre en los rostros de todos”, agregó Alhamss. “Es un lugar extraño ahora. No es la ciudad que conozco”.

Los camiones de ayuda han atravesado el paso fronterizo de Rafah con Egipto. Pero no está ni cerca de ser suficiente para satisfacer las crecientes necesidades del enclave asediado, advierten funcionarios humanitarios. A falta de equipo vital, el personal médico ha aplicado su ingenio para nuevos fines.

Soldados israelíes disparan desde el sur de Israel hacia la Franja de Gaza, en un punto cerca de la frontera Israel-Gaza, el miércoles 3 de enero de 2024.
Soldados israelíes disparan desde el sur de Israel hacia la Franja de Gaza, en un punto cerca de la frontera Israel-Gaza, el miércoles 3 de enero de 2024. Foto: Leo Correa, archivo, AP

Alhamss venda las heridas de los pacientes con sudarios.

“Cada día hay personas que mueren frente a mí porque no tengo medicinas ni ungüentos para quemaduras ni suministros para ayudarlos”, subrayó.

Está demasiado abrumado para pensar en todo lo que ha visto, pero algunas imágenes saltan inesperadamente: la mirada vacía de un menor que sobrevivió a un bombardeo que mató a toda su familia, un recién nacido rescatado del vientre de su madre muerta.

“Pienso: ‘¿Cómo seguirán? No les queda nadie en este mundo’”, dijo Alhamss. Sus pensamientos se dirigen a sus propios hijos —Jenna, de 12 años, Hala, de 8, y Hudhayfa, de 7—, quienes se refugian en el apartamento de su abuela en Rafah. Los ve una vez a la semana, los jueves, cuando acuden al hospital a darle un abrazo.

Dos mujeres palestinas lloran a sus familiares fallecidos en un bombardeo israelí sobre la Franja de Gaza, en el exterior de una morgue en Jan Yunis, el 4 de enero de 2024.
Dos mujeres palestinas lloran a sus familiares fallecidos en un bombardeo israelí sobre la Franja de Gaza, en el exterior de una morgue en Jan Yunis, el 4 de enero de 2024. Foto: Mohammed Dahman, archivo, AP

“Estoy aterrorizado por ellos”, manifestó.

Alhamss conoce a colegas médicos y enfermeras que murieron en sus casas o camino al trabajo por artillería, misiles, drones explosivos —muchos tipos de fuego entrante— y ha perdido a decenas de sus estudiantes de Medicina en la Universidad Islámica de Gaza, donde enseña, hombres y mujeres ambiciosos “a quienes les quedaba mucha vida por vivir”, dijo.

Pero el duelo es un lujo que no puede permitirse. Cuando se le pregunta cómo se siente, responde sencillamente que “es la voluntad de Dios”.

“Todos moriremos al final, ¿por qué tener miedo de ello?”, preguntó Alhamss. “No tenemos más remedio que tratar de vivir con dignidad y ayudar a quienes podamos”.

En esta imagen de archivo, policías israelíes evacuan a una mujer y a un niño de un lugar alcanzado por un cohete disparado desde Gaza, en Ashkelon, en el sur de Israel, el 7 de octubre de 2023.
En esta imagen de archivo, policías israelíes evacuan a una mujer y a un niño de un lugar alcanzado por un cohete disparado desde Gaza, en Ashkelon, en el sur de Israel, el 7 de octubre de 2023. Foto: Tsafrir Abayov, archivo, AP

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