La ciencia es un proceso de prueba y error, de ajuste, de entender el conocimiento a través de, precisamente, equivocarse. Fracasar, en la ciencia, es una oportunidad para volver con más conocimiento, con mejores herramientas.
Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo).– El programa de este viernes en GALILEO, el programa sobre ciencia de Estudio B, estuvo dedicado a la importancia de los fracasos de la ciencia y cómo estos han servido precisamente para generar avances científicos, incluida la llegada a la luna hace 50 años y los nuevos intentos por volver a nuestro satélite natural con proyectos mexicanos, además de dos casos de exitosos descubrimientos mexicanos.
Todo comenzó el lunes de esta semana que termina. La primera misión desde Latinoamérica a la Luna, diseñada y construida en el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, comenzó su viaje de 400 mil kilómetros al satélite natural de la Tierra, a bordo de la nave Peregrin, de la empresa Astrobotic, impulsada por el cohete Vulcan Centauro, que despegó de Cabo Cañaveral, Florida.
En el apartado nacional, este proyecto, conocido como misión COLMENA, permitió la formación de aproximadamente 250 jóvenes universitarios de la UNAM, y también del Instituto Politécnico Nacional. La misión está a a cargo del Laboratorio de Instrumentación Espacial, conocido como “Linx”, del ICN.
¡No estoy llorando se me metió una colmena 🤖🐝en el ojo!🤩
Después de casi 10 años de arduo trabajo de académicos y la colaboración de más de 250 estudiantes, te compartimos el momento exacto en que se confirmó el exitoso funcionamiento de #Colmena en el espacio profundo.
1/5 pic.twitter.com/2GZOG7ZQV9— Instituto de Ciencias Nucleares UNAM Oficial (@icnunam) January 11, 2024
¿Qué es la misión colmena? Se trata de un conjunto de cinco micro robots, cada uno de 12 centímetros de diámetro y una masa inferior a 60 gramos, así como un módulo de despliegue y telecomunicaciones que suman una masa total de 600 gramos. Tienen dos objetivos: el primero es estudiar, a partir de la ingeniería, los problemas a los que se enfrentan dichos artefactos en el hostil ambiente espacial y caracterizarlos.
Pero viajar por el espacio siempre es un riesgo.
Mientras se está en la tierra la magnetosfera protege a los equipos de las emisiones del Sol, pero una vez que se llega más allá de 65 mil kilómetros del planeta, la nave queda expuesta al material interplanetario, que suele ser muy agresivo para los sistemas tan diminutos como los micro robots. Y además, estas misiones dependen de muchos factores externos, y de miles de variables prácticas.
Esto ocurrió unas horas después del despeje de el módulo lunar estadounidense Peregrine, donde viaja COLMENA. El martes pasado, la empresa encargada de llevar estos materiales a la luna, Astrobotic, anunció una muy mala noticia: no podrán alunizar debido a una fuga en el propulsor.
Gustavo Medina Tanco, el encargado de COLMENA, explicó que la misión mexicana ya había sido encendida correctamente en el espacio profundo y calificó esto de “un gran hito en la misión”. Con estos resultados, la misión tiene un nivel de éxito del 75 por ciento, aunque no se consiga tener datos científicos de operación sobre el territorio lunar.
Muchas personas podrían interpretar esta misión como un fracaso, porque no llegará a la superficie de nuestro satélite cuando esperaba serlo. Pero, en la ciencia, el fracaso es una palabra muy valiosa. nunca, o quizás una vez cada millones de oportunidades, las cosas salen a la primera.
La ciencia es un proceso de prueba y error, de ajuste, de entender el conocimiento a través de, precisamente, equivocarse. Fracasar, en la ciencia, es una oportunidad para volver con más conocimiento, con mejores herramientas. El gran escritor irlandés, Samuel Becket, lo sintetizó en una frase: “Inténtalo de nuevo. Falla de nuevo. Fracasa mejor”.
La misión COLMENA, entonces, con lo que pueda realizar en los próximos días y semanas, permitirá el diseño más eficiente de la misión colmena 2, para llevar a cabo tareas científicas originalmente planeadas para la actual misión.
Update #13 for Peregrine Mission One: pic.twitter.com/boDu78hmoh
— Astrobotic (@astrobotic) January 12, 2024
En décadas anteriores, cuando también intentamos llegar a la Luna, no lo hicimos ni en la primera misión ni en la segunda. El Apolo 11 no alunizó sólo: la misión encabezada por Neil Amstrong y compañía tenía detrás cientos, miles, millones de horas de trabajo, de cálculos, de misiones anteriores. en resumen: un historial “de fracasos”.
En la ciencia, la única obligación es la de no perder el deseo de aprender. un fracaso, o un impedimento, no debe ser pretexto para dejar de intentar algo. Es por ello que COLMENA es apenas una de las misiones que la UNAM prepara para el desarrollo de equipos de investigación espacial, de las cuales la siguiente es el Nano-swai Space Weather Artificial Inteligence, un satélite que trabajará en la observación de la Tierra, para obtener información sobre el agua, la deforestación, actividad solar, partículas de rayos cósmicos y aplicaciones de astrofísica.
Estos desarrollos son parte de la estrategia de LINX para definir a México como un actor en el nuevo espacio, tanto en órbitas bajas como en la exploración lunar.
Esta apenas es una probadita.
Para 2030, además, se espera realizar otras dos misiones a la superficie lunar y, eventualmente, a un asteroide, para desarrollar tecnología que se utilice para hacer minería de metales preciosos o tierras raras que en las próximas décadas serán escasas en la Tierra.
DOS DESCUBRIMIENTOS MUY MEXICANOS
Precisamente porque fracasa seguido, la ciencia también tiene muchos logros. En apenas dos semanas del año, se han realizado dos importantes descubrimientos arqueológicos en México.
El primero se trata de un bebé de más de dos mil años. Es el resultado de las fases II y III de la temporada de campo 2023-2024 en la cueva prehistórica la Morita II, en Nuevo León, donde arqueólogos hallaron restos humanos cuya antigüedad se estima hace 2 mil 500 a 3 mil años antes del presente, los cuales se localizaron entre fragmentos de cestería, textiles y fibras que, probablemente, eran parte del fardo que los envolvía.
Durante la exploración, efectuada por la Secretaría de Cultura federal, también se localizaron utensilios y herramientas de uso doméstico-ritual. Los expertos dijeron que los restos humanos se identificaron falanges de la mano y metatarsianos de los pies, un cúbito y un húmero, varias costillas y piezas dentarias sueltas, los cuales, corresponderían a un bebé y dos adolescentes, por tratarse de huesos cortos.
Los restos humanos se descubrieron en la cámara sur de la cueva, a 1.65 metros de profundidad; es probable que hayan sido desmembrados y depositados ex profeso en aquel sector apartado de la oquedad como parte de una práctica funeraria, dieron a conocer las autoridades.
Y es que de acuerdo con las crónicas, cuando la madre fallecía durante el parto o minutos después, el infante era sacrificado y acompañaba el enterramiento a la mujer; en otros casos, por ejemplo, en un parto de gemelos, el hecho era concebido como un mal augurio, por lo que se procedía a escoger al neonato de mejores condiciones y separar al segundo para enterrarlo vivo.
Además de los restos humanos, el equipo de investigadores recuperó alrededor de mil 500 artefactos de uso ritual y doméstico, como puntas de lanza y atlatl, punzones y cantos pulidos, cuya antigüedad se estima entre 4 mil 500 a 2 mil 500 años de antigüedad. Dichos materiales se unen a los casi 30 mil restos culturales y ecofactos recuperados en la cueva la Morita II desde 2003, cuando inició el proyecto, a la fecha.
El segundo descubrimiento se dio a conocer esta semana: como parte de las labores de salvamento arqueológico que realiza el INAH en las obras del Tramo 7 del Tren Maya, especialistas localizaron una urna funeraria con la representación del dios del maíz.
Esta urna ha sido identificada como una vasija estilo Paaktzatz. El elemento fue ubicado junto a otra vasija de igual tipología, por lo que se piensa que formó parte de una ofrenda fundacional, debido a su asociación con un inmueble prehispánico.
La urna conserva aplicaciones en su cuerpo, las cuales aparentan representar el símbolo maya ik, alusivo al viento y al aliento divino. en el anverso se aprecia una pequeña figura antropomorfa elaborada al pastillaje, que alude al dios del maíz en su representación como mazorca en etapa de crecimiento.
De acuerdo con los arqueólogos que han participado en la recuperación de este bien patrimonial, imágenes similares de dicha deidad maya se tienen registradas por el INAH en figurillas de la isla de Jaina, en campeche.
En total, en el Tramo 7 de esta obra, que va de las estaciones Chetumal Aeropuerto a Escárcega, las cifras ascienden a 27 mil 941 estructuras inmuebles halladas, 334 bienes muebles, 125 mil 880 fragmentos de cerámica, 141 entierros humanos y 481 rasgos naturales.