A 30 años del levantamiento del Ejército Zapatista, las comunidades indígenas continúan su lucha y resistencia contra las persistentes violencias que las afectan y las siguen vulnerando. En el estado de Chiapas se anticipa la conmemoración del levantamiento zapatista en un contexto en el que la inseguridad ha alcanzado niveles alarmantes, agravada por la presencia del crimen organizado.
Ciudad de México, 31 de diciembre (SinEmbargo).- La madrugada del 1 de enero de 1994, México fue testigo de un acontecimiento inesperado que transformaría la historia del país. Mientras los grupos de poder, liderados por el entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari, y la oligarquía celebraban la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un tratado que acentuaría el neoliberalismo, desde la Selva Lacandona surgió un evento que resonó no sólo en México, sino en todo el mundo: el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que se alzó contra las injusticias hacia los pueblos indígenas.
Con capuchas y paliacates, habitantes indígenas del sur del país tomaron las armas en nombre de la dignidad, la justicia y la reivindicación de los derechos de los pueblos originarios. Ocuparon al menos cinco ciudades de Chiapas, incluyendo San Cristóbal de las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo y Chanal, siendo San Cristóbal de las Casas la más significativa. Declararon la guerra al Ejército federal, denunciaron la ilegitimidad de Carlos Salinas de Gortari y demandaron una transformación profunda de la sociedad mexicana.
“HOY DECIMOS ¡BASTA!, somos los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad, los desposeídos somos millones y llamamos a todos nuestros hermanos a que se sumen a este llamado como el único camino para no morir de hambre ante la ambición insaciable de una dictadura de más de 70 años encabezada por una camarilla de traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias. [...] Para evitarlo y como nuestra última esperanza, después de haber intentado todo por poner en práctica la legalidad basada en nuestra Carta Magna, recurrimos a ella, nuestra Constitución, para aplicar el Artículo 39 Constitucional que a la letra dice: «La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”, señalaban en la Primera Declaración de la Selva Lacandona emitida ese 1 de enero de 1994.
La Primera Declaración de la Selva Lacandona establecía las demandas más sentidas como tierra, trabajo, pan, salud, educación, libertad, independencia, justicia, democracia y paz. El subcomandante Marcos, con su rostro oculto tras su pasamontañas, se convirtió en su vocero y cautivó a la Nación y al ámbito internacional con comunicados poéticos y críticos, traducidos a varios idiomas y resonantes en la conciencia global.
El Gobierno federal respondió enviando tropas militares, pero la resistencia zapatista persistió durante 12 días. La presión social en ese entonces, indignada por el envío de militares a matar indígenas, provocó que el Gobierno declarara un alto al fuego unilateral el 12 de enero y las conversaciones de diálogo comenzaron el 16 de febrero y culminaron en 1996 con los acuerdos de San Andrés sobre el "Derecho y Cultura Indígena". Sin embargo, muchas de las demandas zapatistas aún esperan ser resueltas.
Han transcurrido 30 años y las comunidades indígenas siguen en lucha y resistencia. Hoy en día, el estado de Chiapas se prepara para conmemorar el levantamiento zapatista en un escenario en el que la inseguridad se ha recrudecido en su territorio frente a un actor que se ha sumado a la ola de violencias históricas que han sufrido: el crimen organizado.
"Llegamos a estos 30 años reconociendo y también buscando la justicia. Sabemos que todavía está pendiente de los acuerdos de San Andrés, el diálogo que se interrumpió en el 94 y que todavía el Gobierno lo tiene como pendiente, que más bien ninguno de los Gobiernos que han pasado les ha interesado retomar el tema o voltear a ver a las comunidades indígenas. Toda su demanda, que a través de los acuerdos de San Andrés, pusieron sobre la mesa en ese entonces, sigue siendo un tema pendiente. Por lo tanto, siguen buscando la justicia, la igualdad; siguen buscando ser escuchados, ser vistos, ser reconocidos como pueblos indígenas y así llegan los 30 años del EZLN, en estos momentos, con esa búsqueda y con esa esperanza de que algún momento alguien de las autoridades del Gobierno le interese y poderse sentar y poder retomar lo que quedó pendiente de los acuerdos de San Andrés", señaló en entrevista con SinEmbargo, Dora Robledo García, Director del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé, que ha documentado el movimiento zapatista y la lucha de los derechos humanos en Chiapas.
En su análisis, Dora Robledo destacó que persisten condiciones de explotación hacia los pueblos originarios, enfatizando la continuidad de desplazamientos, despojos, amenazas y riesgos para la vida, elementos que ya estaban presentes en 1994 y que hoy, con matices diferentes, siguen siendo una realidad. Indicó que los pueblos zapatistas siguen denunciando y resistiendo ante una violencia que ha evolucionado, especialmente con el surgimiento de nuevos grupos armados en la región.
Robledo García resaltó que los pueblos indígenas, incluyendo a los zapatistas, han avanzado en términos de autonomía, organización, educación y salud propias, fortaleciendo sus recursos a través de cooperativas. Sin embargo, esta autonomía se ve amenazada por la presencia de grupos armados, lo que obliga a las comunidades a desplazarse y abandonar tierras en peligro.
Gerardo González, académico del Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal, y testigo cercano del movimiento zapatista desde su participación en organizaciones civiles, compartió en una entrevista con SinEmbargo que es esencial reconocer cómo los cambios en la lucha zapatista han dejado su huella en la construcción de un México libre de violencia.
El académico subrayó que, a pesar de que el EZLN no ha claudicado, es necesario reconocer que su impacto en la actualidad difiere del que tenía hace tres décadas. Ante este panorama, González destacó la importancia de examinar la nueva estructura del movimiento y la urgencia imperante de infundir nueva energía a la causa zapatista.
“Hoy el EZLN en su nueva etapa, ante la situación que ha vivido de bases de apoyo que se han tenido que ir por la migración, por el tiempo, que –como a todos nos pasa– nos vamos volviendo viejos y enfermos, pues todo ese fenómeno, todos estos ciclos, pues han impactado a la lucha del EZLN. Yo no digo que claudicado, pero obviamente ya no llegan como hace 30 años. Hoy tenemos que ver en su nueva estructura y sus declaraciones, que tendrán seguramente el primero de enero, hacia dónde va esa lucha [...] Qué bueno que llegamos a este 30 aniversario. Mucha gente de la misma sociedad civil y la misma sociedad civil llega envejecida y necesitamos nuevos bríos. Necesitamos este cambio generacional en muchos sentidos: nuevas voces, que iluminen un país lleno de violencia y que requiere de esta frescura como hace 30 años se fue gestando el movimiento zapatista”, expresó.
El pasado mes de noviembre, rumbo a su trigésimo aniversario, el EZLN anunció una nueva estructura. En su “Novena Parte: La Nueva Estructura de la Autonomía Zapatista”, el último de una serie de escritos difundidos en los últimos días, el Subcomandante Moisés, vocero del movimiento, explicó que la desaparición de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) y de las Juntas de Buen Gobierno (JBG) ha dado paso a un nivel de tres órdenes de gobierno autónomo, de los cuales su base es el Gobierno Autónomo Local (GAL).
Para conmemorar los 30 años de levantamiento, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) realiza caravanas nacional e internacional hacia territorio zapatista. La movilización cuenta con la participación de 600 personas registradas, provenientes de 19 estado de la República y 20 países, para participar en la marcha hacia el sur del país.
La llamada “caravana de caravanas” inició el pasado 25 de diciembre por entidades federativas como Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Puebla, Veracruz y finalmente su llegada a Chiapas, específicamente a la localidad de San Cristóbal de las Casas, localidad donde se conmemorará el levantamiento del EZLN del 1 de enero de 1994.
Las comunidades zapatistas, marcadas por la migración forzada y los ataques a sus tierras, persisten en su lucha por la justicia, igualdad y el reconocimiento de su identidad indígena. Afrontan violencias históricas, como la colonial, capitalista, industrial y paramilitar, y ahora se ven confrontadas por una nueva forma de violencia armada perpetrada por grupos del crimen organizado, que ha desencadenado episodios violentos y el desplazamiento de miles de personas y comunidades enteras. No obstante, García Robledo destaca que la resistencia continúa a pesar de las amenazas y ataques que enfrentan.
“Hasta hoy se ha mantenido en la resistencia, a pesar de todas las dificultades que ha tenido, porque como sabemos, pues estas comunidades zapatistas han sido amenazadas, han estado sufriendo diferentes ataques diferentes amenazas por toda esta situación que, si bien años atrás venía una serie de ataques hacia estas comunidades, ahora con todo el tema de la presencia de grupos armados en todo el territorio de Chiapas, esta violencia, amenaza y este riesgo a la vida está aumentado”, abundó.
Desde la perspectiva del académico Gerardo González, el crecimiento del narcotráfico ha sido un fenómeno en desarrollo desde los años 70, y aunque el EZLN logró controlarlo y limitarlo en sus primeras etapas, a medida que el EZLN se consolidó como una fuerza política autónoma y emprendió su propio camino hacia la autonomía, el narcotráfico experimentó un crecimiento notable en diversas regiones, especialmente en la selva, las pistas de aterrizaje y las zonas fronterizas.
"Me parece que no vimos, no solamente al EZLN, sino también a otros actores. No vimos que estaba creciendo un hongo en la entidad, cada vez más fuerte, que era el narcotráfico. [...] La migración, las fronteras porosas, entre otros factores, pues tenemos el crecimiento del crimen organizado, algo a lo que no le dimos mucha importancia, y que, sobre todo, ya existía antes del 94; viene creciendo lentamente, desde mi análisis desde los años 70. El EZLN, de alguna manera, lo controla, lo limita; pero a medida que el EZLN se convierte en esa fuerza política y hace su propio camino autonómico, crece el narco en las regiones, sobre todo en la selva, pistas de aterrizaje y en la frontera. Desde hace más de 2 años, tenemos una violencia que, para mí, en ese momento es imparable por el crecimiento que tiene, porque ya no solamente afecta a la selva o la frontera, es toda la región", detalló.
Chiapas en este año ha estado en los titulares de noticias y se ha caracterizado por un recrudecimiento de la violencia, la cual, se ha reflejado en las cifras oficiales de homicidios dolosos, ya que el número de víctimas de homicidio reportados en Chiapas de enero a octubre de 2023, que se sitúa en 464, creció doloso creció 31.81 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior, que acumuló 352 casos.
Además, otros indicadores muestran las consecuencias de la violencia que enfrenta Chiapas. El informe “Chiapas un desastre, entre la violencia criminal y la complicidad del Estado”, del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), reveló que, en la región, al menos 16 mil 755 personas fueron desplazadas en Chiapas desde 2010 hasta 2022.
"La disputa del crimen organizado por distintos tipos de mercados ha llegado ya hasta San Cristóbal, Tapachula y prácticamente todo Chiapas está en esa pugna entre varios cárteles, pero dos de ellos ya están disputando directamente el control del territorio: el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación", detalló el sociólogo Raúl Romero, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La violencia ha crecido de tal forma que el 1 de junio el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el EZLN, advertía, en un comunicado respaldado por 800 organizaciones, que "Chiapas está al filo de la guerra civil con paramilitares y sicarios de los diversos cárteles que se disputan la plaza y grupos de autodefensas, con la complicidad activa o pasiva de los gobiernos de Rutilio Escandón Cadenas (Gobernador del estado) y (el Presidente) Andrés Manuel López Obrador".
Aunado a ello, el pasado mes de noviembre, el EZLN anunció una reorganización de su estructura para "aumentar la defensa y seguridad de los poblados y de la madre tierra en caso de agresiones, ataques, epidemias, invasión de empresas depredadoras de la naturaleza, ocupaciones militares parciales o totales, catástrofes naturales y guerras nucleares".
Ante la interrogante de si las condiciones que vive Chiapas están dadas para otro levantamiento o una guerra civil, de la que ya se ha alertado, Dora Robledo, del Frayba, indicó que la respuesta no debe limitarse solo a las comunidades zapatistas, sino que toda la sociedad civil tiene un papel crucial en analizar y ponerle nombre a la situación que se vive en Chiapas. No obstante, describió que la situación es una guerra debido a la presencia del crimen organizado y grupos armados en los últimos años.
Robledo García comentó que la sociedad civil, al documentar y atender casos de violencia, percibe la posibilidad de que la situación se agrave hasta desencadenar un conflicto interno.