Carlos A. Pérez Ricart
28/12/2023 - 12:04 am
2023, cuando el fentanilo llegó a México
Todavía no tenemos todas las piezas para armar la fotografía completa de la crisis del fentanilo en México. No hay encuestas de consumo (la última Encuesta Nacional data del 2017) y el Gobierno federal mantiene, contra toda evidencia, la narrativa de que en el país no sólo no se sintetiza la sustancia, sino que tampoco se consume.
El 2023 será recordado en México como el año en que el fentanilo dejó de ser una mera nota al pie en artículos académicos para convertirse en titular de periódicos nacionales.
Nos habíamos acostumbrado a hablar de la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Como si de una tradición se tratara, al final de cada año, en automático, registrábamos la nueva cifra de muertos en ese país como consecuencia del consumo de opiáceos sintéticos. En 2021 fueron 80 mil, la inmensa mayoría de fentanilo. Casi todos hombres de comunidades vulnerables. En México recibíamos los números con compasión, quizás tristeza, pero nunca como exhortación. El aviso del peligro que golpeaba nuestra puerta.
Todavía no tenemos todas las piezas para armar la fotografía completa de la crisis del fentanilo en México. No hay encuestas de consumo (la última Encuesta Nacional data del 2017) y el Gobierno federal mantiene, contra toda evidencia, la narrativa de que en el país no sólo no se sintetiza la sustancia, sino que tampoco se consume. Los números oficiales son inverosímiles: para 2022, la Secretaría de Salud, a través de su Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, registró 333 casos de demanda de atención por uso de fentanilo. A la luz de los datos que siguen en este texto, se trata de una cifra imposible de tomar en serio.
A pesar de los puntos ciegos, sí tenemos los fragmentos suficientes para armar la parte central de la fotografía y afirmar, con poco espacio para la duda, que la crisis del fentanilo aterrizó en México sin mayores resistencias. Aquí algunos elementos:
Una investigación liderada este año por el director del Servicio Médico Forense de Baja California encontró que el 23 por ciento de los mil 100 cuerpos enviados a la morgue de Mexicali dieron positivo a fentanilo [1]. En Tijuana se realizó la misma investigación. Entre marzo y agosto se examinaron 503 cuerpos, 338 dieron positivo a alguna droga y, de ese total, 82 dieron positivo a fentanilo [2]. Por lo costoso de estos estudios, es posible que estos exámenes no puedan replicarse cada año ni realizarse en el resto de las ciudades fronterizas del país.
Hace tiempo que sabíamos que el norte del país, y Tijuana en particular, enfrentaba un serio problema de consumo de fentanilo. Un estudio de 2019 mostró que gran parte de la heroína consumida en esa ciudad estaba contaminada con fentanilo. En concreto, examinó 59 dosis provistas voluntariamente en un centro de prevención. Para sorpresa de nadie, 55 resultaron contaminadas con fentanilo [3]. Otro estudio de 2022, basado en trabajo etnográfico realizado con personas que se inyectan drogas, confirmó el alto grado de contaminación en la metanfetamina y heroína que circula en Tijuana [4]. Con el tiempo, la situación en la ciudad parece haber cambiado para peor. Así lo registró la Cruz Roja de Tijuana que atendió más de 600 casos de sobredosis de opioides en 2022 y que sólo en “mayo de 2023 rompió récord, con 96 casos en un solo mes” [5]. La escalada es vertiginosa.
Más piezas de una fotografía que deja entrever las siluetas de sus protagonistas: una investigación de Los Ángeles Times publicada este año mostró que farmacias en ciudades del Norte del país (Tijuana, Cabo San Lucas y San José del Cabo) vendían medicamentos contra el dolor (oxycodone, percocet y adderall) mezclados con heroína, metanfetaminas o fentanilo [6]. Las farmacias abrían siete días a la semana las 24 horas del día. El estudio sólo revisó un puñado de las más de 30 mil que existen en México [7].
Por último, un estudio publicado este mes en la revista Harm Reduction Journal confirma lo que ya sospechábamos: el fentanilo cruzó el país para llegar a la zona centro [8]. El trabajo analizó muestras de cocaína y MDMA provistas voluntariamente a los investigadores por público de un festival de música cercano a la Ciudad de México celebrado en 2021. ¿Los resultados? Más de la mitad de las muestras de MDMA (14 de 22) y la mitad de las muestras de cocaína (dos de cuatro) dieron positivo a fentanilo. Los números, insisto, son de 2021. Es probable que un estudio hecho hoy arrojaría resultados aún más extremos.
A pesar de que no contar con encuestas nacionales y de carecer de información sistematizada, la evidencia apunta a que la crisis del fentanilo ha llegado a México. El misterio reside en la incógnita del tamaño del peligro. Lo que es claro, y que ha sido diagnosticado en exceso, es que el prohibicionismo moralista no puede ni debe ser la solución. Sólo una extensa política de reducción de daños podrá enfrentar el problema en toda su complejidad. El proceso electoral de 2024 ofrece una buena oportunidad para hablar del tema sin los anacronismos a los que nos tiene acostumbrado Palacio Nacional [9]. ¿Cuántas advertencias más necesitaremos?
[1] Kate Linthicum, Keri Blakinger, Connor Sheets, “México dice que no tiene un problema de fentanilo. Nuevos datos revelan una epidemia oculta”, Los Ángeles Times, 10 de julio de 2023. Disponible en: https://www.latimes.com/espanol/mexico/articulo/2023-07-10/mexico-dice-que-no-tiene-un-problema-de-fentanilo-nuevos-datos-revelan-una-epidemia-ocultaLos contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.
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