Alejandro Calvillo
23/12/2023 - 12:05 am
La distopía de los consumidores aterrados
El impacto persuasivo de la publicidad toma otra dimensión con su aplicación digital y este experimento lo comprueba. Se trata de la publicidad en calle, en radio, en las redes y en las pantallas del vehículo, invadiendo los espacios públicos y privados.
Cuando hablamos del impacto de la publicidad en nuestras elecciones y de la necesidad de regularla, es común que se nos ataquen con el argumento de que nosotros elegimos, que nadie nos pone un arma en la cabeza para hacerlo, que los padres eligen lo que sus hijos consumen. Toda esta narrativa se dirige únicamente a mantener el estado actual de las cosas que permite a las grandes corporaciones determinar lo que consumimos bajo el engaño asumido de que consumimos lo que queremos y que la publicidad solamente nos ofrece opciones para elegir. Se trata de una narrativa que busca mantener las ganancias sin cuestionamientos a quienes dirigen el consumo, en fin, mantener el estado en crisis de la salud de la población y la destrucción del planeta.
Todo queda demostrado en un excelente experimento calificado como aterrador por los propios participantes. Ocho jóvenes australianos fueron invitados a participar en un experimento social sin saber en qué consistía. Los ocho jóvenes fueron conducidos, en diferentes momentos, a un restaurante donde el menú tenía 50 opciones diferentes. No sabían que el experimento estaba ocurriendo en ese momento, por lo que, podrían suponer que el experimento vendría después. Al entrar al restaurante se les dio un sobre cerrado y se les pidió no abrirlo hasta que se les indicara.
Los ocho jóvenes eligieron el mismo platillo, “triple dipped chicken”. Una vez que eligieron el platillo, se les pidió abrir el sobre donde venía el nombre del platillo que seleccionaron: “triple dipped chicken”. La reacción de incredulidad de que se hubiera previsto que platillo seleccionarían en el menú que tenía 50 opciones quedó registrado en un video del cual ponemos la liga más adelante.
Se preguntaron, ¿cómo había ocurrido esto? Los diseñadores del estudio les explicaron que habían aplicado las técnicas publicitarias de la industria de alimentos para inducirlos, con gran éxito, a que eligieran ese platillo. Les informaron que habían usado sus datos para hacerles llegar imágenes a través de las redes a sus teléfonos móviles del “triple dipped chicken”. Era a través de una foto de un muy conocido influencer, Antony Danyluk, comiendo ese platillo, con un mensaje positivo sobre ese producto.
Les mostraron como el producto, el “triple dipped chicken”, apareció en imágenes en la pantalla del taxi que los llevo al restaurante, comentándoles que también escucharon anuncios en la radio cuando se transportaban en ese vehículo. Además, les mostraron fotos de unos carteles con la imagen de un plato con el “triple dipped chicken” sobre un muro que se encontraba en el camino de cada participante, es decir, carteles a los que habían expuesto.
La estrategia de publicidad intrusiva seguida por la industria de alimentos y bebidas, reproducida en este experimento social había sido 100 por ciento efectiva induciendo a que ocho jóvenes pidieran el mismo platillo en un menú que presentaba 50 opciones. Los hechos generaron sorpresa y malestar entre los jóvenes al tomar consciencia de cómo habían sido inducidos, manipulados.
Los jóvenes, en su mayoría, no tenían consciencia de la publicidad a la que se habían expuesto. No recordaron, al elegir el platillo, que se habían expuesto a su publicidad. Una de ellas declaró: “el hecho de que no me diera cuenta, pero lo tenía en mi cabeza, es aterrador”, otro de ellos, simplemente dijo: “me asusta”.
El experimento fue realizado por la iniciativa BiteBack2030 y el video que lo registra está disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=TLf2gOrL1iM
El impacto persuasivo de la publicidad toma otra dimensión con su aplicación digital y este experimento lo comprueba. Se trata de la publicidad en calle, en radio, en las redes y en las pantallas del vehículo, invadiendo los espacios públicos y privados. El experimento no incorporó técnicas que hoy en día se están utilizando para que la publicidad sea aún más persuasiva, como el uso de la inteligencia artificial y la publicidad personalizada de acuerdo a los algoritmos.
Planteamos en la entrega anterior a SinEmbargo el caso de la captura de la navidad y sus símbolos por Coca-Cola y el impacto que esto puede tener sobre la población, especialmente sobre las niñas y niños. ¿Podrán esas familias que han salido a presenciar la caravana navideña de Coca-Cola, con Santa Claus bebiendo Coca-Cola, con los árboles de navidad con esferas de la refresquera, ¿podrán pasar la navidad sin tener sobre la mesa la gran botella de Coca-Cola? ¿Qué significa esto? Esto es tan sólo un ejemplo, ¿qué pasa con los deportes, los estadios, los conciertos para los jóvenes, dominados por las refresqueras y las cerveceras? Puede resumirse en lo que comentó uno de los jóvenes australianos al darse cuenta cómo la publicidad lo había inducido sin tener consciencia de ello: “nos están llevando a cosas que no son buenas para nosotros”.
Frente al impacto de la publicidad depredadora y sus nuevas formas, se diseñan y aprueban regulaciones, se unen investigadores, académicos, organizaciones, organismos internacionales, legisladores y funcionarios para regularla, limitarla, para defender el bien público, empezando por la infancia. Sin embargo, el poder económico y, por lo tanto, político de estas corporaciones es el principal obstáculo para el bienestar social y el cuidado ambiental.
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