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Diego Petersen Farah

15/12/2023 - 12:03 am

Desaparecidos y la mezquindad de Narciso

«El problema es que cada mes en promedio se suman más de mil 800 denuncias por desaparición. De eso no habló el presidente López Obrador».

«Los números mañosamente manipulados en la Mañanera no cambian un ápice la realidad de decenas de miles de familias rotas por la desaparición de alguno de sus miembros». Foto: Moisés Pablo Nava, Cuartoscuro.

En una confesión, no por involuntaria menos significativa, el presidente se desnudó y expresó la verdadera razón por la que puso a toda la Secretaría de Gobernación a combatir estadísticamente el fenómeno de la desaparición de personas. No le importan las madres buscadoras, ni el dolor de las familias, lo único que le importa es su ego. ¿Cómo que hay más desaparecidos en mi sexenio que en el de Calderón?

No sólo hay más desaparecidos, hay el triple de asesinatos sexenio contra sexenio. Calderón desató la guerra; a Peña Nieto se le fue de las manos y López Obrador no ha hecho sino administrarla porque no ha podido, o no ha querido, combatir al crimen organizado. Se ha dedicado a administrar discursivamente la violencia y eso es exactamente lo que está haciendo con los desaparecidos.

Dicen que encontraron a 16 mil de junio a la fecha, como si fuera un gran triunfo. Son exactamente los mismos que encontraron en la Comisión Nacional de Búsqueda de febrero a junio.  Esto es, en promedio, en lo que va del sexenio, se encuentran 1,338 personas con reporte de desaparecidos cada mes, 250 de ellas sin vida. El problema es que cada mes en promedio se suman más de mil 800 denuncias por desaparición. De eso no habló el presidente López Obrador, ni la secretaria María Luisa Alcalde, ni el jefe de gobierno Martí Batres.

La búsqueda de personas desaparecidas es una actividad compleja y delicada. Por supuesto que hay personas que desaparecen por su voluntad y otras que van y vuelven y nunca informan de su regreso. Pero esos no son el problema, sino los que efectivamente son levantados por el crimen organizado, sea con fines de trata -mujeres llevadas a la prostitución, jóvenes convertidos en sicarios o empleados en trabajos forzados- sea por razones de control territorial -eliminación de enemigos o las llamadas “limpias. Los periodistas e investigadores sociales que han hecho trabajo de campo coinciden en que el verdadero problema es el subregistro de personas desaparecida, es decir, hay muchas más personas desaparecidas que las que se denuncian y son muchas más las que están muertas en este país minado de fosas clandestinas.

Los números mañosamente manipulados en la Mañanera no cambian un ápice la realidad de decenas de miles de familias rotas por la desaparición de alguno de sus miembros. Ojalá de verdad fueran menos los desaparecidos, porque uno solo debería ser suficiente para poner los pelos de punta, pero desgraciadamente no es así.

La mezquindad se ha instalado en Palacio de Gobierno. El presidente no tiene ojos ni oídos para las víctimas porque Narciso solo tiene ojos para sí mismo y su imagen reflejada en las encuestas de popularidad. Mientras en su cabeza complotan los conservadores, en el México real el crimen organizado manda en el territorio, asesina y desaparece a voluntad.

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