Francisco Ortiz Pinchetti
08/12/2023 - 12:04 am
El reto de Xóchitl
Lo que nos indican hasta ahora los sondeos de opinión confiables es que la disputa del 2 de junio de 2024 será muy cerrada.
Luego del fracasado intento presidencial de dividir el voto opositor con la participación del emecista gobernador de Nuevo León Samuel García, la contienda por la Presidencia de la República se perfila definitivamente entre dos. Y la publicación de las encuestas de Reforma y El Financiero, dos de las mediciones más serias y confiables, marcan en el pre arranque una clara ventaja de la precandidata única del oficialismo sobre la aspirante única del Frente Amplio opositor.
El promedio de ambos sondeos --en los que aparece todavía el hoy retirado candidato del Movimiento Ciudadano-- arroja una diferencia de 20 puntos entre Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz, a favor de la primera.
Digamos que eso es lo que tenemos de cierto, lejos de las especulaciones y las encuestas “patito” que daban a la abanderada morenista una ventaja absurda de 40 y hasta cincuenta puntos y también de otras mediciones poco conocidas que, por el contrario, reducen esa diferencia a entre el 11 y el 15 por ciento.
La ventaja entre las candidatas no candidatas es sólida, sin duda. De ninguna manera, sin embargo, puede considerarse definitiva, como quisieran los partidarios y voceros de la autollamada Cuarta Transformación (4T), que se han empeñado en las últimas semanas en difundir esa suposición como cierta. La intención es obvia: desalentar a los partidarios de Xóchitl para que den por perdida la causa y no acudan a votar. “Se desinfló”, pregonan.
Lo que nos indican hasta ahora los sondeos de opinión confiables es que la disputa del 2 de junio de 2024 será muy cerrada. Y eso lo saben en Palacio Nacional, desde donde se alentó por eso mismo la participación electoral del joven y carismático mandatario neolonés.
Un examen más minucioso de los resultados de las mencionadas encuestas nos lleva a encontrar datos interesantes. Por ejemplo, en el caso de la de Reforma, vemos que un 49 por ciento de los encuestados –la mitad-- considera que el resultado es todavía incierto y la oposición aún puede ganar.
Un 47 por ciento del total de entrevistados considera que Claudia mantiene la ventaja porque tiene el respaldo de López Obrador, (que es quien sigue tomando las decisiones en Morena, según el 60 por ciento), mientras que sólo un 34 por ciento (tres de cada diez) la considera una buena candidata. Dieciocho de cada 100 dijeron no conocer a la precandidata morenista; 33 de cada cien, casi el doble, no conocen a la ex senadora hidalguense, que obviamente puede en consecuencia crecer más que su adversaria.
En la encuesta de El Financiero, la “incertidumbre” sobre el resultado de la elección creció siete puntos en un mes. Actualmente, un 36 por ciento de los entrevistados consideran “incierto” quién vencerá. El 23 por ciento cree que la elección presidencial la ganará Morena, pero que va a estar competido. Ojo.
Un dato fundamental es que aunque Andrés Manuel está de lleno en la contienda, ilegalmente, su nombre no estará en la boleta de votación.
Hay que considerar además que todavía no estamos en la campaña presidencial. El actual periodo, la precampaña, debiera normal y legalmente estar dedicado a la selección interna de los candidatos de cada partido. La contienda formal iniciará apenas en marzo próximo y durará tres meses. Tiempo entonces hay.
Por lo demás, me ha tocado en medio siglo de actividad reporteril ser testigo de hazañas mayores. En el 2000, Vicente Fox Quesada inició su tarea proselitista con un nivel de conocimiento de apenas 11 por ciento en el país. Arrancó su campaña con una desventaja promedio de encuestas de 34 puntos con relación a su rival priista, Francisco Labastida Ochoa. Se predecesor, el también priista presidente Ernesto Zedillo Ponce de León tenía una aprobación del 67 por ciento entre los mexicanos. Y el entonces candidato del PAN ganó, con casi siete puntos de ventaja.
No me parece que el grandote con botas, cuya campaña cubrí de principio a fin, haya sido mejor candidato que Xóchitl Gálvez. Era, sÍ, un tipo carismático, ocurrente, irreverente, atrevido, pero muy ignorante y atrabancado. Ella es una mujer fresca, ocurrente, carismática también, pero mucho más preparada y certera. Si bien es cierto que carga con las culpas de los partidos que la apoyan, que no son pocas, también lo es que cuenta con la estructura partidista indispensable para montar una campaña. Y el respaldo evidente de las organizaciones de la sociedad civil, que es sin duda su mayor capital y que puede ser la diferencia crucial.
Empezar con un 25 por ciento de la intención del voto, según Reforma, o el 31 por ciento, según El Financiero, no es poca cosa. Estamos a seis meses de distancia del día de las elecciones. Revisemos los casos del propio Fox Quesada, de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, de Felipe Calderón Hinojosa, del propio Andrés Manuel.
Otro dato interesante: Xóchitl salvó ya la “campaña negra” que desató contra ella el Presidente, apenas asomó como posible candidata de la oposición. Las acusaciones sobre irregularidades en sus empresas y la casa donde vive se diluyeron por su falta de sustento. Y la aguerrida hidalguense quedó blindada. Claudia tiene en cambio algunos “cadáveres en el closet”, como insinuara su correligionario Ricardo Monreal Ávila, que pudieran aparecer durante la contienda. La tragedia de la línea 12 del Metro, con sus 26 muertos, por ejemplo, no ha sido esclarecida. Tampoco se han zanjado sus desencuentros con colectivos feministas a los que acusó de ser “profundamente racistas y clasistas”.
El reto de Xóchitl, sin embargo, no es menor. Ella y su equipo de campaña deberán enfrentar no a una rival experimentada pero desabrida y gris, que no hace más que repetir los dichos, las ideas y las ocurrencias de su patrón. Tendrán frente a sí, lo tienen ya, todo el aparato y los recursos del Estado mexicano, encabezado por el mismísimo Presidente de la República, el jefe de la campaña morenista. Y secundado por los 23 gobernadores de la “4T” en el país.
Su desafío central será levantar el ánimo ciudadano y lograr una alta participación en las urnas, superior al 65 por ciento. Eso es crucial: así, la votación a su favor podrá superar el sufragio corporativo oficial y el voto cautivo a través de los programas sociales. Y créanme que tiene con qué superarlo. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
ROSARIO. Con la ratificación de un tribunal colegiado de la sentencia absolutoria a favor de Rosario Robles Berlanga culmina un caso emblemático de la forma en que el actual gobierno utiliza la Ley para fines políticos y venganzas personales. Tres años estuvo en la cárcel la exsecretaria de Desarrollo Social, ahora se confirma, sin ser culpable. Tres largos, infames años.
@fopinchetti
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