El doctor de origen japonés Hiromi Shinya, conocido por sus avances en el campo de la cirugía colonoscópica, defiende la teoría de que el cuerpo está diseñado para curarse a sí mismo siempre y cuando siga ciertas pautas y consejos dietéticos para mantener limpio su sistema gastrointestinal. Así, cualquier persona, sin importar su predisposición genética, sería capaz de ayudar a su organismo a evitar padecimientos tales como males cardíacos, obesidad, fibromas, estreñimiento, síndrome de colon irritable, enfermedad de Crohn, apnea del sueño y enfermedades autoinmunes.
¿Qué es, entonces, lo que se debe hacer para mantener buenas características intestinales? El Dr. Shinya lo resume en una palabra: enzimas. Enzima es el término genérico que se utiliza para una proteína catalizadora que se forma dentro de las células de los seres vivos y forman parte de todas las actividades necesarias para mantener la vida, como en la síntesis, la descomposición, el transporte, la excreción, la desintoxicación y el abastecimiento de energía.
La función de las enzimas digestivas es acelerar las reacciones bioquímicas de los alimentos en nuestro cuerpo. Son específicas para cada tipo de nutriente y sin ellas la digestión no ocurriría. Así, existen aproximadamente de 20 tipos de enzimas clasificadas en 3 grupos principales:
A estos hechos científicos, en su libro La enzima prodigiosa, el Dr. Shinya propone incorporar su teoría, la cual señala que existe una enzima madre que determina la duración de nuestras vidas y que tiene la capacidad de convertirse en cualquier tipo de enzima específica como respuesta a una necesidad particular del organismo. Además, da origen a más de 5 mil enzimas especializadas que desempeñan diferentes funciones en el cuerpo humano. Por tanto, la salud “depende de qué tan bien se mantengan –en lugar de agotarlas- las enzimas madre del organismo”.
Uno de los pasos a seguir es evitar los radicales libres, ya que éstos consumen a las enzimas. Sin embargo, todo nuestro ambiente de la vida moderna está plagado de elementos que los generan: el estrés, la contaminación del aire, los rayos ultravioleta, las ondas electromagnéticas, las infecciones virales o bacteriales y la exposición a los rayos.
Además, beber, fumar, consumir alimentos con aditivos, alimentos oxidados y medicamentos también origina radicales libres dañinos, los cuales aumentan las posibilidades de contraer enfermedades. La única manera de salvar a las enzimas es crear en el cuerpo un ambiente intestinal que produzca bacterias “buenas” que, a su vez, produzcan enzimas antioxidantes.
Un descubrimiento que el Dr. Shinya utiliza para ilustrar el efecto de los malos hábitos alimenticios en la salud es el de sus pacientes mujeres que han padecido cáncer de pecho. El común denominador entre ellas es que “les encanta beber café, comen con frecuencia productos lácteos como la leche, el queso, el yogurt y tienen una dieta principalmente formada por carne roja”. Al parecer, la causa de la enfermedad fibroquística es, en efecto, la combinación de productos lácteos y carne. De hecho, mucha gente que lleva este tipo de dieta, aunque no padezcan de cáncer de mama, sus pechos se sienten quísticos.
Lo que ocurre aquí es que la capacidad de digerir y absorber nutrientes se va deteriorando y daña el ambiente intestinal. De esta forma, las bacterias buenas desaparecen, las intermedias comienzan a mutar a bacterias malas y éstas ocasionan que el cuerpo no pueda neutralizar a los radicales libres. La facultad digestiva se deteriora, los alimentos no digeridos empiezan a pudrirse en los intestinos y, al usar estos alimentos en descomposición para nutrirse, las bacterias malas comienzan a producir muchos gases tóxicos. El resultado final es que el cuerpo no puede detener los efectos nocivos de los radicales libres y las paredes intestinales son destruidas por los mismos dando lugar a pólipos y cáncer.
Afortunadamente, este ciclo es reversible si, a tiempo, se pone atención a la dieta y al estilo de vida. Acciones pequeñas como comer un poco de carne de vez en cuando y beber alcohol una vez al mes pueden compensar los espacios ocasionales para que te puedas dar estos lujos sin afectar a tus enzimas madre.
Si bien es poco fácil cambiar los hábitos alimenticios y los gustos habituales al paladar, el Dr. Shinya – que también es médico personal de la familia real japonesa y Jefe de la Unidad de Endoscopía Quirúrgica del Centro Médico Beth Israel en Nueva York- sugiere instituir una medicina preventiva que incluya un conocimiento adecuado de las dietas y que sea parte pilar dentro de una educación integral del individuo en lo intelectual, físico y espiritual. Para ello, ha tomado la batuta y te sugiere seguir los siguientes consejos para que aumentes tu vitalidad y evites enfermedades crónicas: