El oráculo de las nubes

22/11/2023 - 12:04 am
“Críptica tertulia”. Pintura: Tomás Javier Calvillo Unna.

I
Aquella nube
fue testigo de la guerra,
en su vientre lleva aún el dolor.

Los ejércitos esperan
la invasión de la lluvia,
más allá de las laderas.

A orillas de nuestro camino
se levantan las trincheras,
avanzamos en silencio.
No hay manera
de nombrar lo que vemos.

Se escucha el sombrío murmullo
de quienes se adelantaron.
El cúmulo de nubes
sobre nuestros hombros;
estallan los temores
en los costados del atardecer:
el infierno
que algunos insisten en invocar;
los bonos del miedo
al mejor postor.
Las tribulaciones desbordadas
al perder el ritmo de la respiración.

La gratitud olvidada
del sobreviviente.

II
La emboscada
surge con la razón atropellada
en el ajuste de cuentas;
agazapada espera el momento
para arrojar la lanza inmisericorde,
una curva, sin destino,
mutila la historia.

Es una espiral de humo,
una pluma de ave
que se retira
y se pierde
tras las siluetas
de las montañas rojas del desierto.

III
La espina dorsal del día
en el cuerpo de la noche;
el tatuaje que nos evoca
la nostalgia de su lumbre;
críptica tertulia
de una antiquísima sabiduría.

La compasión con uno mismo
es la bisagra:
solo quien ha estado
en medio de la tormenta,
de los vendavales de la sin razón,
sabe que no hay respuestas,
ni preguntas.
Es el intersticio,
ahí el orgullo
es una vestimenta del vacío;
una jugada instintiva;
el desgarramiento, su face teatral,
momentáneo como método de impacto,
es un paso más
en la nada escrita
como incertidumbre.

IV

La ignorancia
es la mejor aliada del miedo;
en la era de lo volátil,
la carencia de consistencia,
sus cifras desatendidas de la conducta,
la seducción del crimen
en la versátil irresponsabilidad colectiva.

Ante el acertijo de las armas
y la sobrevivencia;
la búsqueda
es el instinto más puntual,
sin ella, la esperanza está atrapada
en el escaparate de las ilusiones.

Explorar es un arte mayor,
en sí es una escuela móvil
y permanente.

V

Hoy se firmó el cese de fuego,
el cielo azul intenso retorno a su lugar.
Las nubes delgadísimas se dispersan sin prisa.
Hay una suerte de abandono,
el intenso malestar del dolor,
sus grietas en las lastimadas conciencias;
el fuego de la irritación,
sin apagarse del todo.
No hay algarabía,
no hay fiesta alguna,
para esta paz sangrante.

De pronto, las locuras son tan evidentes
que acomplejan y avergüenzan.
Cientos de columnas de humo
dispersas entre los arbustos de edificios.

¿Quiénes atrajeron estas pesadillas?
¿Quiénes las alimentaron?
El veneno corruptor del odio,
las mentiras a diestra y siniestra,
dl orgullo incapaz de ceder, de vencerse.
Historias incansables de héroes y villanos.
¿Quién escupió primero a los cielos?

Esta tarde ya amanece
con un recital de olvidos,
nadie se perdona.

Alguien mueve las fichas allá arriba,
se ven los borbotones blancos de ilusiones,
algunos rasgos de sueños;
a lo lejos migran las pesadillas.
Habrá que iniciar de nuevo,
aunque los pies ardan
cubiertos de ceniza.

El eterno retorno de los dioses
en este mediodía.

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