En apenas dos años, Javier Milei pasó de ser un estrafalario y lenguaraz economista que denostaba a la clase política en televisión, al candidato a la presidencia de Argentina que aglutina el apoyo de muchos ciudadanos enojados con el deterioro económico y la corrupción.
Por Almudena Calatrava
Buenos Aires, 17 de noviembre (AP).- Mientras Javier Milei, el líder del partido La Libertad Avanza, constituye una luz de esperanza para quienes desean un cambio político y económico drástico que termine con la inflación y la pobreza, otros muchos tienen miedo de su iracundo temperamento y sus propuestas que desvalorizan lo que está bajo la esfera del Estado como la salud y la educación públicas.
El economista, de 53 años, no cuenta casi con experiencia política, área en la que aterrizó en 2021 al ganar una banca de diputado.
El domingo se medirá en un balotaje con Sergio Massa, un peronista moderado que a su vez es ministro de Economía y cuenta con una larga trayectoria política. De ganar, Milei pondrá fin a 20 años en los que el poder ha sido ocupado por el peronismo -de forma mayoritaria- y la coalición de centroderecha Juntos por el Cambio.
Milei promete sacudir el actual sistema de “políticos parásitos y ladrones” para terminar con la decadencia de Argentina —donde más del 40 por ciento de la población está sumida en la pobreza— y exhorta a los argentinos a que no le tengan miedo.
«El ajuste va a recaer en las partidas donde roban los políticos. No sobre la gente de bien”, afirma el ultraderechista que recuerda a otros líderes disruptivos como Donald Trump, en Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, en Brasil.
Entre sus principales propuestas para combatir una inflación anual de más de 140 por ciento está la dolarización de la economía, reemplazando por dólares los devaluados pesos que, según sostiene, “no valen ni excremento”, aunque ha dado pocos detalles de cómo lo implementará. También defiende el cierre del Banco Central al que considera responsable de la emisión monetaria sin freno.
Milei ha propuesto además convocar a un plebiscito popular para derogar la ley que legalizó el aborto y su programa contempla la desregulación del mercado legal de armas.
En su infancia y juventud, el hoy candidato a quien sus seguidores llaman “El León Libertario”, “El Loco” o “El Peluca” —por su frondoso cabello oscuro— estuvo marcado por una infeliz relación con su padre, de quien sufrió maltratos; sus actuaciones en una banda que rendía tributo a The Rolling Stones y su desempeño como arquero en las divisiones inferiores del club de fútbol Chacarita.
Pero decidió apartarse de su carrera futbolística cuando en 1989, en medio de la hiperinflación del gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989), veía en el supermercado «que la gente se tiraba arriba de la mercadería mientras pasaban las chicas remarcando” los precios.
“La solución de dignidad hizo que dejara de jugar al fútbol y me dedicara a estudiar. A los 20 años escribí mi primer artículo académico que se llama ‘La hiperinflación y la distorsión en los mercados’”, explicó en una entrevista.
Milei se graduó en la privada Universidad de Belgrano y luego cursó dos posgrados. Terminó siendo un admirador de la escuela austríaca, una corriente de pensamiento que se opone a cualquier regulación del mercado por parte del Estado.
Trabajó como asesor económico en bancos y consultoras. Fue economista jefe en la Corporación América y también dictó clases en dos universidades argentinas.
Es autor y coautor de libros como “Otra vez sopa: Maquinita, infleta, devaluta”, “El camino del libertario” y “El fin de la inflación”.
Ese trabajo no evitó que cultivara una faceta histriónica, como la que desplegó en 2018 con la obra “El consultorio de Milei” en la que, en formato de sesión terapéutica, repasaba con su lengua cáustica las medidas económicas del gobierno. Entre insultos y gritos, durante las funciones a sala llena rompía a garrotazos un Banco Central de cartón.
También desplegó sus agresivos modos en programas de televisión en los que denostaba a los políticos al considerarlos una “casta” de privilegiados y cuestionaba el orden establecido. En uno de ellos calificó al papa Francisco de “imbécil” que defiende la justicia social y “maligno” encarnado en la Tierra.
Su creciente popularidad, sobre todo entre los jóvenes, se extendió con los provocadores videos que subía en las redes sociales.
Por un tiempo, y antes de moderar recientemente su carácter para atraer más votos, Milei sostenía una motosierra en las caravanas proselitistas con la que simbolizaba el recorte del gasto que hará en el Estado si llega al poder.
El libertario tiene varios mastines ingleses, todos con nombres de economistas liberales y a los que llama “hijitos de cuatro patas”.
Al ser consultado recientemente si se comunica a través de un médium con Conan, otro mastín ya fallecido y que fue su sostén en momentos difíciles de su vida, no lo negó. “Que digan lo que quieran”, dijo Milei en referencia a las versiones periodísticas al respecto y al libro ”El Loco», la biografía no autorizada sobre el candidato escrita por Juan Luis González.
En los últimos meses el economista ha presentado como su pareja a la humorista Fátima Florez, quien parodia —entre otras figuras públicas— a la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).