ENTREVISTA | La Literatura es una enorme mentira que pasa por verdad: Benito Taibo

11/11/2023 - 12:05 am

El escritor, poeta y pensador Benito Taibo habló con SinEmbargo sobre el recorrido que hace a la memoria en su más reciente novela, un mosaico de experiencias que funden el ayer con la ficción.

Ciudad de México, 11 de noviembre (SinEmbargo).– Benito Taibo recorre los pasos del ayer a través de la ficción en Cuatro Veranos (Planeta), “una novela en la que todo lo que sucede es real, excepto lo que no lo es”, un texto sin pretensiones que conecta al lector con el aliento de la juventud que yace en el pulso de cada uno.

“Hay partes que son ficción y que nadie sabrá cuáles son y que no importa [...] la Literatura es una enorme mentira que se hace pasar por verdad y el otro que está del otro lado la siente como verdad, aunque no lo sea, y que no importa tampoco”, comentó el escritor, poeta y pensador en entrevista.

Cuatro Veranos se configura así como un conjunto de relatos alimentados por la memoria, no por una añoranza del pasado, sino por un recorrido fílmico del ayer, en donde Benito, el personaje, mostrará, fiel a su estilo, de qué se alimenta el alma en este mundo de añoranzas y planes.

“Se trata esencialmente y sobre todo de demostrar que todos merecemos tener en nuestra vida una novela, que esas cosas por mínimas que parezcan, por pequeñas que parezcan al pasarlas en papel se convierten en extraordinarias, esa es la historia de la humanidad: aquí estuve yo, el cazador encontró a los siervos, gracias a ello vivimos, sobrevivimos el invierno, y nuestra tribu logró prosperar”, expresó al respecto Benito.

***

—¿Cómo fue recordar y plasmar el pasado a través de la Literatura?

Es un proceso sin lugar a dudas. Fui escribiendo y mientras iba escribiendo, iba recordando. Es un viaje iniciático de creación, de educación sentimental, son esos tres primeros veranos que generan en mí una personalidad de muchas maneras y que me hacen ser quien soy, y el último es justamente de memoria y que tiene que ver con la situación que estábamos viviendo y que bueno, nos arrasó de tantas maneras, pero yo la verdad es que me divertí mucho.

La lógica es sí, hay partes que son ficción y que nadie sabrá cuáles son y que no importa porque finalmente ‘la Literatura existe porque el mundo no basta’, decía Fernando Pessoa, entonces meterle ahí ficción dentro de la memoria pues es lo que hacemos siempre los escritores, que somos unos mentirosos, la Literatura es una enorme mentira que se hace pasar por verdad y que, el otro que está del otro lado la siente como verdad, aunque no lo sea, y que no importa tampoco.

Yo la verdad es que me la pasé muy bien y me divertí mucho, y espero que los jóvenes lectores encuentren ahí las pasiones humanas en las que se vean reflejados porque eso es la literatura, un compendio de pasiones humanas.

Portada del libro Cuatro Veranos. Foto: Especial

—¿Piensas que el ver hacia atrás se trata de un ejercicio de revisión de posibilidades?

—Sí, sí lo creo sin lugar a dudas. Yo me he dedicado a escribir toda mi vida y este ejercicio de memoria y ficción funciona muy bien para para encontrar un montón de recovecos, para mirarte a ti mismo en una suerte de espejo curioso que te devuelve una imagen de ti mismo que se había perdido de alguna manera a pesar de que las cosas que sentía las sigo sintiendo como las sentí en aquel momento, y también estoy convencido que un chavo de 16 años que lo lea va a decir 'hombre, estas cosas también el asiento yo de alguna manera', de eso se trata.

Se trata esencialmente y sobre todo de demostrar que todos merecemos tener en nuestra vida una novela, que esas cosas por mínimas que parezcan, por pequeñas que parezcan al pasarlas en papel se convierten en extraordinarias, esa es la historia de la humanidad: aquí estuve yo, el cazador encontró a los siervos, gracias a ello vivimos sobrevivimos el invierno y nuestra tribu logró prosperar. Eso es la memoria, es la creación de humanidad y de comunidad sin lugar a dudas.

—Es decir, ¿dentro está la historia de la humanidad hay de fondo un amplio y vasto ejercicio literario?.

—Sí, sí por supuesto. Sin literatura en la historia y viceversa.

—Perdón que insista , ¿tiene sentido el hubiera ya sea para el Benito personaje de Cuatro Veranos como para el Benito autor de Cuatro Veranos?

—No, no estoy seguro, el hubiera no existe. Si yo hubiera hecho cosas distintas no sería quien soy, más bien habría que apechugar con lo que uno hizo y acomodarlo dentro de su vida para que funcione de la manera mejor posible.

La Literatura es un generador de personalidad y este ejercicio de memoria junto con Literatura es sólo la demostración de la generación de mi propia personalidad.

Intento escribir como hablo, no estoy seguro que lo logre del todo, ya lo decidirán los lectores, pero no es crítico, no hay mensajes escondidos, no hay grandes metáforas, es sólo un cacho de realidad puesto en un papel y convertido en novela.

—El reencuentro con el ayer al mismo tiempo es un reencuentro con las historias, las novelas, que nos acompañan ¿Cambia la manera en cómo revivimos estas historias?

—Sí, y yo creo que es una parte importantísimas, la Literatura es una parte importantísima en mi vida, pero la comida también y la comida está ahí presente, y el cine también, cosa que nunca había contado, pero mi padre era un cinéfilo empedernido que me transmitió por la mejor de todas las vías esta pasión por por el cine, entonces bueno son elementos indispensables de generación, de personalidad, comida, amor, literatura, música y el viaje, este viaje iniciático para irte lentamente descubriendo a ti mismo.

—¿Por qué estos cuatro veranos entre todo el resto?

Porque fueron justamente los generadores de una forma de ser. Porque el primero es el primer viaje que hago solo, enfrentándome a un mundo nuevo y distintos sin tener ahí la muleta de los padres protectores que están sobre ti vigilándote. El segundo porque determinan en tantas maneras mi destino, el tercero es un ajuste de cuentas con un pasado remoto que no me toca, y el cuarto es una mezcla de todo ello no, una mezcla de introspectiva acerca de, no quiero llamarla filosófica, pero sí de un acto de memoria, de eso se trata.

Podrían haber sido otros veranos, pero tal vez no sean tan divertidos, o concretos, o generadores, insisto, de mi forma de ser, del que soy hoy, sin esos veranos no sería quién soy hoy.

Cuatro Veranos se configura así como un conjunto de relatos alimentados por la memoria, no por una añoranza del pasado, sino por un recorrido fílmico del ayer. Foto: Especial

—Los tres primeros veranos el Benito protagonista, uno lo va entendiendo tal vez como un visitante, un extraño de alguna manera, pero en el cuarto verano el extraño es el bicho y mi pregunta es, ¿eso lo lleva a escapar al Benito personaje en medio de la literatura?

—Sí, de muchas maneras sí, esta revisita a mi pasado es un acto no sólo de memoria sino de ajuste de cuentas con uno mismo, es una forma de mirarte y de decidir si lo que hiciste está bien. Ciertas cosas que te suceden son determinantes para hacerte ser quien eres, pero por dentro sigo teniendo ese muchacho de 16 años, ya no me huelen los pies, es una enorme ventaja, pero sigo creyendo en lo que creía, sigo asombrándome frente a la pantalla de cine y el olor a palomitas, y en ese mundo mágico y maravilloso que se presenta ante tus ojos, sigo maravillándome dentro de un nuevo platillo que hace que sientas que hay cosas buenas en el mundo, y sigo siendo, de alguna manera, el mismo con un cascarón asado y jodido, pero bueno, sigo siendo el mismo.

—El autodescubrimiento recorre estas historias, lo has dicho, ahora bien: ¿los humanos nos auto descubrimos ante adversidades como la pandemia, ante el recuerdo, ante qué Benito?

—Ante todo ello y lo que no podemos perder es la capacidad de asombro, la capacidad de asombro es importantísima, no podemos normalizar lo que sucede en Gaza no podemos normalizar los asesinatos de mujeres en este país, no podemos normalizar a los desaparecidos porque si lo hacemos, habremos perdido nuestra esencia, lo más importante que es la humanidad, el poder ser empático con los demás, el poder tener sensaciones y sentimientos hacia otros que están pasando momentos que tú puede ser que no pases o puede ser que sí pases, pero tener la posibilidad de decir 'esto me afecta' y en la medida que me afecta lo quiero contar para que no se nos olvide, por eso funcionó también el Diario de Ana Frank porque era contar cómo habían descendido las tinieblas sobre el mundo a partir de los ojos de una muchachita encerrada en el ático de un departamento en Amsterdam.

—¿Qué tanto tiene el recuerdo de ficción?

—Yo creo que mucho, la memoria es una mala mujer que te engaña, que te miente, que te hace pensar que las cosas fueron distintas a como realmente fueron, entonces la ficción ayuda a hacer que que todas las piezas embonen dentro del rompecabezas que significa la memoria, la memoria es esa cosa fragmentada llena de cajitas que está dentro de tu cabeza y que de repente saltan y aparece o una flor, o un conejo con dientes y que te va a morder, o sea la fantasía.

Creo que la imaginación, la loca de la casa como la llamaba Santa Teresa, es un elemento indispensable para vivir nuestras vidas porque sin ella tendríamos que conformarnos con el anodino terrible oscuro mundo que nos tocó vivir, entonces para eso sirve la literatura, sirve para encontrar en ella las armas y las herramientas para enfrentar a los monstruos de la realidad.

—¿La memoria entonces es uno de los motores de la literatura?

—Yo estoy convencido que sí. En en todas las novelas del mundo hay sin duda un posicionamiento personal, hay hay una manera de ser dentro de ella y que delata al que está escribiendo, a veces no se nota, a veces está por debajo de la apariencia, pero sin duda está ahí, está presente, no podemos sustraernos de lo que somos y de lo que sentimos.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas