La artista y creadora de contenido Dani Hoyos habló sobre su más reciente trabajo, un libro en el que comparte su experiencia con las mandalas y muestra un lado íntimo a través de un camino de emociones, recuerdos, creatividad y sobre todo ofrece muchas respuestas.
Ciudad de México, 25 de octubre (SinEmbargo).– “Como artista tienes la responsabilidad de que todo lo que te pase tienes que canalizarlo de alguna manera artística, ya sea a la escritura, el dibujo, la danza, la música, lo que sea, con que sea arte”, comentó en entrevista Dani Hoyos, una de las principales creadores de contenido del país, con motivo de su más reciente trabajo Una vida de mandalas (Altea).
En este, su segundo libro, ella comparte su experiencia en este mundo de formas y trazos que le han valido su éxito en redes, pero también expone un lado íntimo a través de un camino de emociones, recuerdos, creatividad y sobre todo ofrece muchas respuestas en torno a estas figuras.
“Prácticamente hice mi tesis sobre la mandala. Me pareció fascinante poder encontrar que están reflejadas desde el universo hasta la naturaleza y la cultura y es muy divertido poderte decir que seguramente lo más cercano a una mandala que puedes tener ahorita contigo mismo es una moneda de 10 pesos. Siempre me han gustado las mandalas y después de 10 años me di cuenta que siempre estoy rodeada de ella en un cactus, en un vitral, en una iglesia”, apuntó.
Dani compartió que este libro nació después de darse cuenta “que la vida no siempre va a ser color de arcoíris, ni color de rosa, ni perfecta”. Y ahondó: “no me sentía bien, se me apagaron mis colores, mis colores arcoíris, y tuve que implementar a mi paleta negros, grises y colores apagados, colores que no estoy acostumbrado a usar, porque soy una persona que le gusta mucho sentirse alegre y, al no sentirme alegre, tuve que fingir ante las cámaras para seguir siendo quien yo fui en el primer libro, pero ahora gracias a esto pude liberarme”.
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—¿Cuándo fue que dibujaste tu primera mandala y cómo empezaste a desarrollar este concepto?
—Estaba en preparatoria. A mí siempre me ha gustado dibujar y no sabía qué dibujar, estaba desesperada. Yo decía 'es que sé que mi camino es el arte, es lo que quiero hacer, quiero pintar cuadros, ponerlos en galerías o ser maestra de dibujo lo que sea que tenga que ver con el arte no me importa qué sea'. Conozco Pinterest y empiezo a navegar hasta que me topo con una mandala y dije ‘qué es esto’ y me doy cuenta que este tipo de arte viene del hinduismo.
Sucede que empiezo a dibujar en mis recreos, fuera de clases, durante clases, antes de empezar clases y me enamoro. A la par, consecuencia positiva, mejora a mi letra y al mismo tiempo al yo tener temas como de ansiedad, depresión empiezo a dibujar mandalas y haz de cuenta que como poder mágico, como la medicina más potente, me curó, me sentí muchísimo mejor.
—¿Consideras que ha habido una evolución en la manera en que tú te relacionas con la forma en la que expones tu arte?
—Es sano como artista evolucionar y también es sano como ser humano cansarte, entonces claro que de ocho años para acá al dibujar tantas mandalas mi instinto artístico me va a pedir siempre más y más y más y más, porque no me voy a cansar, no soy mandalera, soy artista. Sí noto que tengo que cambiar, evolucionar como una mariposa en capullo y también al ser creadora de contenido, pues es tu responsabilidad que la gente tenga un buen mensaje y se divierta. Entonces, qué mejor que diciéndoles: ‘Hola, acá hay una pared blanca que te parece que la pintamos y la volvemos una locura y que cada vez que alguien entre a esta recámara o este cuarto o este espacio, pues se sienta contento’.
Mi evolución de dibujos en mi sketchbook, a paredes fue súper notoria. Creo que a la gente le gustó bastante, pero como lo dije en mi libro, sigues evolucionando y ahorita estoy a punto de descubrir un nuevo camino para mí y espero que les guste mucho a las personas.
—¿Ha cambiado la manera en la como en la cual percibes el mundo?
—La verdad es que sí, es como si de tanta obsesionarme con las mandalas se me hizo un tercer ojo solamente detector de mandalas y de figuras fractales y se vuelve la vida más interesante porque al ir a la plaza o ir a dar un paseo al jardín y el que te detengas y puedas observar figuras diminutas dentro de cosas que existen como una planta, una flor, o cuando vas a ir a conocer otra ciudad, otro país, y vas a conocer los lugares típicos y más turísticos y de repente te volteas y ves sus iglesias y son sus centros espirituales y sus paisajes, entonces ahí vas a encontrar ene cantidad de figuras fractales, de mandalas, de patrones de diferentes elementos geométricos que te pueden servir de inspiración.
—También expones esta relación entre la espiritualidad y el arte. ¿Puedes hablarme de esto?
—Algo pasó en mi vida que dejé de ser espiritual, por así decirlo, tal vez ves en la vida cotidiana tantas cosas que te achicopalan, que te ponen triste. Entonces la espiritualidad se empezó a ir de mis manos desde hace muchos años y yo decía ‘no quiero confiar en una religión al 100 por ciento, no sé cómo ser espiritual, quiero ser una persona que conecto con las otras personas, pero para yo ser artista y conocer a las otras artistas y personas que quieren ver mi arte sí necesito manejar un nivel de espiritualidad que al menos haga que mi corazoncito se emocione’.
Entonces justo en el libro van a poder leer una cosa espectacular que me pasó hablando con mi mejor amigo. Me decía: 'es que ser espiritual no es ser la más devota en una religión o dedicar tu vida a tal cosa. No, ser espirituales simplemente ser consciente de cuáles son las cosas que mueven tu alma'. O sea me imagino que a ti en lo personal hay cosas que no puedes no hacer en tu vida porque de verdad te mueven el alma te emocionan.
