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Héctor L. Frisbie

26/09/2023 - 12:02 am

La Mejor Vacuna y el Fallo Vacunal

Durante la pandemia aprendimos, ahora con la insobornable realidad que otorga el paso del tiempo, que las vacunas, todas, protegieron a las personas que decidieron acceder a ellas. Que si algo ha sido notable es el perfil de efectos secundarios en las vacunas ARNm. Aunado a su innegable capacidad para convocar una respuesta inmunológica que protege desde muy temprano y mantener un nivel de protección apropiado, también hemos visto efectos secundarios cardiovasculares y ginecológicos.

Al inicio del año 2020 iniciamos no sólo en México sino en el mundo entero un proceso de aprendizaje, adaptación, angustia, en algunos casos dolor por alguna pérdida y también evolucionamos, crecimos como personas y como individuos.

Para quienes nos dedicamos a entender los fenómenos de salud pública, su complejidad y un evento como la pandemia COVID19 se mete en el mas recóndito espacio individual, social, cultural, económico, político y religioso. Como somos circunstancias en un momento histórico que ya se ha vivido y se volverá a vivir sin duda. Las pandemias han sido cíclicas y aún cuando la periodicidad de esos ciclos se ha intentado predecir no lo hemos logrado.

Tal vez lo que marque la diferencia de esta pandemia, la COVID19, es la celeridad con la que se logró tener disponible una vacuna y un medicamento. Y más allá de que nos involucremos en suposiciones, teorías o ideas, muchas de ellas plausibles y otras no tanto hoy me voy a ocupar de platicar de la realidad y cómo ha evolucionado el virus, las vacunas y nosotros como sociedad.

México tuvo mesas de discusión desde Septiembre 2020 en las cuales se analizaba que habría primero, una vacuna o un medicamento, un tratamiento.

Acertadamente se apostó por las vacunas. El enfoque de medicina preventiva de la Secretaria de Salud y la posibilidad de aprovechar herramientas políticas con contactos internacionales desde la Secretaria de Relaciones Exteriores llevaron al plan que al final se implementó no sin haber atravesado por acaloradas discusiones.

Lo que hemos aprendido es la asimetría, el acceso a medicamentos y vacunas a nivel mundial. Las grandes farmacéuticas, habitualmente en países poderosos luchan por ser el discurso preponderante y posicionar sus productos. Logran colocar en agencias reguladoras locales, como la FDA para convencer al mundo que sus vacunas son “las autorizadas”, “las actualizadas” y las “únicas” con eficacia.

Durante la pandemia aprendimos, ahora con la insobornable realidad que otorga el paso del tiempo, que las vacunas, todas, protegieron a las personas que decidieron acceder a ellas. Que si algo ha sido notable es el perfil de efectos secundarios en las vacunas ARNm. Aunado a su innegable capacidad para convocar una respuesta inmunológica que protege desde muy temprano y mantener un nivel de protección apropiado, también hemos visto efectos secundarios cardiovasculares y ginecológicos. El numero de mujeres reportando efectos en los ciclos menstruales, dolor mamario y alteraciones del estrado de ánimo son también notables. Los casos de miocarditis, inflamación del músculo cardiaco, y alteraciones del ritmo son exclusivos de este tipo de vacunas.

Las vacunas bivalentes hoy ya fuera del mercado se aplicaron solo al 16 por ciento de la población en los Estados Unidos. No vimos picos de enfermedad grave y muerte como pronosticaban quienes demandaban rabiosamente “actualizar las vacunas”.

Como un protocolo de investigación involuntario algunos países como los de los continentes africano, asiático y algunos países del continente americano tuvieron acceso a vacunas sin reconocimiento de potencias mundiales y farmacéuticas preponderantes. Hemos visto en los últimos brotes asociados a las nuevas variantes y subvariantes tasas muy bajas de enfermedad grave, hospitalización y muerte como lo vimos en
2019 y 2020, es decir, la población está protegida y mas allá de publicaciones, muchas de ellas patrocinadas, mostrando la perdida de protección; el gran laboratorio mundial nos muestra que la falla vacunal secundaria es marginal e imperceptible.

Se conoce como fallo vacunal primario a la pobre o ausente respuesta inmunológica después de la aplicación de una inmunización. La falla vacunal secundaria es la perdida de la protección principalmente por el paso del tiempo y también por incapacidad para continuar teniendo protección por deficiencia inmune en algunas personas. Los casos inherentes a las variaciones en la estructura viral son anecdóticas y con poco impacto en la salud pública.

Hasta hoy no hemos visto altas tasas de enfermedad grave, hospitalización y muerte asociada a las nuevas variantes de SARS-CoV-2. Algunas subvariantes de Ómicron han mostrado una transmisión mayor con un incremento de casos leves de enfermedad de vías aéreas superiores. Esto es justamente el objetivo de la vacunación. Que las personas no enfermen de gravedad, no tengan secuelas y no mueran. La vacunación con todas las vacunas, sin excepción, fue un éxito a nivel mundial.

Héctor L. Frisbie
Nació en la Ciudad de México en 1965. Se graduó como Médico Cirujano en 1989 en la Ciudad de México. De la especialidad de Ginecología y Obstetricia en 1996 en la Ciudad de México. Fellow del Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia. Se graduó en Alta Dirección en Instituciones de Salud Publica en el IPADE. Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Dalinde en la Ciudad de Mexico. Director General del Hospital de Alta Especialidad Materno Infantil en León, Guanajuato. Es candidato al Doctorado en Salud Pública por la Universidad Walden en Minneapolis Minnesota. Desde 2010 practica medicina en EU. Participa regularmente en entrevistas de salud en las cadenas UNIVISION y TELEMUNDO. Tiene un canal educativo en YouTube en aspectos de Salud asociado a un noticiero y se transmite cada semana en la República Mexicana.

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