Investigadoras consultadas por separado coincidieron en la importancia de que mujeres ocupen cargos públicos, aunque enfatizaron que ello no implica posicionar una agenda que ponga en centro los derechos de las mujeres.
Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).– “¡La próxima Presidenta será mujer, será mujer!”, celebraron simpatizantes de Claudia Sheinbaum Pardo el miércoles, cuando Morena nombró a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México como su representante en la elección federal de 2024. Apenas cuatro días antes, la alianza del PAN-PRI-PRD presentó a la Senadora Xóchitl Gálvez Ruiz como su candidata. Esto deja un escenario histórico en la política de México porque por primera vez dos mujeres tienen posibilidades reales de ocupar la Presidencia: además de estar respaldadas por sus partidos, ambas encabezan las encuestas de opinión desde hace meses.
Las políticas participaron en procesos de selección donde los hombres eran mayoría. Sheinbaum Pardo fue la única mujer entre seis competidores y ganó la candidatura de Morena con 39.4 por ciento de las preferencias en la encuesta aplicada por su partido a 12 mil 500 personas; mientras que Gálvez Ruiz fue electa para representar al Frente opositor al obtener el 57.6 por ciento de las preferencias en un sondeo, ella y la Senadora Beatriz Paredes Rangel –presionada para declinar– fueron las únicas mujeres en el grupo de 13 aspirantes que inicialmente buscaron el cargo.
La postulación de Sheinbaum Pardo y Gálvez Ruiz se da a la par de otro momento histórico, pues actualmente 10 mujeres son gobernadoras, contando a la morenista Delfina Gómez Álvarez, quien tomará protesta en el Estado de México el 14 de septiembre. Investigadoras consultadas por separado coincidieron en la importancia de que mujeres ocupen cargos públicos, aunque enfatizaron que ello no implica posicionar una agenda feminista.
"La representación es importante, pero hay que recordar que identidad de género no es conciencia de género. Es decir, tener cierta identidad como mujer o como parte de una disidencia o de una minoría social no necesariamente implica que las propuestas políticas irán en el tono de beneficios a estos grupos en situación de vulnerabilidad, sin embargo es un bien en sí mismo que existan mujeres en los espacios históricamente masculinizados. Sin importar que estas mujeres tengan o no una agenda feminista es un bien en sí mismo que estén en esa posición de poder porque cambia las reglas del juego, porque cambia la percepción, porque sí rompe ese techo de cristal al que las mujeres no podían acceder; lo que hay que evitar es que esos cristales que se rompen le caigan en los ojos a las mujeres que están debajo, que las cieguen, que no les permitan llegar", mencionó la doctora en teoría política Amneris Chaparro Martínez.
En el caso de las candidatas de Morena y la alianza opositora, sus visiones y proyectos de Gobierno contrastan. Por ejemplo, de ser electa Presidenta, se espera que, aunque se ha pronunciado a favor de las energías renovables, Claudia Sheinbaum continué la inversión a Petróleos Mexicanos (Pemex) después de que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador apostó por crear una nueva refinería.
Xóchitl Gálvez, por su parte, ha defendido la inversión privada a Pemex, además el domingo pasado aseguró que la ultraderecha cabe en su proyecto y le dará negocios si gana la Presidencia en 2024.
"Yo a la ultraderecha le voy a dar certeza jurídica, le voy a dar energía limpia para que hagan negocios. Van a pagar impuestos porque van a hacer más negocios, la libre empresa está clara, no soy una persona que crea que el Estado tenga que tener monopolios", dijo la Senadora de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) al diario español El País el día de la ceremonia donde los partidos opositores le entregaron la constancia que la acredita como su candidata.
Este guiño a la ultraderecha y su cercanía con el PAN, un partido conservador, contrastan con la promesa que hizo a la mujeres el mismo día, cuando en un discurso desde el Ángel de la Independencia aseguró que las respetará porque "la lucha por la igualdad es mi lucha; defenderé su vida y su integridad como la mía".
En el caso de Claudia Sheinbaum, decisiones que tomó durante su gestión en la Ciudad de México también han generado críticas, pues aunque impulsó la creación de unaFiscalía Especializada en feminicidios, grupos feministas denunciaron desde 2019 casos de represión y criminalización de las protestas de mujeres.
"Es bueno tener candidatas que tienen agendas tan distintas porque nos damos cuenta de que las mujeres somos seres completamente complejos. Que no tenemos que estar de acuerdo en todo, que tenemos proyectos políticos opuestos, que no somos una unidad, no somos idénticas, que cada una representa una propuesta política distinta", mencionó Chaparro Martínez.
La también investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de las UNAM destacó que la contienda encabezada por mujeres mostrará lo constantes que son los señalamientos basados en estereotipos de género contra mujeres que se dedican a la política, pues, dijo "a las mujeres se les exige más o se les exige que atiendan temas que están considerados como exclusivos del terreno de la feminidad, qué tiene que defender ciertas causas sociales que por su condición de género".
"Siempre está el riesgo de pensar que esa mujer que está en un puesto de poder o un puesto que no había ocupado alguna otra mujer nos representa a todas y sus fallas son los fallas de todas. Se pluraliza en una sola persona a un conjunto enorme de identidades. Eso es un riesgo porque trata de transmitir el mensaje de que, cuando una mujer tiene tropiezos políticos, significa que las mujeres como grupos sociales no estamos capacitadas para tener esos puestos de poder", agregó.
En el mismo sentido, Adriana Baéz Carlos, directora de Buro Parlamentario, expuso que al enfrentarse dos visiones de partidos diferentes es importante considerar lo difícil que es para las mujeres romper con las fuerzas políticas que las arropan.
“El género debe atravesar a los partidos, pero no puede romper con ellos […]. Muchas mujeres ya descubrieron que donde hay que cambiar es adentro de los partidos, ahí es donde hay que extender la cultura de la igualdad para que los planes de los programas políticos vayan metiendo estas visiones con perspectiva de género. Es un dilema en el que todavía hoy se ven muchas mujeres atrapadas porque o te disciplinas con el partido o estás fuera”.
EL CAMINO A LA PRESIDENCIA
El camino para que estas aspirantes presidenciales y otras mexicanas participen en la política no ha sido sencillo, hace sólo 69 años, el 17 de octubre de 1953, se promulgó la reforma constitucional que reconoce el derecho de las mujeres a votar, pero fue dos años después cuando ejercieron el derecho al voto por primera vez en la elección de diputados federales para la XLIII Legislatura.
Antes de esta reforma, el Artículo 34 de la Constitución no incluía a las mujeres en la categoría de “ciudadanas”.
Desde entonces, con la candidata morenista Claudia Sheinbaum y la del Frente opositor, Xóchitl Gálvez, son ocho las mujeres a lo largo de la historia mexicana que han competido por liderar el Poder Ejecutivo.
La primera en hacerlo fue la defensora de los derechos humanos Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del Comité ¡Eureka!, quien compitió en 1982 y 1988 representando al extinto Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Su participación fue importante por la trayectoria que tenía como activistas contra la desaparición forzada durante la llamada “guerra sucia”.
En 1994, la exdiputada federal Cecilia Soto González compitió por la Presidencia como candidata del Partido del Trabajo (PT) al igual que la economista y maestra de primaria Marcela Lombardo Otero, con el Partido Popular Socialista; en esa elección resultó electo el priista Ernesto Zedillo.
En la elección federal de 2000 no participaron mujeres, fue hasta 2006 cuando la actual Senadora Patricia Mercado se postuló con el extinto Partido Alternativa Socialdemócrata. Este año volvió a externar su interés por buscar la Presidencia con Movimiento Ciudadano.
Para 2012, cuando concluyó el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, el Partido Acción Nacional (PAN) postuló por primera vez a una mujer a la Presidencia, a la actual Senadora Josefina Vázquez Mota.
Finalmente, antes de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, la última mujer que participó en la elección presidencial fue Margarita Zavala Gómez del Campo, Diputada y esposa de Calderón Hinojosa, pero dos meses antes de la elección se retiró de la contienda.
La elección de 2024 será distinta a otras con aspirantes mujeres porque es la primera vez que el partido con más simpatías a nivel nacional –Morena– postula a una mujer y tres de las principales fuerzas políticas respaldan a otra. En ese sentido, la doctora Amnaris Chaparro destacó la importancia de no olvidar durante la contienda que la exigencia por garantizar derechos políticos a las mujeres sigue vigentes.
"Una de las trampas del orden de género, de este sistema de jerarquiza a hombres y mujeres, es pensar que aquellas mujeres que están en ciertos espacios son absolutamente excepcionales, que llegan ahí por mérito, propio cuando realmente están construyendo una carrera política a partir de enfrentar obstáculos, pero que no se enfrentan necesariamente solas. En casos documentados en la política también encontramos que las mujeres que llegan a espacios de poder tienen que masculinizarse para poder ser tomadas en cuenta, y todo eso es parte de la narrativa que invisibiliza el trabajo de miles de mujeres que han contribuido a abrir esas brechas”.
Competir por la Presidencia es un logro que también se alcanzó gracias a las exigencias por paridad en las postulaciones. Mujeres se organizaron para ello desde 1996 con el primer objetivo de que los partidos políticos no excedieran 70 por ciento de las candidaturas a diputaciones federales y senadurías de un mismo género.
En 2008, gracias a su lucha lograron modificar la ley para que se postularan al menos 40 por ciento de candidaturas de personas del mismo género.
El gran avance fue con la reforma en materia político electoral de 2014, cuando consiguieron establecer el principio de paridad en postulaciones a senadurías y diputaciones federales y locales.
En ese sentido, Adriana Baéz resaltó la importancia de que cada vez participen más mujeres en la política porque las decisiones siguen estando mayoritariamente en manos de hombres.
"Lo público es importante porque atañe a todos y todas, y cuando son puros hombres quienes toman las decisiones de una sociedad normalmente no alcanzan a visualizar las necesidades de las mujeres”.