La ganadora del proceso interno de Morena recibe la batuta de la 4T de manos del Presidente, en una ceremonia que la exjefa de Gobierno capitalina considero «emotiva» y que a lo largo de siglos ha tenido que ver con un papel poderoso en las comunidades originarias en México como símbolo y como una responsabilidad.
Ciudad de México, 8 de septiembre (SinEmbargo).– El Presidente Andrés Manuel López Obrador entrega el «bastón de mando» para encabezar el movimiento de la Cuarta Transformación a Claudia Sheinbaum, la ganadora de la contienda interna de Morena para encabezar la coordinación de los comités de la 4T.
Pero, ¿qué hay detrás de la figura del «bastón de mando»? ¿qué carga histórica y simbólica tiene y por qué el mandatario mexicano ha usado este concepto para ungir a la exjefa de Gobierno como la próxima candidata presidencial del oficialismo?
El bastón de mando es común en las poblaciones prehispánicas de Mesoamérica –la región que va desde el centro de México hasta el centro de Centroamérica– y con el paso de los siglos ha tenido cambios y ajustes, pero es una costumbre y un rito simbólico que aún pervive en diferentes poblaciones en México, incluidas Oaxaca, Chiapas, la zona donde estaba ubicada la civilización Maya, en el sureste del país, e incluso tan lejos como Baja California Sur.
El bastón es, por lo tanto, «un objeto simbólico que ha estado presente en las culturas originarias y lo ostenta quien tiene un cargo público», explica a SinEmbargo Milvet R. Alonso Gutiérrez, doctora en Estudios Hispánicos por la Universidad de California, Riverside. En 2020, publicó un estudio sobre el tema: «Entrega del bastón de mando: simbología indígena y política en dos ceremonias».
La actual profesora en el Departamento de Lenguas Romances en la Universidad de Georgia detalló que el bastón de mando se asocia también con otras culturas, no sólo con las originarias. «Tradicionalmente este objeto lo porta la persona con poder: antiguamente los reyes, emperadores, y en nuestras culturas desde épocas prehispánicas aparece en los códices. Puede ser algo complejo. Hoy en día se entrega este bastón de mando a la persona que ha sido elegida para un cargo público en su comunidad por medio de la asamblea. Es un cargo que no se gana como tradicionalmente lo conocemos en la cultura occidental. Lo muy básico es: lo ostenta y simboliza la autoridad, lo que hay que reflexionar es el concepto de autoridad que se encarga en las culturas originarias».
«Es un instrumento de producción simbólica, está inmerso en valores sociales», coincide Georgina Cárdenas Acosta. doctora en Antropología Social por la UNAM. «Es un momento de respeto, reverencial, es solemne y tiene que ver con ritos, símbolos que conectan con una cosmogonía ancestral. Y eso es parte del derecho consuetudinario, responde a las normas. Incluso no es algo que apenas se haya reconocido, ancestralmente incluso los españoles los llegaron a reconocer. Estos conjuntos de prácticas, de creencias sí van a ser aceptadas como norma de la comunidad y tienen un peso súper importante, está inmerso de creencias y tradición, que también tiene que ver con protección divina. Lo que representa es un permiso que otorga la divinidad para poder conducir al pueblo».
Es a partir de este poder simbólico que el Presidente anunció el pase de bastón para la ganadora de la encuesta de Morena. «Es una forma de entregar una responsabilidad que me ha tocado a mí atender como dirigente de un movimiento de transformación, el bastón simboliza eso. Sobre todo, es un símbolo de comunidades indígenas, de los más pobres de este país y es entregar ese símbolo a quien debe de encabezar la transformación, quien debe darle continuidad a lo que es para nosotros lo esencial: el ayudar a los pobres y ayudar a los indígenas», dijo López Obrador el miércoles en su conferencia de prensa matutina.
Eso, añadió, «nos hace diferentes». «La oligarquía no quiere al pueblo, no le tienen amor al pueblo; los oligarcas son clasistas y son racistas. No estoy inventando nada. Nosotros le tenemos mucho amor al pueblo y mucha admiración, respeto, y tenemos un compromiso con las comunidades indígenas de México. Yo me formé trabajando en comunidades indígenas. Soy lo que soy porque aprendí a trabajar con los indígenas, desde muy joven, desde los 23, 25 años, desde que salí de la escuela, todavía no me titulaba y me fui a trabajar en 1976 a la zona indígena chontal, y ahí viví en Nacajuca. Fui director del Centro Coordinador Indigenista Chontal de 1977 a 1982, seis años, en Tucta, y además trabajé en las comunidades», argumentó.
Este jueves, luego de ser elegida como ganadora, Sheinbaum habló en conferencia de prensa sobre lo que significaba recibir el «bastón de mando» de parte de López Obrador. «Más allá del partido, nosotros somos un movimiento de transformación. Es un privilegio, un honor, una responsabilidad, recibir de nuestro dirigente el Presidente –el dirigente del movimiento durante tantos años– ese bastón de mando. Es un orgullo, un privilegio. vamos a estar a la altura de las circunstancias. Siempre vamos a llamar a la unidad y a construir no solamente el movimiento sino el triunfo de lo que viene hacia adelante. Va a ser una ceremonia emotiva, creo yo, y a seguir trabajando», afirmó.
Para la doctora Alonso Gutiérrez, se trata de una «lectura muy interesante y muy diferente a lo que estamos acostumbrados». «No se entiende el concepto y él lo explicó: no es ‘te entrego un puesto político, te entrego la responsabilidad de continuar con un movimiento’, él es el líder, lo reconocimos en 2018 con la votación», aseguró.
«El concepto es entregar la responsabilidad, no está entregando la banda presidencial. Todavía no sabemos quién será electa o electo. Es simplemente es la responsabilidad. Me parece interesante porque ha recibido el bastón de mando en sus diferentes giras, ahí habría que preguntarles a las comunidades cómo lo ven. Pero creo que él está resignificando en un plano político occidental un elemento muy importante de nuestras culturas originarias. Creo yo que le está dando su lugar y lo está poniendo, como te decía, a este mismo nivel: ¿por qué un bastón de mando tiene que quedar relegado a sus culturas originarias, a sus tradiciones, a sus rituales? No, es política porque quien lo ostenta tiene un cargo político y moral. Tiene esa carga de responsabilidad moral, política y de darle un lugar que antes no tenían, por lo menos en apariencia, a las culturas originarias. Nos debe hacer reflexionar qué significa y a investigar más», ahondó.
Cárdenas Acosta, además, hace una acotación importante: la rival de Morena en la elección presidencial de 2024 será la panista Xóchitl Gálvez, quien ha usado su ascendencia indígena como eje de su campaña. «El Presidente está utilizando los elementos simbólicamente y le está llegando a determinado sector de la población. Es: ‘vamos a hacer un cambio, a ella [Sheinbaum] se el va a transferir este poder que yo he generado/acumulado y ella es a quien yo le deposito la confianza’», expresó.
«Entiendo que es un poco como contrarrestar la autoadscripción de Xóchitl. Yo como socióloga y antropóloga así lo veo. En este país no necesitas tener un documento, la Suprema Corte ha dicho que es de autoadscripción. Para el proceso electoral sí te piden un trámite pero en materia de derechos humanos es tu derecho. Por eso creo que es como pelearle a ese sector de la población. Se lo peleas a la otra candidata, que dice que va a representar a sus raíces. Es fuerte, no es cualquier figura la que se lo va a dar.
La doctora, que publicó en 2021 junto con Rita Bell –actual Consejera del INE– un paper titulado «El bastón de mando en las Presidentas Municipales de Oaxaca», añadió que este tipo de evento, al ser inédito en este nivel, no está regulado. «Por eso nos harán falta trabajos antropológicos, porque nuestros procesos electorales no están viendo eso: lo va a hacer porque no está penado legalmente pero está inmerso en algo que le significa a la gente. Si hubiera más estudios podría regularse, que la campaña fuera inequitativa en esos sectores, porque saben lo que eso les significa, pero se necesitan más estudios antropológicos, analizar si eso puede cambiar la balanza», concluyó.
SU USO EN OCCIDENTE
La entrega de bastones de mano se extiende en las zonas mixtecas de Oaxaca y mayas del sureste desde antes de la Conquista. Pero en la zona Mexica, por ejemplo, apenas se empezó a registrar después de la llegada de los españoles. Hoy en día, el bastón de mando también se entrega a políticos que no forman parte de las comunidades.
«Vemos dos contextos diferentes: el intracomunitario, y el otro el intracultural: entre dos sistemas políticos sobre todo, y de manera de gobernar», ahondó la doctora Milvet Alonso. «Tiene mucho que ver la perspectiva de las comunidades, yo no voy a juzgar si está bien, si es tradicional. Es el debate entre ellos. Para algunas personas significa un performance hecho políticamente, porque van a negociar, se sigue resistiendo, luchando, como hace más de 400 años, pero no sin problemas. Esta entrega ha causado divisiones, ha causado incluso la firma de algunos desplegados donde se dice ‘estas personas no siguen la tradición’. Esto es lo que también está a debate», añadió.
Para la investigadora, los políticos occidentales se han visto además presionados sobre todo por los acuerdos internacionales, sobre todo de las Naciones Unidas. «Sobre todo a partir de 1993, que fue el Año de las Culturas Originarias, se han apropiado de este beneficio y dicen: ahora somos multiculturales y vamos a una ceremonia, invitamos a tal grupo… Estos son los gobernantes, pero depende en el ámbito donde lo observemos, dentro de las culturas puede ser otra la percepción: puede ser que ellos lo vean como una manera de reivindicar, sí, usan el símbolo pero yo tengo otra proyección y anteriormente sólo se nos veía como algo folclórico y en festivales. No habíamos tenido la oportunidad de estar cara a cara el Gobernador y un representante de una comunidad, que ante su comunidad tiene la misma autoridad o el mismo nivel, porque el que da el bastón de mando es el capitán, es la máxima autoridad», finalizó.
«Es importante y es un momento de rupturas, porque como lo documentamos, antes no, ni siquiera se los querían entregar, y ahora es ver que sí pueden tenerlo las mujeres», explica por su parte Cárdenas Acosta. Sobre la entrega a los políticos, consideró: «Es una costumbre en algunos lugares, al mismo Presidente del país. Es como reconocer el poder de la otra persona. Entender que lo que nos hace falta es enterarnos de que es un país diverso y es muy común en ciertos espacios. Y aunque sí es parte de algo reverencial y solemne, es parte de la vida de las personas en los ámbitos comunitarios».