Héctor L. Frisbie
05/09/2023 - 12:02 am
Histeria y el Derecho al Placer
"El control del deseo y el placer sexual femenino es sólo un reflejo, un síntoma de la dinámica social y como los espacios mas íntimos les estaban negados a las mujeres".
Lo que ahora se clasifica como un trastorno de ansiedad era llamado anteriormente “Histeria” término que pretendía establecer una relación entre las mujeres y la presencia del útero través de la palabra griega ὑστέρᾱ (hustera) se atribuían una serie de síntomas a un desequilibrio emocional. Incuso los diccionarios definían histeria como “Enfermedad nerviosa que se caracteriza por frecuentes cambios psíquicos y alteraciones emocionales que pueden ir acompañados de convulsiones, parálisis y sofocaciones.”
Incluso Sigmund Freud publica en 1895 las conclusiones “equivocadas” de la histeria. Vinculaba los síntomas con “experiencias traumáticas de la infancia” como este psiquiatra clasificaba a una gran cantidad de enfermedades mentales. Es muy probable que las experiencias de la infancia influyan algunas de nuestras conductas, moldeen patrones de afecto y a partir de eso construyamos amistades, amores y proyectos. Asumir que eso nos configura un destino sin posibilidad de ser modificado es por decir lo menos simplista y muy frágil. Nuestra conducta tiene mayor complejidad.
En los siglos XVIII y XIX las sociedades occidentales tenían una gran influencia religiosa. El ejercicio de la medicina y la psiquiatría no podían desmarcarse de ello. La sociedades victorianas europeas y su influencia en los Estados Unidos estaban bajo la lupa de la religion católica y las escisiones del vaticano dando origen a las iglesias protestantes. Este conjunto de organizaciones religiosas mantenían un férreo control sobre el discurso publico. Se introducían hasta la intimidad de los hogares y normaban la conducta de la pareja, creaban mandatos para la crianza y en muchas ocasiones tenían derechos implícitos en la generación de contenidos académicos.
A las mujeres se les relegaba a labores determinadas por los hombres. Los espacios de poder no daban espacio a su presencia ni su voz. El disentir era descalificado y se contaba con la complicidad y complacencia de la practica médica. Es así que el uso del término “Histérica” fuera de uso común para calificar a cualquier mujer que se atreviera a cuestionar y verbalizar su inconformidad y peor aun si proponía algo que a los ojos de los hombre intentará cuestionar su poder.
Este agresivo ejercicio del poder también se ejercía sobre los cuerpos de las mujeres, sus deseos, sus necesidades de place y gozo. Es así que se acuñó el término de “paroxismo” para definir el orgasmo femenino debido a que hasta finales del siglo XIX se reconoció que las mujeres tenían deseo sexual y orgasmos como parte de sus funciones biológicas. Antes de ello se postulaba que una mujer con deseo sexual, padecía una enfermedad que tenia componentes diabólicos.
En el primer tercio del siglo XVIII en la medicina occidental, el masaje genital hasta el “paroxismo” era realizado por un médico o una partera como un tratamiento estándar para la histeria. Los médicos que prestaban este servicio tenían, como es de esperarse, entre 30 y 50 pacientes que se presentaban para el tratamiento. Es importante señalar que para calificar como paciente a ser tratada la mujer debería ser casada y ser acompañada por el esposo, el cual esperaba pacientemente en la sala de espera mientras se le daba el masaje terapéutico a su esposa. Los médicos solicitaron a los fabricantes de equipo medico la elaboración de un dispositivo y es así que el primer instrumento eléctrico portátil fue el “Vibrador americano” instrumento que se recomendaba para el uso personal recomendando el masaje en la espalda baja. Parte posterior del cuello por supuesto el area genital. Desde luego la venta de tan apreciado instrumento también debía contar con la aprobación del esposo.
El control del deseo y el placer sexual femenino es sólo un reflejo, un síntoma de la dinámica social y como los espacios mas íntimos les estaban negados a las mujeres. Y pues si no ayudamos al menos no estorbemos
Les recomiendo las películas “Histeria” con Maggie Gyllenhaal, Hugh Dancy y Rupert Everett y “Un método peligroso” con Keira Knightley, Viggo Mortensen y Michael Fassbender.
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