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Susan Crowley

19/08/2023 - 12:04 am

El lago oscuro de Tchaikovski

En este relato cinematográfico, no escucharemos la dulce y romántica música del compositor, salvo algún fragmento en el que se ridiculiza el Lago de los Cisnes.

Piotr Ilich Tchaikovski (1840-1893), fue una de las máximas figuras nacionales de Rusia. Era homosexual. El autor de obras exquisitas como El Cascanueces o El Lago de los cisnes nació con esa naturaleza y murió por la desesperación al no poder confesar su condición, o como se dice comúnmente, “salir del closet”. A partir de distintas versiones, se asume que se suicidó. A sabiendas del riesgo, bebió agua contaminada con cólera o nadó en un lago helado, pero esas son versiones que no se han demostrado. ¿Con la muerte liberó su alma atormentada?

Es de los pocos compositores que gozaron de la fama en vida. Quedó inmortalizado por la popularidad de sus obras. ¿Quién se resiste a la belleza de la obertura Romeo y Julieta o de su sexta sinfonía Patética? Tchaikovski es ideal para los iniciados en la música mal llamada “clásica”. Es cierto que, pasado un tiempo, la obra del ruso puede llegar a parecernos dulce, romántica y hay hasta quien lo considera cursi. Cada quién sus gustos. Diríamos que no cuenta con la densidad y complejidad que encontramos en sus posteriores compatriotas Sergei Prokofiev, Igor Stravinski o Dimitri Schostakovich. Pero ya quisieran estos que sus obras hubieran tenido la difusión y el agrado del público de la que goza Tchaikovski.

Protegido y patrocinado por potentados rusos, el mismo zar lo volvió una joya personal de su tesoro imperial. Los biógrafos del sistema han desdibujado su preferencia sexual. Convertido en el máximo emblema de la Rusia afrancesada, con su muerte se edificaron monumentos y su música se celebró en las salas de concierto del mundo. La obertura 1812 sigue siendo una de las glorias de la música. Sin embargo, el tiempo transcurre y poco a poco van apareciendo datos de su vida privada. Hoy salen a la luz sus crisis nerviosas y la depresión causadas por la autocensura. ¿Cómo tocar la oscuridad, las obsesiones y la repulsión que le causaban las mujeres al amado autor del concierto para violín más escuchado? ¿Quién se atreve a retar a ese cliché de la exquisitez?  ¿Quién derrota a la leyenda?

Kirill Serebrénnikov (52 años), es homosexual. Es también uno de los directores de cine más prestigiados de Rusia, aclamado por la crítica internacional. Su amplio trabajo recreando pasajes de la vida de personajes polémicos de una forma original y cargada de arte, lo han convertido en un referente para los cinéfilos (entre otras, la vida del famoso rockero ruso Víctor Tsoi y, en actual producción, la vida del líder ruso Eduard Limónov). Favorito de la contracultura rusa, ha sido reprobado una y otra vez por el gobierno de Putin. Su mirada remite a ciertos momentos de grandes directores como Andrei Tarkovski y Alexander Sokúrov, incluso algunos dejos Fassbinderianos, otro homosexual de renombre y cuyo trabajo acostumbra a tocar las fibras más profundas y dolorosas del ser humano. El homenaje que Serebrénnikov tenía preparado para el bailarín Rudolf Nureyev en el Bolshoi, fue cancelado poco antes de su estreno debido a la libertad con la que se trataba el incómodo tema de la homosexualidad. En esta producción los bailarines, desnudos, representaban una coreografía frente a un retrato, también desnudo, del genial Nureyev quien murió a los 54 años de sida. Hoy Serebrénnikov es perseguido por Putin. Pasó meses en la cárcel acusado injustamente de malversación de fondos cuando era director del centro cultural Gógol de Moscú y tuvo que huir del país.

Rusia, siempre Rusia y su homofobia. Rusia cuya historia de odio, prejuicios e intolerancia remite al zarismo, que durante el soviet represivo y castigador, ejerció los más duros controles discriminatorios contra las personas de otras orientaciones sexuales. Con el Gobierno de Putin vuelve a encarnarse en la gran inquisidora al convertirse en uno de los países de mayor peligro para la diversidad sexual. Las prohibiciones y persecuciones se multiplican todos los días. A Putin no le gusta la libertad con la que se manifiesta la comunidad LGTB+. Desde 2013 las protestas a favor de sus derechos han sido reprimidas con extrema violencia. La muerte de un homosexual suele dejar indiferente al gobierno que no está solo, lamentablemente, pues este odio tiene a su máximo representante en la iglesia ortodoxa. Gracias al voto de la mayoría conservadora de la Duma en contra de “las relaciones no tradicionales” o cualquier acción que atente a los “valores tradicionales”, destrozar la vida de un homosexual se está volviendo deporte amparado por la policía.

La Mujer de Tchaikovski (2022), la última película de Serebrénnikov, es un pasaje solo hasta cierto punto biográfico, que refleja la desgraciada relación del músico de 25 años con la joven estudiante de música Antonina Miliukova de apenas 16. Un matrimonio que nunca sería consumado para cubrir su homosexualidad y que contribuyó a la locura obsesiva de la mujer y a la depresión suicida del compositor. En este relato cinematográfico, no escucharemos la dulce y romántica música del compositor, salvo algún fragmento en el que se ridiculiza el Lago de los Cisnes. Inmersa en una atmósfera fantasmal, llena de simbolismos, de silencios, de una densidad pasmosa que igual nos lleva a las pinturas del gran artista Ilya Repin, ilustrada con la miseria y la desesperanza de personajes de las calles moscovitas que sufren el frío, la enfermedad y el hambre mientras adoran con pasión absurda delante del icono de la virgen. Sensaciones que nos remiten a las grandes novelas de Dostoievski.

La locura es el leitmotiv de esta película. Antonina, extraordinariamente interpretada por Alyona Mikhailova, es la esposa, a veces buena, otras perversa, víctima a la vez que victimaria del compositor. Conforme avanza la historia va cayendo en el vacío del desamor y la frustración. En la vida real Miliukova persiguió y acosó a su esposo a lo largo de su vida profiriendo todo tipo de amenazas, la más grave, denunciar sus relaciones con hombres. Terminó encerrada en un manicomio. Murió en 1917, durante los disturbios de la revolución.

La obra maestra de Serebrénnikov nos conduce por densos y oscuros pasajes cargados de angustia. Los sentimientos románticos de Tchaikovski, por lo menos a los que nos ha acostumbrado con su música, son trastocados por los de un ser frustrado, impotente, desesperado ante la evidencia de una pulsión que no pudo reprimir. La batuta de esta película la lleva Miliukova, de ella se trata esta historia. Es verdugo y mártir arrastrada por la crueldad del desamor y el despecho. Como se nos ha contado ya en otras películas La mujer de Tchaikovski, vive el frecuente infierno de muchas amantes de artistas: Camille, Frida, Leonora, Alma y un largo etcétera que pagaron las consecuencias de enamorarse perdidamente de un genio considerado dios. El director ruso sabe de esas atmósferas crudas que muestran a una Rusia pobre, homofóbica, misógina y atrapada en demonios que se cruzan entre las escenas como una danza macabra, un carnaval del horror en el que nadie se salva, ni siquiera el mismo genio Tchaikovski.

No es fácil ver la película a pesar de haber sido ovacionada en Cannes. Es una verdadera lástima; Serebrénnikov no traspasa la línea de director de culto pues no cede ante lo políticamente correcto; no tiene reparos en decir las cosas como son o como él imagina que son. Pero sus abismos nos permiten dejar las típicas sensiblerías tchaikovskianas. La pasión, enfermedad y el sadismo son desgarradores y ofrecen una vía para indagar en el alma oscura de un artista en realidad denso y profundo. Después de ver la película, escuchar la música de Tchaikovski se antoja una paradoja, la mirada del director nos obliga a penetrar en los intersticios de lo prohibido. Una experiencia que cambia por completo nuestra visión. Ojalá pronto la veamos en alguna plataforma. Mientras dejo el tráiler.

Susan Crowley
Nació en México el 5 de marzo de 1965 y estudió Historia del Arte con especialidad en Arte Ruso, Medieval y Contemporáneo. Ha coordinado y curado exposiciones de arte y es investigadora independiente. Ha asesorado y catalogado colecciones privadas de arte contemporáneo y emergente y es conferencista y profesora de grupos privados y universitarios. Ha publicado diversos ensayos y de crítica en diversas publicaciones especializadas. Conductora del programa Gabinete en TV UNAM de 2014 a 2016.

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