Alejandro Calvillo
05/08/2023 - 12:05 am
Hablan Basura: las corporaciones plásticas
"En esta lógica de doble cara, es que, en su momento, llegó a México el CEO de Coca-Cola, James Quincey, para reunirse con el presidente y decirle que aceptaban el nuevo etiquetado".
Con una investigación realizada en más de 15 países, en 5 continentes, sobre las tácticas de las grandes corporaciones frente a la grave crisis global de contaminación por plásticos, la organización Changing Markets muestra cómo estas han “obstruido y socavado durante décadas soluciones legislativas comprobadas.” Entre las diez principales corporaciones globales con mayor impacto en la contaminación plástica del planeta, que va desde los impactos en la vida marina hasta los microplásticos en nuestro organismo, encontramos que la gran mayoría son de comida chatarra y bebidas endulzadas: Coca-Cola, Nestlé, PepsiCo, Unilever, Danone, Mondeléz, Mars, P&G, Colgate Palmolive y Perfetti Van Melle.
No se trata solamente de las islas flotantes de basura en los océanos, de las ballenas varadas con estómagos repletos de desechos plásticos, de las tortugas muertas enganchadas en plásticos de six-packs; se trata de la contaminación tóxica que viene desde la producción de estos plásticos, de las emisiones de gases de efecto invernadero en su fabricación, de sus micro y nanoparticulas ingresando en las cadenas alimenticias y de la gran cantidad de aditivos tóxicos que contienen. Entre estos aditivos se encuentran pigmentos, estabilizadores, ignifugantes, endurecedores como bisfenol A y ablandadores como los ftlatos. Estos dos últimos son identificados como alteradores del sistema hormonal que pueden afectar el desarrollo del feto en gestación y la fertilidad de los adultos. Estas sustancias se han encontrado ya en la leche materna.
La revista National Geographic reportó un estudio en el que se encontraron microplásticos en 114 especies acuáticas, señalando que más de la mitad son de consumo habitual. La contaminación plástica ha vuelto omnipresentes los microplásticos que tarde o temprano se degradan generando nanoplásticos, partículas aún más pequeñas, que pueden penetrar en las células y migrar a tejidos y órganos. Señala la revista: “pero como los investigadores carecen de métodos analíticos para identificar su presencia en los alimentos, no disponen de datos sobre su absorción y aparición en el organismo humano”.
El documento publicado por Changing Markets, “Hablan Basura. El manual corporativo de soluciones falsas a la crisis del plástico” ( https://n9.cl/wkjrn ), expone cómo estas corporaciones han seguido toda una estrategia doble, por un lado, manifestando que se preocupan por el problema y presentan supuestos programas para enfrentarlo y, por otro, bloquean por todos los medios las regulaciones que prohibirían/reducirían su producción y uso. Recordemos la campaña “El Amor Multiplica” del año pasado de Coca-Cola, la mayor campaña publicitaria del 2022, en que la empresa se mostraba como responsable de sus residuos plásticos, mostrando a jóvenes recogiendo basura plástica en una playa y hablaba del reciclaje, mientras filiales de Femsa se amparaban y bloqueaban la prohibición de plásticos de un solo uso en Oaxaca, una política recomendada internacionalmente.
Al respecto del reporte de Changing Markets, en el que participaron periodistas, investigadores y especialistas de todo el mundo se encontró que: “la percepción reflejada es la de una red de organizaciones muy bien constituida que ejecuta presión en todos los niveles y se moviliza incluso en contra del menor intento de restringir o regular la producción de plástico. También revela la hipocresía de las grandes corporaciones multinacionales, como Coca-Cola, la cual recientemente proclamó su apoyo a algunos proyectos de ley en la Unión Europea, pero aún ejerce presión en contra de cualquier cambio en África, China y Estados Unidos, no se diga en América Latina.
El reporte destaca a la empresa más contaminante en plásticos, Coca-Cola, y la estrategia de dar una imagen de responsabilidad a través de una serie de compromisos públicos que no ha cumplido y que le han servido para continuar con sus prácticas. Menciona como estas corporaciones han comprometido 1,500 millones de dólares a la Alianza para acabar con los Residuos Plásticos, un grupo que les sirve de maquillaje, mientras los miembros de esa Alianza invirtieron 186,000 millones de dólares en nuevas instalaciones petroquímicas entre 2016 y 2017, y continúan invirtiendo para aumentar su producción de plásticos”.
Señalan: “nuestro análisis encontró una sorprendente superposición entre la membresía corporativa de las iniciativas que afirman resolver la contaminación del plástico, y las asociaciones comerciales y grupos de presión y lobby corporativo, que trabajan activamente para desacreditar cualquier tipo de legislación suficientemente ambiciosa”.
En esta lógica de doble cara, es que, en su momento, llegó a México el CEO de Coca-Cola, James Quincey, para reunirse con el presidente y decirle que aceptaban el nuevo etiquetado y, por el otro, su principal embotelladora en Yucatán, Bepensa, interponía un amparo en contra del etiquetado, además de que FEMSA Coca-Cola apoya a Concamin y ConMéxico a interponer otros más en el mismo sentido. O que hablan de llegar a la contaminación cero por plásticos, pero cuando un gobierno, como el del estado de Oaxaca, establece la prohibición de los plásticos de un solo uso, sus filiales se amparan para bloquear la política que es recomendada por los organismos de Naciones Unidas.
Es increíble ver cómo las estrategias de estas corporaciones para mantener su producción y uso de plásticos son las mismas que aplican contra las políticas de salud pública que buscan limitar el consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas. Son totalmente semejantes a las desarrolladas por la industria del tabaco, del alcohol, de la agroquímica, etc. El siguiente párrafo, que resume lo que la investigación encontró a lo largo de los cinco continentes sobre las estrategias de estas corporaciones para mantener sus prácticas plásticas, se puede aplicar a lo que vivimos por parte de las mismas empresas contra el etiquetado frontal de advertencia en alimentos y bebidas:
“Hay formas más sutiles de convencer a los legisladores de que la implementación de medidas obligatorias no es necesaria. Causar retrasos a través de compromisos voluntarios grandilocuentes, retener o tergiversar datos para enmascarar la gravedad del problema, pedir el retraso en la implementación o agregar condiciones a las leyes para ampliar el tiempo que las corporaciones poseen para continuar como de costumbre o buscar otros vacíos legales son algunas otras de las tácticas”. ¿Le suena?
En México, ha avanzado en el legislativo una Ley de Economía Circular que buscaría «cerrar el ciclo de vida» de los recursos, con el objetivo que los bienes y servicios necesarios reduzcan el consumo y el desperdicio de energía, agua y materias primas, y que de esta manera, se reduzcan al máximo la generación de desechos. Sin embargo, bajo la influencia de la industria, en especial, de la productora y usuaria masiva de empaques plásticos ha quedado como una Ley de Reciclaje. Y el reciclaje no es la solución ya que la capacidad instalada para reciclar sólo logra reciclar un porcentaje que en México no llega ni al 30%, además de que no tiene ningún sentido que, por ejemplo, para hidratarse con medio litro de agua se tenga que producir una botella de plástico que en el mejor de los casos se tira para ser recogida, transportada y llevada a un centro de reciclamiento para a través de un proceso que incluye el consumo de agua para limpiarla y de energía para fundirla, proceso que incluye añadir un porcentaje importante de plástico virgen, para volver al mercado para nuevamente ser transportada, expuesta en el punto de venta y consumida para nuevamente ser desechada, transportada, uso de agua y energía, etc.
En México no se recicla ni el 30 por ciento del plástico producido, nos hemos convertido en el mayor destino de desechos plásticos entre los países en América Latina. De los Estados Unidos llegan crecientes cantidades de desechos plásticos para ser reciclados en México, con uso de agua y energía, y devueltos a los Estados Unidos. Son los mismos productores de desechos plásticos, como Coca-Cola, los dueños de estas recicladoras que las han convertido en un negocio trayendo desechos de los Estados Unidos cuando no tienen la capacidad de reciclar los que producen en México. De ahí la oposición empresarial al concepto de “responsabilidad extendida” que obligaría a las empresas a hacerse cargo de sus desechos y no generarlos como una externalidad a la sociedad en general, generando ganancias para la empresa y daños para la población y el medio ambiente.
En este espacio hemos podido exponer y comprobar como cuando se tocan los intereses corporativos se desatan una serie de estrategias para tratar de acallar las voces que defienden los bienes comunes por encima de los intereses privados. Pero también hemos expuestos y comprobado que es posible avanzar en la protección de los derechos humanos, de los derechos sociales, culturales y económicos.
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