La escritora Rose Mary Salum habló con SinEmbargo sobre Donde el río se toca, una especie de "bestiario urbano" escrito en la pandemia donde se ahonda en los recovecos del comportamiento humano.
Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).– Una lora, una mona, una gata, una mosca, un mosquito, un hipopótamo de peluche, una vaca y sus crías, una gallina y un escenario orwelliano. Cada uno de estos animales alimentan el “bestiario urbano” de nueve cuentos que la escritora mexicana Rose Mary Salum ha titulado Donde el río se toca (Sudaquia).
“Mi intención más que mostrar la condición humana era cuestionarla y darnos cuenta, cuál es la esencia humana así como también cuál es la esencia animal a través de estos personajes que son animales. Es un libro que surge no necesariamente planeando hacer un libro sobre animales, sino más bien por la necesidad de volcar estas imágenes que de pronto se suceden en los procesos creativos de un escritor”, compartió la autora en entrevista con SinEmbargo.
Las historias nacieron en la pandemia de la Covid-19, palpable en varios de los relatos. “Cuando llega ese momento en donde los animales empiezan a tomar las calles, que todavía lo digo y me parece surreal, es ahí, esa imagen, uno de los momentos más importantes en el proceso creativo porque eso es lo que me provoca esta necesidad de sentarme a escribir un libro que tuviera que ver con animales”, refirió Salum.
“El hilo conductor es esta especie de 'bestiario urbano' y la primera sorprendida soy yo porque nunca había tocado ese tema, no fue un proceso consciente. El libro surge de una forma bastante instintiva, visceral, y de pronto es la misma escritura la que sobrepasa al escritor porque llegó un momento en que no entendía muy bien qué era lo que estaba sucediendo con este libro, hay una parte consciente que está alerta del proceso creativo, que está atenta a lo que está sucediendo, pero también hay una buena dosis de emoción, de inconsciente que se trasmina por las páginas”, compartió Rose Mary Salum.
La escritora mexicana somete en estos cuentos al ser humano dentro de este zoológico urbano, al grado de no distinguir cuáles son los animales y cuáles los hombres y mujeres. Todos están fundidos en un mismo escenario, cada cual con su manera de actuar.
“La intención inicial era explorar esa parte de esa conciencia animal y sin embargo, lo que surgió por contraste o por contrapeso fue la conciencia y el comportamiento humano. Eso se ve reflejado a través, no necesariamente de los animales, sino de ese pensamiento animal. Finalmente nosotros somos otra especie más en este planeta totalmente”.
Precisamente ese comportamiento humano que se desentraña en las historias de Rose Mary Salum se nota por el contraste de la conducta animal que se explora:
“uno no puede conocer el mal sin conocer el bien, esta naturaleza humana se presenta en contraste frente a los animales, estamos viendo un comportamiento animal, pero por contraste queda en evidencia este otra parte que es el comportamiento humano, que es un comportamiento mucho más meditado, más planeado con una suerte de dolo, que eso no se ve tan abiertamente en el comportamiento animal y que puede causar mucho horror”.
En los primeros cuatro cuentos es notable que todo sucede en la pandemia a través del espectro de emociones que se exploran: la soledad del encierro, las violencias, las pérdidas y cómo, literal, que los animales salen a conquistar las calles.
“En los primeros cuentos se siente esta cosa como un poquito ligera muy simpática, te pueden incluso causar algo de simpatía de risa, en fin, tiene mucho de humor y poco a poco se va uno adentrando en estos cuentos y uno va enfrentándose más de lleno a circunstancias que por un lado son muy fuertes, pero por otro lado resultan muy familiares a nuestro día a día y el hecho que los primeros cuentos tengan un aspecto un poco de más ligereza no quiere decir que no tengan una cierta profundidad”, puntualizó Rose Mary Salum.
