Los cerdos han sido animales históricamente importantes para China, lamentablemente, no por las razones que considero correctas. La importancia de su existencia está inclinada más a lo que pueden obtener de ellos y el simbolismo que se les asigna, son vistos meramente como recursos y no como individuos sintientes. Se considera que los cerdos fueron un importante trampolín para el desarrollo de China, simbolizan prosperidad, riqueza, suerte y buena salud. También se les ha asociado con la virilidad y la fertilidad debido a que son capaces de tener muchas crías y se cree que quienes lo consumen pueden beneficiarse de esto a la hora de buscar formar una familia.
Estos animales tienen su propio carácter chino y son parte de su zodiaco, desgraciadamente también su carne también forma parte de sus festivales y prácticas religiosas. El precio de su carne se disparó drásticamente en el año 2018, es por eso que muchos inversores comenzaron a apostar por la industria de la crianza, matanza y venta de cerdos. Inversionistas decidieron destinar la construcción de bloques de departamentos familiares en departamentos para criar cerdos. En las afueras de Ezhou en Hubei se construyó un rascacielos de 26 pisos y 400 mil metros cuadrados, el más grande del mundo. Este rascacielos puede asesinar a 1.2 millones de cerdos cada año.
Se jactan de ser la macrogranja más moderna de China, los alimentos se distribuyen vía tuberías de forma automatizada. La temperatura, humedad, ventilación y concentración de gases se puede controlar en tiempo real y los animales son monitoreados por cámaras de seguridad. Los desechos de los animales se eliminan a través de un sistema de tratamiento a base de biogas, que a su vez está convirtiendo el estiércol en energía limpia. China tiene como meta que la producción total de carne de cerdo del país provenga de macrogranjas y aumente en un 65 por ciento para el año 2025.
Tenemos antecedentes sobre los riesgos que conllevan los modelos de ganadería intensiva. La propagación de enfermedades, hormonas de crecimiento, la acumulación y abuso de antibióticos y la resistencia de los organismos a los mismos, solo por mencionar algunos.
«Cuanto mayor sea la densidad de animales, mayor será el riesgo de propagación y amplificación de patógenos infecciosos, así como el potencial de mutación. La pregunta aún más importante será si este tipo de producción es consistente con la necesidad de avanzar hacia la reducción del consumo de carne, considerando la amenaza aparentemente imparable del devastador cambio climático», Dirk Pfeiffer, profesor titular de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.
¿Hasta dónde somos capaces de llegar con tal de satisfacer nuestro paladar y llenar nuestros bolsillos? Hemos normalizado la violencia hacia los animales, hemos puesto el dinero muy por encima del bienestar del planeta y al final, el recibo va a ser muy caro e irreversible.