Un informe de la Organización de las Naciones Unidas muestra cifras contundentes: en muchas partes del mundo, incluso en países donde el Índice de Desarrollo es alto, las mujeres han perdido empoderamiento", y sus derechos han retrocedido, aunado a las crisis que trajo consigo la pandemia de COVID-19.
Ciudad de México, 17 de junio (SinEmbargo).– Casi nueve de cada 10 personas mantiene al menos un prejuicio o sesgo de género contra las mujeres, y el mundo no se encuentra en camino para alcanzar la igualdad de género propuesta para 2030, con graves cifras y con retrocesos en algunos derechos básicos.
Estas son algunas de las conclusiones a las que llegó el Índice de Normas Sociales de Género 2023, publicado esta semana por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"El mundo no está en camino a lograr la igualdad de género para 2030. El valor global del Índice de Desigualdad de Género (GII), la medida compuesta del PNUD [Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo] de la desigualdad de género en el empoderamiento, ha permanecido estancada desde 2019", indica la publicación.
"La perspectiva se ve aún más disminuida por una reacción global contra los derechos de las mujeres y la devastación duradera de las crisis multidimensionales de desarrollo humano que siguieron a la pandemia de COVID-19. En muchas partes del mundo, los movimientos contra la igualdad de género han cobrado fuerza y los derechos de las mujeres han retrocedido", concluye.
Además, estos reveses se desarrollan, advierte la ONU, "frente a una crisis de desarrollo humano", ya que el valor del Índice Humano de Desarrollo global disminuyó en 2020 por primera vez registrada, y nuevamente el año siguiente.
Los datos de la publicación se tomaron entre 2017 y 2022, usando la información disponible en 80 países y territorios que cubren el 85 por ciento de la población mundial. "El Índice 2023 pinta un retrato de sesgos de género dominantes y generalizados en todos los países y el tiempo", precisa.
El documento revela que casi nueve de cada 10 personas en el mundo tienen prejuicios contra las mujeres. Esto incluye a las mujeres mismas. Se tratan de prejuicios que se relacionan con cuatro esferas principales: lo político, lo educativo, lo económico/ la economía y la integridad física.
"Los sesgos prevalecen entre hombres y mujeres, lo que sugiere que están profundamente arraigados en la sociedad y reflejan normas sociales ampliamente compartidas. (…) Los sesgos de género son un problema tanto en países con IDH más altos como más bajos. Incluso en los países con menos sesgos de género, más de una cuarta parte de las personas tienen al menos un sesgo, lo que demuestra que estos sesgos se mantienen en todos los continentes, niveles de ingresos y culturas, lo que los convierte en un problema global", explica el análisis.
Además, el 27 por ciento considera que las mujeres gocen de los mismos derechos que los hombres es esencial para la democracia, pero a su vez el 49 por ciento considera que el enunciado "Los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres" es correcto.
gsni202303pdfUn 28 por ciento considera que la universidad es más importante para los hombres que para las mujeres. Asimismo, el 48 por ciento considera que los hombres deberían tener más derechos laborales que las mujeres y el 43 por ciento que los hombres son mejores ejecutivos que las mujeres.
Un 25 por ciento –es decir, uno de cada cuatro– considera que es legítimo que un hombre pegue a su mujer y el 58 por ciento que el aborto nunca está justificado. Apenas el año pasado, la Corte Suprema de los Estados Unidos, uno de los países con el IDH más alto del mundo, tumbó el derecho al aborto luego de 49 años.
Con respecto a la política, el Índice precisa que, si bien se ha logrado un progreso considerable para las mujeres en muchas capacidades básicas (como el derecho al voto y la participación igualitaria en la educación), "el progreso ha sido tenue en capacidades mejoradas, como la voz y el poder de las mujeres".
Y es que aunque en la mayoría de los países se han eliminado muchas barreras formales para que las mujeres ocupen cargos políticos, las brechas de género en la representación política siguen siendo altas, concluye. "En promedio, la proporción de jefes de Estado o de Gobierno que son mujeres se ha mantenido en torno al 10 por ciento en todo el mundo desde 1995, y las mujeres ocupan poco más de una cuarta parte de los escaños parlamentarios en todo el mundo", indica.
Pero, a su vez, "las mujeres líderes suelen ser juzgadas con más dureza que sus homólogos masculinos. Cuando las mujeres se convierten en líderes, los cambios en las normas sociales pueden ir hacia una mayor aceptación del liderazgo de las mujeres o hacia una reacción más fuerte contra las mujeres".
El 8 de marzo pasado, ante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, destacó que los derechos de las mujeres son objeto de “abusos, amenazas y violaciones” en todo el mundo y que, al ritmo actual, la igualdad de género no se alcanzará hasta dentro de 300 años. Los avances logrados durante décadas se están desvaneciendo porque “el patriarcado contraataca”.
EN AL, MUJERES TIENEN MENOS ACCESO A EDUCACIÓN Y EMPLEOS
De acuerdo con el anuario estadístico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentado en febrero, las mujeres son el 51.5 por ciento de las 666.2 millones de personas que viven en América Latina. Pero ese equilibro respecto de los hombres no se replica en las estadísticas de acceso a la educación, pobreza, empleo, participación en política y otros indicadores que constatan que la inequidad de género aún persiste en la región.
Según el informe, son mayoría las mujeres que tienen 13 años de instrucción o más (27.7 por ciento) frente a los hombres (23.5 por ciento). Sin embargo, la desocupación a ese nivel educativo es mayor en ellas (8.8 por ciento) que en ellos (6.7 por ciento) y en todos los casos el desempleo urbano afecta más a las mujeres.
Cuando se le pregunta a jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan, sólo un 1.5 por ciento de los hombres da como razón que tiene que ocuparse de trabajos no remunerados en el hogar mientras que es la razón que alegan el 17.4 por ciento de las mujeres.
De hecho, al repasar las horas empleadas en las tareas domésticas entre ambos sexos, en el mejor de los casos las mujeres dedican algo más del doble de horas que los hombres. Eso ocurre, por ejemplo, en Brasil, Chile o Cuba. Pero las estadísticas de la Cepal muestran que en la mayoría de los países hasta triplican el tiempo dedicado al hogar. Por ejemplo, en Colombia, las mujeres ponen 18.9 horas semanales en tareas domésticas frente a las 5.9 horas de ellos o en México, 24,2 horas frente a 8.8.
Siendo ellas las que dedican más horas a las tareas domésticas, sólo hay tres situaciones en las que hay más jefas que jefes de hogar: cuando están solteras, cuando son madres solteras o cuando conviven con una familia extendida -es decir, cuando hay parientes relacionados con los miembros de la pareja en la misma vivienda-. En los hogares formados por parejas con hijos, son ellos los considerados jefes del hogar en el 48.1 por ciento de los casos frente al 14.4 por ciento de las mujeres, según cifras de 2021.
Al medir por sexos a la población que vive sin ingresos propios, el anuario de la Cepal también mostró que en todas las franjas de edad las mujeres son las más afectadas: en el grupo de 25 a 34 años el 26.9 por ciento de las mujeres carece de ingresos propios frente al 11.4 por ciento de los hombres; entre los 35 a 44 años son el 24.2 por ciento de mujeres y sólo el ocho por ciento de los hombres y entre los 45 y 59 años el 28.1 por ciento frente al 9.2 por ciento.
En tanto, el 77.1 por ciento de los hombres integran la población económica activa de los países latinoamericanos frente al 50.9 por ciento de las mujeres. En los trabajos urbanos de baja productividad ellas tienen menos espacio entre asalariados y empleadores, pero son más en trabajos independientes no calificados, comercio y servicios y, sobre todo, en el empleo doméstico.
En cuanto a la representación política, el país con más escaños del Parlamento ocupados por mujeres es Cuba, con un 53.4 por ciento y sólo México, Bolivia, Nicaragua y Costa Rica tienen repartidas sus plazas en el Congreso en torno al 45 – 50 por ciento para mujeres.