El conocimiento es poder, así que no es sorpresa que en los últimos años los químicos se hayan convertido en objetivo del crimen organizado. Un grupo de profesores de química del estado de Baja California confesaron que sentían temor de ser blanco de grupos criminales.
Por Sara García
Tijuana, 18 de mayo (Insight Crime).– Juan Manuel Delgado Cárdenas estaba a escasos meses de terminar sus estudios de química en la Universidad Autónoma de Baja California cuando, el 30 de abril de 2021, tres hombres entraron a la casa familiar en Tijuana y abrieron fuego, dejando muerto a Delgado Cárdenas y heridos a dos amigos y dos de sus hermanos, entre ellos uno de 12 años.
El estudiante y entusiasta instructor de boxeo no parecía tener conexiones con organizaciones criminales. Varios de sus amigos en declaraciones al medio informativo local Zeta afirmaron que el ataque contra Delgado Cárdenas había sido una represalia por negarse a trabajar para los grupos criminales que operaban en la zona.
Los fiscales de Baja California siguieron esta línea de investigación, dirigiendo sus averiguaciones a descubrir si Delgado Cárdenas había sido abordado por su conocimiento químico y si le habían pedido que produjera drogas sintéticas, según el diario mexicano El Heraldo.
No hay más información de dominio público, pero el caso pareció apuntar a un problema en aumento en México: la demanda de químicos para apoyar la producción de fentanilo y metanfetamina es real y puede tener consecuencias fatales.
El problema ha llamado la atención de los más altos niveles del gobierno. Documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), filtrados en 2022, por ejemplo, mostraban que el Cártel de Sinaloa buscaba reclutar químicos.
La misma preocupación existe en los campus universitarios. Durante nuestra investigación a lo largo de un año sobre los precursores químicos, numerosos profesores de química manifestaron a InSight Crime que les preocupaba que ellos, y sus estudiantes, pronto se convirtieran en objeto de tácticas agresivas de reclutamiento.
Su función se ha vuelto crucial. Los expertos en química ayudan a orientar todo el proceso de producción, ayudando a brindar capacitación y recetas a “cocineros” con menos experiencia que operan instalaciones en todo el país de manera muy descentralizada. Las consecuencias de estos procesos muchas veces rudimentarios pueden llegar a ser fatales.
A LA CAZA DE EXPERTOS
El conocimiento es poder, así que no es sorpresa que en los últimos años los químicos se hayan convertido en objetivo del crimen organizado. Un grupo de profesores de química del estado de Baja California, noroeste de México, por ejemplo, confesaron a InSight Crime que sentían temor de ser blanco de grupos criminales. Una de ellos refirió que en los años noventa varios individuos la contactaron para que los ayudara a producir metanfetamina. Otros dijeron que se resistían a revelar a la gente que se dedicaban a la química para evitar atraer atención de personas equivocadas.
“Como químicos nos sentimos cada vez más inseguros”, dijo uno de ellos a InSight Crime. “Cualquier persona puede ser reclutada y negarse puede hacer que te maten”.
La necesidad es palpable. Los cocineros siguen las recetas. Los químicos las entienden y pueden trabajar con un gran número de sustancias químicas para llegar al producto final. Es el caso con la producción de metanfetamina en México. Existen más de 100 métodos de producción de metanfetamina, como le explicaron funcionarios de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México a InSight Crime.
Y tras años de experimentación e inversión, los productores de metanfetamina en México en su gran mayoría pueden producir algunas de las metanfetaminas de mayor pureza y potencia del mundo, usando químicos de fácil acceso.
Esa es la meta con el fentanilo, pero aún queda un largo camino por recorrer. Es difícil y peligroso producir fentanilo desde cero. Así que mientras sigue la experimentación clandestina, los químicos entrenan a los cocineros para realizar solo los últimos pasos del proceso usando precursores bien desarrollados y sus antecedentes, conocidos como preprecursores. A los cocineros se les puede enseñar a seguir una receta, sin que esto implique un conocimiento avanzado en química, según confirmaron a InSight Crime varios especialistas en el tema.
Puede haber más reclutas en camino. Según un profesor de química en Sinaloa, algunos estudiantes se han inscrito a cursos de química con la sola intención de aprender cómo producir drogas sintéticas. Ha aumentado tanto el interés en las técnicas de producción específicas que dejó de enseñarlas y se ha centrado en mantener a los estudiantes a salvo.
"De cualquier modo van a hacerlo, aunque les diga que no lo hagan. Pero si van a procesar drogas, al menos no deberían morir en el proceso”, le confesó a InSight Crime.
EL COSTO DE LA INEXPERIENCIA
A lo largo de los años, los productores de drogas sintéticas han reducido la necesidad de personal especializado. Un funcionario de seguridad del gobierno mexicano estimó que el total de expertos en todo el país que colaboraban con el crimen organizado no excedía la docena. Y los cocineros, como se mencionó, pueden ser entrenados.
Pero el afán de recortar costos tiene consecuencias devastadoras. Los procesos de síntesis siguen siendo en su mayoría rudimentarios, realizados en laboratorios clandestinos, lejos de centros poblados y con precaria infraestructura, lo cual tiene consecuencias funestas para cocineros y consumidores finales.
Es normal que los cocineros manejen sustancias tóxica sin el equipo de seguridad apropiado, lo que ha producido explosiones o casos de envenenamiento. Un agente de seguridad de Baja California relató a InSight Crime que han encontraron víctimas de explosiones de laboratorios con marcas de quemaduras en las manos.
El peligro es mayor para el consumidor final. En estos laboratorios, los cocineros mezclan fentanilo con pastillas adulteradas de fármacos como Oxicodona, Percocet y Vicodin, con poco control de la dosis real de fentanilo. Lo mismo pasa con otras drogas, como la cocaína, pues los traficantes también las están mezclando con fentanilo.
"El problema de salud más grave de la elaboración [ilícita] es no tener un [producto] homogéneo", observó Steven Campman, examinador médico jefe del condado de San Diego, en conversación con InSight Crime. "Algunas pastillas [de fentanilo] contienen lo suficiente para matar a dos o tres personas, y otras son mucho más débiles".
Expertos en química consultados por InSight Crime en la Ciudad de México también señalaron que los productores de drogas ilegales rara vez hacen un proceso de limpieza efectivo de precursores, aditivos y catalizadores que permanecen en estas drogas. Estos podrían contribuir a los efectos secundarios reportados, como alucinaciones visuales y auditivas entre los consumidores de metanfetamina y erupciones cutáneas entre los consumidores de fentanilo.
"El uso inapropiado de precursores, como no limpiarlos correctamente, está causando un daño impredecible a los consumidores", dijo la doctora Silvia Cruz, investigadora farmacobióloga del Instituto Politécnico Nacional de México (IPN), en intercambio con InSight Crime.
*Steven Dudley, Victoria Dittmar, Parker Asmann, Ben Westhoff y Marcos Vizcarra colaboraron con la reportería para este artículo.
*Este artículo forma parte de una investigación de un año sobre el flujo de precursores químicos para la producción de metanfetamina y fentanilo en México. Lea los otros artículos de la investigación aquí y el informe completo aquí.