Extrabajadores de ingenios azucareros de Morelos y Puebla llevan décadas exigiendo al Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares que les devuelva los recursos que aportaron de sus salarios a fideicomisos de los que no se beneficiaron. Ante la falta de respuestas en distintas instancias ahora piden al Gobierno federal que intervenga para que puedan acceder a la justicia.
Ciudad de México, 16 de abril (SinEmbargo).– Exobreros de ingenios azucareros en Zacatepec, Morelos, y Atencingo, Puebla, acumulan 31 años exigiendo pensiones donde perciban el dinero que el Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares les descontó de sus salarios para fideicomisos con los que, según les prometió, podrían acceder a beneficios como viviendas, fondos de ahorro y becas para sus hijas e hijos. Pero desde 1991, cuando fueron despedidos sin justificación, no han accedido a esos recursos.
Las protestas para ser reconocidos como trabajadores de los ingenios –como se conoce a las instalaciones industriales dedicadas a procesar caña de azúcar–, comenzó desde el 21 de agosto de 1991, recuerda Gerardo Alday Zamudio, de 73 años de edad, despedido ese día del ingenio “Emiliano Zapata”, en Zacatepec, después de laborar 18 años como tomador de tiempo.
Durante los días que siguieron, como él, más de 3 mil 500 obreros, empleados sindicalizados y personal de confianza también fueron despedidos de ese ingenio y otros puntos del país.
“A nosotros desde un principio nos desconocieron, dijeron que no éramos obreros, que estábamos mal, que estábamos reclamando algo que no nos correspondía”, recuerda mientras muestra documentos emitidos por el Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la República Mexicana (STIASRM) en distintos años de la década de 1970 que muestran cómo se le descontó parte de su salario para fideicomisos como el destinado a un Fondo Solidario de Protección Familiar –cuya creación consta en el Contrato de Ley de la Industria Azucarera, Alcoholera y Similares publicado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de noviembre de 1976– y otro para “Desarrollo Turístico del Sindicato” –creado en 1974 y que fue usado para construir el balneario “Los ángeles locos” en Tenacatitla, Jalisco–.
Oriel Castañeda Aquino, de 72 años, comenzó a laborar en el ingenio de Zacatepec en 1968, y desde que fue despedido, “cuando se declaró una quiebra fraudulenta”, reclama que no recibió otros beneficios para los que también se les descontó parte de su sueldo, como un fondo de jubilaciones.
“Los empresarios azucareros hacían una aportación ese fideicomiso y nosotros los obreros también aportábamos un día de salario cada año para reforzarlo y poder alcanzar el beneficio cuando nos jubiláramos, pero desde el momento que fuimos despedidos, del 91 para acá, fuimos desconocidos y nunca pudimos recibirlo”, lamenta, y denuncia que el finiquito que se le dio sólo cubrió 36 por ciento del dinero que debió haber recibido.
“Por eso empezamos a luchar, para que se nos pagara lo justo, lo que marcaba la ley, pero aún no lo logramos”.
Además del fondo de protección familiar, desarrollo turístico y jubilaciones, Oriel Castañeda, Gerardo Alday y decenas de extrabajadores del ingenio de Atencingo, del municipio poblano Chietla reclaman los descuentos a sus salarios por otros 12 fideicomisos, entre ellos uno cuya creación se oficializó el 20 de diciembre de 1968 con un decreto presidencial de Gustavo Díaz Ordaz que reformó el contrato laboral de los trabajadores de la industria azucarera para derogar un aumento del 12.5 por ciento en sus salarios a cambio de crear un fondo para entregar a los sindicalizados viviendas.
Aunque en 1976 en Jicarero, Morelos, se construyeron las primeras mil 100 casas de 2 mil 200 que prometió el sindicato para trabajadores del ingenio de Zacatepec, las demás no fueron construidas.
En este contexto, en 1995, cuando miles de exobreros seguían exigiendo una liquidación justa y el acceso a prestaciones por los despidos injustificados, la Secretaría del Trabajo y el Comité Ejecutivo Nacional del STIASRM revisaron el contrato colectivo de la industria azucarera y acordaron suscribir el fideicomiso que garantizaba la construcción de casas para trabajadores. Al aportar de su salario para ello y no ser beneficiados, actualmente los extrabajadores exigen al sindicato que cumpla y les entregue la vivienda que les corresponde o les regrese la inversión que hicieron por años para conseguirla.
“Hasta la fecha estos fideicomisos nos siguen afectando en nuestras pensiones ya que no recibimos nuestra casa en propiedad”, expuso Gerardo Alday.
Para personas como Ángel Vargas Salmerón, extrabajador del ingenio de Atencingo, despedido en la década de 1990, y su familia las condiciones de vida cambiaron al no recibir completos los recursos que le correspondían.
“Yo tuve nada más tres hijos y querían estudiar, no hubo recursos porque jovencitos nos echaron a la calle y [tanto las autoridades como el STIASRM] nos veían como extraños”.
EXOBREROS BUSCAN JUSTICIA
Con estas exigencias, un grupo de al menos 350 exobreros y familiares de los extrabajadores fallecidos iniciaron una demanda laboral contra el STIASRM en 2005, pero en noviembre de 2009 la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje falló en su contra en el juicio laboral IV-27/2005. Aunque buscaron ampararse ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), su caso fue desechado.
En los últimos años se han acercado y entregado escritos a dependencias federales como la Secretaría del Trabajo, la Secretaría de Economía y la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (PROFEDET), todo ello sin obtener respuesta. Al agotar todas las instancias locales y federales, ahora buscan que el Presidente Andrés Manuel López Obrador cumpla la promesa que, aseguran, les hizo cuando habló con ellos antes de ser titular del Ejecutivo.
El primer acercamiento que tuvieron con López Obrador, recuerda Gerardo Alday, fue en 1997, cuando realizaron un plantón que duró tres meses en la Cámara de Diputados, y el entonces perredista los apoyó con dinero.
En 2018, durante la campaña para la Presidencia, el exobrero Vargas Salmerón recuerda que en Izúcar de Matamoros abordó a López Obrador para entregarle oficios exponiendo su caso y ahí le habría prometido resolver la demanda de los exempleados de ingenios “si llegamos al triunfo”. Ese mismo año, y ya como Presidente, Vargas Salmerón y sus compañeros continuaron enviando oficios al morenista y distintas dependencias, pero siguen sin respuestas.
“Fuimos víctimas y somos víctimas del periodo neoliberal, y eso es lo que el señor Presidente ha dicho en sus conferencias de las mañaneras, que él va a apoyar a toda la gente, a todo trabajador que fue perjudicado por el periodo neoliberal”, dice el exobrero Gerardo Alday, y agrega que por eso esperan respuesta del mandatario federal y su administración.
La búsqueda de justicia de los exobreros ha inspirado a más personas en los últimos años, como a Ernesto Castro Vásquez, extrabajador del ingenio de Atencingo, quien pese a no haber sido despedido en la década de 1990, desde 2012 acompaña la exigencia por el pago de los fideicomisos a los que también aportó, esto porque hasta la fecha no se ven reflejados en su pensión.
Ernesto reconoce que la falta de estos recursos ha mermado tanto su calidad de vida como la de otros extrabajadores y sus familias, por ello exige que tanto el sindicato azucarero como autoridades federales les informe a dónde se fueron sus recursos.
“La situación se ha manifestado en la cuestión de que nos hace falta, aunque sea un peso hace falta para poder disponer de él. Es un buen dinero el que se fue o está estancado. Al menos queremos una explicación de dónde se encuentra. ¿Por qué no nos tomaron en cuenta para tomar decisiones de ese dinero si es de nosotros?”.
Ángel Vargas, por su parte, recuerda a las decenas de excompañeros, así como sus familiares, que murieron sin justicia, por lo que insiste en que la seguirán exigiendo.
“Yo le doy gracias a dios que todavía nos conserva, muchos compañeros de nosotros ya no la cuentan, pero quedan sus nietos, sus hijos, es por ellos. Hay que dejarles algo”, destaca convencido.