Federico Axat habló con SinEmbargo acerca de su más reciente novela, un thriller psicológico que planteará para quien lo lea un duelo mental entre personajes que se extenderá a lo largo de una historia que además de ahondar en los recovecos de la mente humana, lo hace en la relación que los padres proyectan hacia sus hijos y las consecuencias que esto puede tener.
Ciudad de México, 9 de abril (SinEmbargo).– Ha pasado un año desde la desaparición de Sophia, una adolescente de 14 años. El caso llega a las manos de Camila Jones, una veterana periodista que ha decidido resguardarse en la tranquilidad de Hawkmoon. A su llegada conocerá a Tim Doherty, el director del periódico local, quien se empecina para que ella se involucre en el caso en el que poco a poco ambos se irán sumergiendo en los secretos más oscuros de esta pequeña ciudad.
De manera paralela corre la propia historia de Sophia y sus amigos Janice, Nikki, Bishop y Tom, en la que se desenvuelven entre los sueños y aspiraciones propias de los adolescentes y el tiempo que pasan en un garage dando forma a su banda. Esa cotidianidad se verá truncada cuando se difunda el video de uno de ellos, una situación que cambiará su vida junto a la desaparición de Sophia. Dos episodios que más de uno conectará sin saber la profundidad de sus implicaciones.
La historia corresponde a la última novela del escritor argentino Federico Axat: La hija ejemplar (Destino), un thriller psicológico que planteará para quien lo lea un duelo mental entre personajes que se extenderá a lo largo de una historia que además de ahondar en los recovecos de la mente humana, lo hace en la relación que los padres proyectan hacia sus hijos y las consecuencias que esto puede tener, tanto para bien, como para mal.
“La Hija Ejemplar es un thriller psicológico, ante todo y como tal, lo que plantea en el fondo es un duelo entre personajes, mental en este caso. Creo que de mis libros, tendría que hacer un repaso más concienzudo, pero creo que es el libro donde más se pone de manifiesto esto”, comentó Axat en entrevista con SinEmbargo.
Federico compartió que decidió contar la novela en dos tiempos porque sentía que lo que sucede cuando alguien desaparece es una imagen que se aborda constantemente desde este género: “ya hemos visto los perros buscando por el bosque, las marchas, los sentimientos que cruzan los padres de esos adolescentes, entonces decidí obviar esa parte y me centré en los hechos anteriores, que son muy relevantes a la trama, y que tiene que ver con Sophia”, un joven cuya inteligencia quedara de manifiesto desde el inicio de la historia.
“Estamos en una ciudad pequeña, las teorías empiezan a aparecer, y después tenemos a Camilia y a Tim, estos dos periodistas, efectivamente, muy diferentes entre sí, una periodista consagrada, que vive en el exilio, porque está lidiando con una serie de problemas personales, y un periodista local, que es todo lo contrario y que está tratando, a duras penas, hacer que subsista un periódico que languidece en esta ciudad, y ellos dos se juntan y empiezan a investigar el caso de Sophia, y estas dos líneas de tiempo van corriendo en paralelo, hasta que en un momento se unifican y empezamos a desentrañar la trama, y ahí es donde empiezan los giros y las sorpresas, es la parte donde mejor que cada uno lo descubra leyéndolo”, planteó Axat.
El autor de La última salida y Amnesia explicó que el recurso de moverse temporalmente es una marca de su estilo, pero con el que “hay que tener cuidado de no marear y de entender dónde uno está parado en dos momentos”, aún así consideró que es muy enriquecedor leer cuando Camila y Tim investigan la desaparición de Sophia y de repente saltar en el capítulo siguiente y ver a Sophia y entender su historia.
“Verla a ella desde el punto de vista del lector y estar con sus amigos, y entender cómo es, es mucho mejor que cualquier investigación que se pueda hacer, entonces el lector empieza a tener ventaja frente a los personajes porque empieza a ver estas dos realidades y a conocer un poco de cada una, y en función de eso sacar sus propias conclusiones, para mí es fundamental ese juego entre el lector y el autor”, comentó.
Y puntualizó: ”en este género el juego consiste en tratar de engañar al lector, engañar en el mejor sentido de la palabra, no de forma artera sino de forma legítima y que el lector trate de darse cuenta de algunas cosas, no de todas las cosas, a veces algún lector me dice que vio venir el final o que supuso alguna cosa, eso a veces, son las reglas del juego, esta bien que sea así, por supuesto que si le pasa a todo el mundo, y todo el mundo descubre el final en algo fallé pero es el riesgo”.
No obstante, para Federico una de las principales cuestiones en las que ahonda su novela es la manera en la que interaccionan los padres y los hijos de su historia, una relación en la que está latente el abandono desde diferentes perspectivas.
“Las relaciones entre los padres y los hijos, e incluso algunas relaciones que son paternales que tienen esa forma aunque no son necesariamente de padres e hijos, están muy presentes en todo el libro, y a veces uno no se da cuenta porque claramente no es el tema principal del texto, y es a lo que reflexiona después, pero en este caso particular yo sí fui consciente a medida que escribía, que había muchos vínculos, muy característicos, muy particulares y muy representativos en el libro”, señaló.
“Había una idea detrás, que es una idea que está en algún punto en La hija Ejemplar, la novela se llama La hija ejemplar, ya estamos entendiendo algo de vínculos ahí, y mejor no ahondar demasiado en el título, porque entramos en ese terreno de spoilear cosas, que mejor que el lector no sepa”.