Pocos hombres con el liderazgo político, cultural, intelectual, de desarrollo, como Raúl Padilla López, que el domingo 2 de abril de 2023 decidió acabar con su vida. A su tiempo, en sus términos, como él quiso y le vino en gana.

Él ganó, o perdió una batalla, depende del cristal con el cual se mire su decisión, pero México carece hoy día de un gran promotor de la cultura. Un hombre brillante, insustituible. Hace 37 años más menos, Raúl Padilla fundó la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la famosa FIL, que año con año reúne a cientos de miles de personas, 806 mil en la última edición en la que estuvo presente Padilla, a finales de noviembre de 2022.

806 mil personas, 775 escritores; 2 mil 173 editoriales; 14 mil 197 profesionales del libro; 625 presentaciones editoriales; 49 países representados; y 548 medios de comunicación acreditados, todos reunidos en la Expo Guadalajara, en torno a los libros, la literatura, el pensamiento libre, la caricatura, la pluralidad de ideas y la riqueza intelectual de Hispanoamérica.

Pocos liderazgos ha tenido México en la promoción de su cultura. Dos se vienen a la mente:

Víctor Flores Olea, fallecido en noviembre de 2020, fundador del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el CONACULTA, en 1988, para promover y preservar el patrimonio cultural del país. Fotógrafo, escritor, ensayista, fue doctor en Ciencias Políticas y representante de diplomático, Embajador en la ex Unión Soviética, y representante ante la UNESCO. Un intelectual excepcional, generoso promotor de las artes y la literatura, contemporáneo de una generación de voces trascendentes como Carlos Fuentes y Margo Glantz, una figura que le dio rumbo al desarrollo cultural de México.

Rafael Tovar y de Teresa fue otro destacadísimo promotor de la cultura mexicana. Fue director del Instituto Nacional de Bellas Artes cuando Flores Olea creó el CONACULTA, Consejo que Tovar fue el segundo en presidir, y lo haría en dos ocasiones más, en los sexenios de los presidentes Ernesto Zedillo Ponce de León y de Enrique Peña Nieto, siendo en este último cuando el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes se transformó en la Secretaría de Cultura, y Tovar y de Teresa, en el primer secretario de la institución. También diplomático, fue Embajador de México en Italia. Falleció en diciembre de 2016.

Después de los esfuerzos de Flores Olea y de Tovar y de Teresa por la promoción de la cultura y las artes no se contemplan sucesores a la medida. Solo el liderazgo de Raúl Padilla López, creador de la feria internacional del libro más importante de habla hispana, y la segunda de mayor relevancia en el mundo, solo precedida por la de Francfort. Pero, además, Padilla promovió el desarrollo académico y profesional desde la Universidad de Guadalajara de la cual fue rector, la institución base y semillero de sus actos y programas para la promoción cultural de México.

En su legado no sólo se encuentra la FIL, también destacó por coordinar la Cátedra Julio Cortázar, presidir el Patronato del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el fideicomiso para el Centro Cultural Universitario y crear LéaLA, la famosa Feria Internacional del Libro en Español, celebrada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Y en años recientes establecer convenios con la Fundación Internacional para la Libertad, del nobel Mario Vargas Llosa, para la realización en México, en Guadalajara, de la Cátedra Mario Vargas Llosa, y la Bienal de Periodismo Mario Vargas Llosa, cuya primera edición se celebró en 2022.

Como nadie, Raúl Padilla López impulsó la literatura para y desde México, cada año hay un país invitado a la FIL para promover cultura y el intercambio intelectual en un foro de lo más diverso. Llevó a tierras tapatías a cientos de laureados escritores para disertar desde Guadalajara hacia el mundo. Generoso, dio oportunidad a escritores nuevos y consolidados, a jóvenes cineastas y a ácidos caricaturistas. Estudiantes de todos los estados del país han recorrido las instalaciones de la Expo donde se desarrolla la FIL, y han acudido a las instalaciones de la Universidad de Guadalajara para atestiguar encuentros entre intelectuales, escritores, columnistas, periodistas, sociólogos, historiadores y tantos más hombres y mujeres inmersos en la capa del pensamiento en México.

Aun cuando los actuales liderazgos políticos parecen despreciar la cultura, y desestimar la aportación a la intelectualidad mexicana de Raúl Padilla López, México está en deuda con su labor. Enfrentó oposición, sostuvo una ideología del libre pensamiento, abrió espacios y promocionó la lengua, el arte, la imagen y las distintas formas de expresión artística. Pudo establecerse en un cacicazgo y no hacer más como señalan sus adversarios, no pocos y más políticos, pero prefirió divulgar el pensamiento y promover la literatura, el cine y el humorismo gráfico, derribando con ello muros de intolerancia y andanadas oficialistas.

Pero el último gran promotor de la cultura mexicana ha muerto. Se quitó la vida. Dejó un mensaje póstumo, del cual su primo hermano, Tonatiuh Bravo Padilla, informó al periodista Ricardo Raphael: “Él (Raúl Padilla López) hace dos meses empezó a tener algunos problemas que le pudieron haber descrito ya el curso de una enfermedad, y esa enfermedad de carácter irreversible ponía su atención en riesgo, y el plano que él vio hacia el futuro pues lo llevó a tomar esta decisión, ante la imposibilidad de tener plenas capacidades para hacer frente a la situación de lo que había. Es lo que te puedo decir, es lo que él nos transmite en su mensaje póstumo”.

Así se fue, el último gran promotor de la cultura en México, cuyos sucesores, si los hay, parecen inciertos.

Adela Navarro Bello

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