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Tomás Calvillo Unna

22/03/2023 - 12:05 am

Esa caja fuerte que llamamos cerebro

"La conciencia tiene que ver con el alma cuando trasciende el cuerpo: es la bisagra que explica y contiene la fugacidad".

“Exiliados”. Pintura: Tomás Calvillo Unna

Rendija:

El alimento del odio requiere de una alta dosis de mentiras para alinear voluntades en un mundo unidimensional, atrapado en el nudo psíquico de una densa frustración. La intoxicación del crimen que pretende diluirse en la normalidad, he ahí nuestro desafío y fracaso como país: una hondura trágica inenarrable; la cultura del narco tan apreciada y promovida por algunos déspotas de las imágenes y la música. La creciente caravana del dolor que toca las puertas de los hogares, su silencio.

I

Esa caja fuerte que llamamos cerebro,

amaneció desvalijada,

los ladrones de la noche la asaltaron,

y solo dejaron sus huellas táctiles

en las paredes blancas del despertar.

Atrapados

en los casilleros de las preocupaciones;

¿con qué máscara amanecimos

después de la función nocturna?

Perdura aún

la sombra incólume del mito:

caballero águila, caballero tigre.

II

Fragmentos de narraciones

casi balbuceos

que se escribieron

sin nuestro consentimiento,

esa desvencijada realidad

la onírica obsesión de lo que sea,

un imán sin orientación alguna.

III

Acomodamos las incongruencias

como rasgos del carácter,

y siempre llevamos al testigo incómodo

que juega sus papeles,

de ser la conciencia libertaria,

o el censor permanente;

en esas disyuntivas recorremos las pistas.

La compensación ratifica el equilibrio,

hay una justicia innata.

IV

La conciencia tiene que ver con el alma

cuando trasciende el cuerpo:

es la bisagra que explica

y contiene la fugacidad

V

Como contemplar la montaña y el mar

y el desierto

una y otra vez,

sin nombrar nada,

sin agregar adjetivos,

únicamente contemplar

y dejar esa experiencia

que habite en uno,

sin codificarla…

Atrapados en los circuitos

de la eficiencia tecnológica,

está pedagogía del paisaje ya es inevitable.

VI

Alienados en la programación

de su soberbia encapsulada

que arrasa los horizontes;

exiliados del territorio de la mente

que perdemos a cada parpadeo,

nos aproximamos a la ruptura final del ritmo;

su desquiciamiento iniciado hace décadas,

incluso siglos, que ignora la visión:

el mundo a la deriva,

congestionado de alucinados discursos.

La prótesis mental

como imperio del negocio.

VII

Recuperar la experiencia cada amanecer

la experiencia de vida,

su don, sin carga alguna,

en su gratuidad

que se nombra gracia,

sentir su portento

saber de este insondable momento

que llegamos a sumar en siglos.

El cuerpo afuera desaparece,

es un umbral,

dentro está el cordón.

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