Dolores Redondo habló con SinEmbargo sobre su más reciente novela, una historia en la que le sigue los pasos al infame feminicida serial John Biblia, cuyo caso aún permanece abierto en el Reino Unido.
Ciudad de México, 9 de marzo (SinEmbargo).– La escritora Dolores Redondo leyó hace más de 20 años la novela Azul y negro del escocés Ian Rankin, en la cual hay un asesino que imita lo hecho a finales de los años 60 por el feminicida serial John Biblia, cuyo caso sigue abierto aún y quien es uno de los personajes de su más reciente novela Esperando al diluvio (Destino), basada en los hechos reales ocurridos en Escocia.
“Él asesinó a tres mujeres en Glasgow, a finales de los 60, entre 1968 y 69. A las tres las había conocido en la misma sala de fiestas y a las tres las violó, las estranguló; las tres tenían la menstruación en el momento de su muerte, y en el momento del tercer crimen, que fue cuando la policía escocesa se puso en marcha, John Biblia se esfumó, desapareció, y ha pasado a ser lo que ocurre siempre con los asesinos en serie que no se capturan: una leyenda, de hecho es una operación que sigue abierta en Reino Unido, y particularmente en Escocia”, comentó Redondo en entrevista.
Esperando al diluvio aporta desde la ficción una posibilidad del paradero de John Biblia 20 años después de haber perpetrado sus tres primeros crímenes en el Reino Unido: Bilbao, la ciudad portuaria española a donde escapa —en esta historia— luego de haber sido identificado por el agente Noah Scott Sherrington, un hombre de la vieja guardia, quien cuando logra descifrar la identidad de este atacante sufre un fallo en el corazón que cambiará su vida como la había conocido.
“Lo que yo hago en esta novela es justo establecer un canal de huida y es un canal que yo conozco muy bien, es el canal marítimo, y las conexiones que existían en ese momento, que siguen existiendo, entre Glasgow, la ciudad donde él asesinaba y la ciudad de Bilbao, que está muy cerca de donde yo nací, me crié, un puerto”, expuso la autora.
En este relato, Dolores Redondo construye la infancia de John Biblia, cuya actividad criminal ocurrió en un tiempo en donde “no se analizaba la victimología, y tampoco nadie reparaba en analizar de dónde podía provenir la pulsión que llevaba a alguien a cometer un crimen de este tipo”.
“Justo es eso lo que hago en la novela, una parte que no se hizo en su momento, imagino que ya las personas que llevan actualmente el caso –porque es un caso abierto– sí que lo habrán hecho porque es algo propio de nuestro tiempo, pero claro, yo no he tenido acceso a ese material, que es por supuesto privado de la policía, y lo que hice fue hacerlo por mi cuenta, busqué cómo habría hecho un policía, un profesional de la psiquiatría, un experto en abusos, y le di los datos que son comunes, que son públicos, se los di y pregunté ‘¿de dónde crees que procede esta pulsión?’ y él estuvo muy seguro de que sin ninguna duda provenían de un dolor, de un inmenso dolor también y apuntó a que el mismo agresor había podido ser víctima en algún momento”, ahondó.
Redondo refiere en la plática que aunque es una novela negra sobre un criminal terrible, “y es realmente muy cruenta, pero también es una novela llena de luz y de esperanza, y la luz y la esperanza”.
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—¿Cómo llama su atención la historia de John Biblia?
—Cómo dices, sí que es habitual que nos preguntemos de dónde surgen las historias de la novela, las distintas partes de la novela. La del escenario que es la ciudad de Bilbao surge de mi propia vida, pero John Biblia llega a mí a través de la literatura, a través de la novela de otro escritor, de un escritor escocés que se llama Ian Rankin, una novela que se llama Azul y negro en la que hay un copycat, un asesino imitador, imita a John Biblia.
La sorpresa de leer esta novela, que la leí por lo menos hace yo creo que más de 20 años, unos 20 años, es que él contaba que John Biblia era un asesino real, contaba su caso y cómo el caso seguía abierto, porque nunca había sido capturado. Él asesinó a tres mujeres en Glasgow, a finales de los 60, entre 1968 y 69, a las tres las había conocido en la misma sala de fiestas y a las tres las violó, las estranguló; las tres tenían la menstruación en el momento de su muerte, y en el momento del tercer crimen, que fue cuando la policía escocesa se puso en marcha, John Biblia se esfumó, desapareció, y ha pasado a ser lo que ocurre siempre con los asesinos en serie que no se capturan: una leyenda. De hecho es una operación que sigue abierta en Reino Unido, y particularmente en Escocia, es un tema siempre de actualidad, siempre hay nuevas noticias, nuevas cábalas, nuevas teorías de dónde puede estar John Biblia, y cómo pudo eludir a la máquina policial que estuvo atrás de él.
Lo que yo hago en esta novela es justo establecer un canal de huida y es un canal que yo conozco muy bien, es el canal marítimo, y las conexiones que existían en ese momento, que siguen existiendo, entre Glasgow, la ciudad donde él asesinaba, y la ciudad de Bilbao, que está muy cerca de donde yo nací, me crié, un puerto.
—¿Cómo es construir y de alguna manera meterse en el papel de un feminicida serial, ¿le ayudó haberle dado una historia de origen al hablar sobre esa infancia que le inventa?
—John Biblia cometió sus crímenes, como hemos dicho, a finales de los 60, y a principios de los 70 se abrió toda la operación policial. En aquel tiempo, cuando empezó la caza de John Biblia ni siquiera se les denominaba asesinos en serie, el concepto es mucho más actual, más moderno, y había muchísimas cosas que no se hacían, no se hacía estudio de las víctimas, no se analizaba la victimología, y tampoco nadie reparaba en analizar de dónde podía provenir la pulsión que llevaba a alguien a cometer un crimen de este tipo, además, tan milimetrado, tan parecido una y otra vez, en un periodo de un año y medio, cada seis meses, se llevó a una víctima de la misma discoteca, mujeres de un perfil parecido, que encaja perfectamente en la descripción de un asesino en serie, pero como te digo, eran esos años y no se hacía el tipo de análisis que haría un detective actual, que lo primero que haría sería pedir un análisis de conducta, de la conducta de John Biblia en base a sus víctimas, en base a la victimología.
Justo es eso lo que hago en la novela, una parte que no se hizo en su momento, imagino que ya las personas que llevan actualmente el caso, porque es un caso abierto, sí que lo habrán hecho porque es algo propio de nuestro tiempo, pero claro, yo no he tenido acceso a ese material, que es por supuesto privado de la policía, y lo que hice fue hacerlo por mi cuenta, busqué cómo habría hecho un policía, un profesional de la psiquiatría, un experto en abusos, y le di los datos que son comunes, que son públicos, se los di y pregunté ‘¿de dónde crees que procede esta pulsión?’ y él estuvo muy seguro de que sin ninguna duda provenían de un dolor, de un inmenso dolor también y apuntó a que el mismo agresor había podido ser víctima en algún momento.
—El título y el que el agente que busca a John Biblia se llame Noah, ¿es un guiño bíblico?
—Me alegra que lo hayas visto así, es cierto que sobre la ciudad de Bilbao cae un diluvio, pero ese no lo esperaba nadie, en aquellos tiempos la metereología no permitía adelantarse a la llegada de una gota fría, que fue lo que cayó sobre Bilbao, 600 litros por metro cuadrado. Llevaba lloviendo los días previos con lo cual estaba todo enfangado, encharcado y la tierra ya no podía tragar más agua, y bueno, se produjo, aparte de las inundaciones, corrimientos de tierra, se vinieron los montes abajo, y hubo casas sepultadas, gente sepultada.
Pero como dije, el título hace una referencia precisamente a la parte bíblica, es verdad que Bilbao era real, es verdad que John Biblia era real, y la parte ficticia de la novela es justamente la que más me ha gustado componer, que es la que tiene que ver con el protagonista, con Noah, Noah que es Noé en inglés como el del diluvio, porque él también escucha una voz en su cabeza y no le dice que construya un arca, en este caso le dice que vaya a Bilbao, le dice ‘John Biblia ha huido y seguramente ha ido a Bilbao’. No tiene ninguna prueba de esto, no tiene ningún valor probatorio ni sirve para apuntarlo a la policía, es sólo una corazonada, es sólo un pálpito, y siguiendo ese pálpito se embarcará y en barco llegará a esa ciudad decadente, unos días antes de que llegue el otro diluvio, el que nadie esperaba, pero hace como una sentencia de muerte a su espalda, porque acaba de saber, acaban de decirle que está muy enfermo.
Y de verdad creo que la transformación que va a ir sufriendo el personaje desde las primeras páginas, en la que es un policía de la vieja escuela, muy rudo, muy centrado en su trabajo, educado de aquella manera a como llega a verse, sí, porque los primeros momentos tiene una gran decisión, dice: ‘Iré a Bilbao y utilizaré los últimos boletos de mi vida para acabar con esto’, pero luego se viene encima la realidad, la realidad es que está muy debilitado, muy enfermo, la medicación que toma para mantenerse vivo lo tiene confundido, irritado, dolorido, y en medio de ese sufrimiento tener que centrarse en buscar un asesino es mucho. En la debilidad y la fragilidad a la que se ve sometido, sin embargo, operan en él una suerte de magia casi porque le ayudan a ver y a entender cosas por las que había pasado de puntillas el resto de su vida.
Es una novela negra, es una novela sobre un criminal terrible, hay una parte de la novela que está basada en los hechos reales y es realmente muy cruenta, pero también es una novela llena de luz y de esperanza, y la luz y la esperanza proceden de la amistad de las personas que conocerá cuando llegue a Bilbao, y del amor, que va a llegar en ese momento de fragilidad, de debilidad, en el que él siente que ya no hay tiempo para nada y para nadie, porque el amor es así, que llega cuando menos lo esperas y cuando peor te viene.
—¿Considera que John y el detective son las dos caras de una misma moneda?
—Pues en cierto modo sí. Los dos de alguna manera están haciendo un viaje mucho más allá del viaje físico que han hecho de trasladarse a otra ciudad, uno huyendo y otro tras la pista de un asesino, pero los dos lo hacen huyendo de una sentencia, de algo que pesa sobre sus cabezas y a lo que se han visto abocados toda la vida. Noah porque son sus últimos días finales y John porque siempre ha hecho lo que creía que tenía que hacer, y de pronto cuando está lejos de su ciudad, de sus raíces, de aquello que despertaba sus instintos también hay cambios en él, también se producen una búsqueda interna en cada uno de los dos hombres, así que creo que sí, que son las dos caras, de alguna manera, de la misma moneda.
—¿Por qué cree que crímenes como estos se mantengan en la impunidad: por la incapacidad de las autoridades, desinterés o es verdad que se trata de crímenes perfectos?
—En otros casos no lo sé, todos sabemos que en algunos casos ha sido desidia por parte de la policía, falta de investigación, de hecho hay un pensamiento bastante extendido que apunta a que un crimen si estuviese perfectamente investigado, sería imposible que el malhechor pudiera huir, que pudiera verse libre, si lo hacen es porque no ha sido investigado como debiera ser.
En el caso de John Biblia ocurrió al principio porque es cierto que fue con el tercer crimen, fíjate que es muy llamativo, tres mujeres desaparecidas de la misma sala de fiestas con seis meses de tiempo entre una desaparición y la siguiente, y las tres muertas de la misma manera, estranguladas, violadas, sus cadáveres aparecían en la calle y alrededor de los cuerpos aparecían el contenido de sus bolsos, sin aparente orden, pero es cierto que alrededor de sus cuerpos aparecían las toallitas higiénicas, los tampones, las compresas, porque las tres estaban menstruando, y esto es tan llamativo que seguramente a quien nos escucha estará diciendo ‘madre mía, este es un asesino en serie pero del libro, es de manual’.
En aquel tiempo –que claro, hay que entender que en aquel tiempo eran finales de los 60– a la policía le pasó desapercibido hasta el tercer crimen. Y cuando se empezaron a plantear la posibilidad que tenían a un gran depredador, él se esfumó, que luego la operación fue grandiosa, me consta, que nunca han dejado de buscarlo, me consta también.
Si tenéis interés por el caso hay numeroso material, numeroso material sobre John Biblia, el año pasado la BBC publicó un documental que se llama "La Caja de John Biblia", precisamente sobre la gran operación policial que se puso en marcha en aquel momento y la paranoia que llegó a ocasionar en toda la población que creían estar viendo a John Biblia en todas partes. Se repartieron miles de retratos robot en base a las descripciones de los testigos, de las personas que hayan visto en la discoteca, de la hermana de la última víctima, incluso compartió parte de la noche con él y lo pudo ver perfectamente, un hombre joven, pulcro, amable, con buen aspecto, incluso, bien parecido, y este hombre causó, como te digo, una auténtica paranoia que llevó incluso a la policía de Glasgow a tener que dar unos carnets que justificaban que el portador no era John Biblia para evitar que esas personas fueran apaleadas en la calle por el temor que tenía la población de que John Biblia estuviera en todas partes, imagínate. Y sin embargo, no fue capturado, así que en este caso, sí que hubo una desidia inicial, no se puso en marcha la maquinaria a tiempo y cuando se puso en marcha él se esfumó, pero me consta que nunca han dejado de buscarle, que de hecho la operación sigue abierta.