Ambos fueron candidatos presidenciales tres veces seguidas y han señalado fraudes electorales. Ambos gobernaron la Ciudad de México y son considerados los principales líderes de la izquierda mexicana del último medio siglo. Pero, incluso desde el inicio, la relación de ambos políticos ha sido complicada, llena de altibajos, de distanciamientos y reconciliaciones.
Ciudad de México, 5 de febrero (SinEmbargo).– Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fue el precursor de la izquierda que llevaría a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, un lugar al que el ingeniero buscó llegar en tres ocasiones sin éxito. La relación entre ambos ha estado marcada en los últimos años por el distanciamiento y por las críticas de Cárdenas hacia López Obrador. La más reciente confrontación tuvo lugar en días pasados.
Esta semana, López Obrador consideró al ingeniero Cárdenas un «rival político» ante el respaldo que había dado a Méxicolectivo, una plataforma impulsada por Movimiento Ciudadano y por políticos como Francisco Labastida.
“Lo estimo mucho, lo respeto, lo considero precursor de este movimiento, pero estamos viviendo en un momento de definiciones y esta ancheta está muy angosta, no hay para dónde hacerse. Es estar con el pueblo o con la oligarquía. No hay más. No hay justo medio”, declaró el Presidente.
Horas después de las críticas, Cuauhtémoc Cárdenas emitió un pronunciamiento en el que confirmó que tuvo conocimiento de la iniciativa y en el cual se deslindó de ella. “A mí me dio mucho gusto lo de la carta del ingeniero, y yo no sabía, pero él ya lo había informado al grupo, lo que pasa es que lo siguieron manejando, entonces cuando me preguntan pues yo respondí de la manera que ustedes saben, pero me da mucho gusto que el ingeniero haya declarado. Yo creo que aclaró”, matizó un día después López Obrador.
Lo cierto es que la relación de ambos políticos ha sido complicada, llena de altibajos, de distanciamientos y reconciliaciones.
Hace unos meses el ingeniero Cárdenas dijo a Los Periodistas —para la serie documental y el libro La disputa por México, editado por Harper Collins— que no considera que el proyecto de Gobierno del Presidente sea una alternativa al modelo neoliberal que ha regido México por más de tres décadas e incluso advirtió que “no se ven soluciones a lo que podemos llamar ‘grandes problemas nacionales”.
“Yo estoy preocupado porque veo que muchos problemas que veníamos arrastrando: pobreza, desigualdad, crecimiento económico, violencia, no sólo no se han resuelto, no se han disminuido, sino que han aumentado con el transcurso del tiempo”, declaró.
No se trata de una opinión aislada. En marzo de 2006, por ejemplo, de cara a la elección presidencial en la cual contendió López Obrador, el ingeniero le dijo a la revista de la Universidad de Berkeley que «no hay propuestas importantes de ninguno de los candidatos» presidenciales. «No veo una buena plataforma, una plataforma que sea atractiva para la gente (…) y cuando hay una [buena propuesta], es más un buen deseo ya que los candidatos no mencionan el cómo, qué quieren lograr, cuáles son las medidas, los pasos para alcanzarlas».
MARCADOS POR EL FRAUDE
Ambos fueron jefes de Gobierno de la Ciudad de México: Cárdenas, el primero elegido democráticamente en 1997 y López Obrador luego, entre 2000 y 2005. Los dos dejaron este puesto para buscar la Presidencia del país: uno la perdería en el 2000 y el otro en 2006, una elección que a la fecha es señalada de fraudulenta.
La historia política de Cárdenas y López Obrador está marcada por la sombra del fraude electoral, que han denunciado: Cárdenas perdió de forma polémica las elecciones de 1988 contra Carlos Salinas de Gortari, encabezando el Frente Democrático Nacional, cuando las elecciones eran organizadas por la Secretaría de Gobernación, un proceso manchado por la “caída del sistema”.
En 2006, ya con el Instituto Federal Electoral (IFE) surgido de aquella amarga experiencia, López Obrador perdería por 0.56 por ciento de los votos ante Felipe Calderón, después de un proceso en el que la derecha junto al empresariado emprendieron una campaña sucia.
Las dos grandes figuras del último medio siglo de la política mexicana también surgieron del Partido Revolucionario Institucional: uno fue hijo del General Lázaro Cárdenas (Presidente del país entre 1934 y 1940) y Gobernador de Michoacán.
Cárdenas Solórzano perdió las dos elecciones siguientes a 1988: en 1994 y en 2000 ante Ernesto Zedillo y Vicente Fox, respectivamente. López Obrador perdió en 2012 ante Enrique Peña Nieto y Calderón.
La diferencia crucial electoral entre ambos fue 2018: el tabasqueño fue elegido para la Presidencia como el más votado de la historia, el primero surgido de la izquierda que llegaba a la silla presidencial.
En 2005, ambos participaron en el proceso interno del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el principal partido de izquierda de entonces, del que ambos fueron dirigentes nacionales. El ingeniero decidió dar un paso al costado, lo que permitió el ascenso de López Obrador, entonces claro favorito de las encuestas internas y nacionales.
Sin embargo, Cárdenas Solórzano nunca apoyaría la candidatura del tabasqueño, ni sus reclamos de fraude posteriores.
LA REUNIÓN DE LOS LÍDERES
La situación cambió en 2012. Luego de un proceso interno donde venció en las encuestas a Marcelo Ebrard, su sucesor como Jefe de Gobierno capitalino, López Obrador volvió a ser elegido candidato presidencial del PRD, que en aquella ocasión fue en coalición con el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano.
En febrero de 2012, Cárdenas Solórzano respaldó a López Obrador. “Tenemos candidato presidencial en Andrés Manuel López Obrador», dijo ante cientos de personas en una conferencia en la Ciudad de México. «Más allá de diferencias se antepone el interés general y el compromiso de sumar voluntades para lograr el renacimiento de México», dijo en ese momento el ingeniero.
López Obrador calificó entonces el acto como «de reconciliación». «Si es que se ve así, aceptémoslo de esa manera», aseveró. «Todos tenemos que contribuir para salvar al país». En abril de aquel año, López Obrador confirmó que Cárdenas aceptó participar en mítines de campaña, gestos que en 2006 evitó.
Durante la campaña, López Obrador incluso le ofreció la dirección de Petróleos Mexicanos en caso de ganar las elecciones a Cárdenas Solórzano, pero nunca se confirmó si el ingeniero aceptó. De cualquier manera, la derrota electoral ante Peña Nieto le impediría al tabasqueño ser Presidente por segunda ocasión consecutiva.
LAS CRÍTICAS Y LA DISTANCIA
Tras las elecciones de 2012, López Obrador se separó del PRD para fundar su propio partido, Morena, hacia donde fluctuarían los militantes y políticos de izquierda del país. El propio Cárdenas Solórzano, uno de sus fundadores, renunciaría al partido del sol en 2014, tras 25 años de militancia y liderazgo.
En las elecciones de 2018, Cárdenas Solórzano volvería a mantenerse alejado de la arena política, como en 2006. «No hay una posición clara desde el punto de vista ideológico de las distintas coaliciones, partidos, candidatos que se habrán de oficializar (…) más allá de lugares comunes no hay compromisos fundamentales», dijo en entrevista con ADN 40 previo a las elecciones.
Sin embargo, sí se reunió con López Obrador tras su histórico triunfo. «Estamos acompañándolo», dijo. «Lo importante es que haya los logros que está esperando la gente». AMLO completó: «Ya está acompañándonos, como siempre. Es un honor para nosotros contar con el apoyo del ingeniero».
El acompañamiento duró poco. En diciembre de 2019, Cárdenas aseguró que el Gobierno de López Obrador no era de izquierda.
«No lo veo. No conozco cuáles son las propuestas de Morena para elevar el crecimiento económico o para hacerlo sostenido y a largo plazo. Ni conozco sus propuestas respecto a la política exterior ni para reducir la desigualdad. No sé dónde esté Morena desde el punto de vista ideológico», dijo al diario El País.
También dijo que «no veía» que el Presidente López Obrador fuera cardenista, como él mismo se declaró en su momento. «No veo que nadie esté al mismo nivel que los personajes que aparecen en el emblema de Morena: Hidalgo, Morelos, Juárez y Lázaro Cárdenas».
Me reuní con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, precursor, junto con otros dirigentes respetables vivos y finados, del movimiento democrático que llevará a cabo la cuarta transformación de México pic.twitter.com/sDd4mgmAB9
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) July 3, 2018
En ese momento, López Obrador respondió con prudencia. «Mucho respeto. Es libre el ingeniero, siempre ha dicho lo que siente y se respeta su punto de vista (…). Yo no estoy para polémica y respeto mucho al ingeniero. Además, somos libres, queremos la democracia y la democracia es debate, es garantizar las libertades, es el derecho a disentir, es la pluralidad», señaló en aquel momento.
A pesar de ello, Cárdenas asistió a dos actos del Gobierno de López Obrador: en octubre de 2020 al homenaje a Lázaro Cárdenas y en septiembre de 2021 como compañía del Presidente a un encuentro con pueblos Yaquis en Sonora, donde López Obrador pidió perdón a nombre del Estado mexicano por los crímenes cometidos en su contra. En octubre de 2021, López Obrador asistió al funeral de Celeste Batel, la esposa de Cárdenas Solórzano.
En ese entonces, Cárdenas habló para al proyecto La Disputa por México e hizo diagnóstico sobre la situación actual del país, dijo que hay “una economía que crece con insuficiencia” que se suma a una situación de violencia y de control de territorios por parte de la delincuencia, de tráfico de drogas, de personas, “todo lo que ahora se llama ‘el crimen o la delincuencia organizada’ que ahí está. Y no solo ahí está sino que crece y yo no veo que esto, en la práctica, esté disminuyendo”.
El ingeniero cuestionó además los servicios educativos y de salud, los cuales calificó como “deficitarios” y además refirió cómo el Estado “no ha cumplido satisfactoriamente sus funciones de recaudación, de realización de obra pública, de brindar seguridad a la gente, de ofrecer trabajo”.
Indicó que hay altas tasas de desocupación, insuficiencias en el empleo formal y crecimientos en el empleo informal: “al final de cuentas somos también deficitarios en la oferta que nuestra economía tendría que hacer para el trabajo formal. Yo diría que esto es una visión muy apretada de cómo estoy viendo las cosas y lo que me preocupa”.
Pese al diagnóstico, aclaró que todo esto no quiere decir “que no haya realizaciones importantes en otros aspectos” y reconoció que hay una obra pública en proceso; “una mejor relación o una buena relación, yo diría una buena relación internacional, en términos generales”. Pero aún así remarcó que México sigue estando lejos de América Latina, “pero esa ha sido una tendencia aquí, en el país, desde hace ya varios sexenios atrás”.
“Yo diría que cosas que están caminando, seguramente hay efectos positivos en algunos programas de entrega de dinero, por distintas razones. La siembra de árboles; este, los apoyos a los mayores, etcétera. No, no tengo estadísticas. No podría yo decir cómo van esos programas pero bueno, quiero pensar que pueden tener efectos positivos pero insuficientes, frente a la situación general del país”, concedió.