Pese a no ser equipados con materiales de la mejor calidad, no tener una estampa automotriz estética y no circular con la mayor ligereza de peso posible, los “monstruos” resultan muy costosos para quienes los mandan elaborar, ya sea montando la estructura sobre un chasis o modificando las características originales de un automotor. Su precio generalmente supera el millón de pesos mexicanos.
Por Luis Carlos Sáinz
Tijuana, 31 de enero (Zeta).-- Los vehículos rediseñados con blindaje artesanal al servicio de la delincuencia organizada, comúnmente llamados “monstruos”, y que son utilizados en las entidades con mayores índices de violencia por las disputas territoriales entre los carteles del narcotráfico, no han pasado de moda desde su aparición hace poco más de una década; así lo demuestran las cifras de unidades con estas características aseguradas por el Ejercito Mexicano.
De acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), del 1 de enero de 2018 al 28 de junio de 2022, en por lo menos nueve estados de la Republica fueron asegurados por esa institución un total de 66 “monstruos”, reconstruidos con las más diversas y peculiares formas: desde camionetas tipo pick up, SUV o Jeep, hasta pesados camiones y tanques que sirven a los delincuentes para protegerse de los adversarios o atacar objetivos.
Desde luego que los “monstruos” asegurados por el Ejército son menos que los ubicados por los elementos de la Secretaría de Marina, algunas policías estatales o la Agencia de Investigación Criminal, que juntos suman cientos de automotores a los que se les acondiciona con gruesas placas de acero dulce de más de una pulgada de grosor. Nada que ver con el blindaje automotriz comercial, cuyo acero es especial importado desde Suecia, pero que su control por parte de las autoridades induce a los criminales a buscar una protección menos estética; muy pesada, pero efectiva.
Los vehículos con blindaje artesanal son más utilizados por las organizaciones criminales que tienen confrontaciones en escenarios más abiertos, a campo traviesa, como lo demuestran las estadísticas de los aseguramientos. El estado de Tamaulipas, pionero en la fabricación y uso de este tipo de unidades, en los últimos cuatro años y seis meses cuenta con la incautación de 42 “monstruos”; le sigue Michoacán, con siete; Sonora, seis; Jalisco, cinco; Guanajuato, dos; y Chihuahua, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas, con uno en cada entidad.
De hecho, en estados como Sonora y Zacatecas, este tipo de vehículos son la novedad, a partir de que en sus territorios se acrecentó la disputa por el control de diversas regiones. En Sonora, su incorporación a la guerra civil entre clanes criminales se debe al enfrentamiento que sostiene el Cártel de Sinaloa contra el Cártel de Caborca con sus aliados de la organización Beltrán Leyva, Los Mazatlecos y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Mientras que en Zacatecas la lucha entre las agrupaciones Sinaloa y Jalisco también les ha empleado.
Los “monstruos” no sustituyen a los vehículos con blindaje automotriz comercial, que también son utilizados por los narcotraficantes, pues en el mismo periodo de tiempo, la Sedena ha asegurado 564 de esas unidades, que son empleadas principalmente por líderes de células criminales; mientras que los vehículos pesados cumplen tareas especiales y sus ocupantes son sicarios de la tropa. También en automotores blindados de fábrica o acondicionados con blindaje industrial Tamaulipas es líder, con 277 unidades aseguradas; le sigue Michoacán, con 81; Sonora, 62; Sinaloa, 24; Jalisco, 22; Guerrero, 21 y Guanajuato, 19.
HECHOS Y HALLAZGOS
Después del enfrentamiento y los narcobloqueos que se registraron la noche del 9 de agosto de 2022 en los estados de Jalisco, elementos del Ejército Mexicano abatieron a un presunto sicario, detuvieron a cinco más, y les aseguraron, además de armas, municiones y cargadores, siete vehículos, entre ellos un camión de los llamados “monstruos” con blindaje hechizo. Los poseedores de dicha unidad eran miembros del CJNG, del grupo élite de “Los Deltas”, que comandaba el sujeto conocido como Ricardo Ruiz Velasco “El Doble R” o “El Tripa”.
Los militares ni se sorprendieron ante el hallazgo, pues han advertido cómo se ha incrementado su localización en fechas recientes, como en el mismo estado de Jalisco lo hicieran agentes de la Guardia Nacional el 13 de abril, también del 2022, cuando aseguraron uno de esos vehículos, dentro de la caja de un tráiler, cargado con aproximadamente dos mil proyectiles para armas de fuego, en el municipio de Jamay, limítrofe con Michoacán. Individuos que se hallaban en torno al tracto camión huyeron en diferentes direcciones.
También elementos de la Guardia Nacional comisionados en el estado de Sonora aseguraron un camión de volteo tipo “dompe” con blindaje artesanal, abandonado sobre una brecha de terracería entre las comunidades de Átil y Magdalena de Kino, el 11 de junio. En la unidad había 222 cartuchos de diversos calibres, 71 “arañas” metálicas poncha llantas y varios cargadores para armas de fuego. En el operativo no hubo personas detenidas.
El 1 de julio en el municipio de Zapopan, en Jalisco, sujetos armados irrumpieron en una empresa dedicada al blindaje automotriz, ubicada en la popular avenida López Mateos, para llevarse privados de la libertad a dos jóvenes empleados de 26 y 33 años. Las familias de los blindadores realizaron manifestaciones para exigir su regreso a casa, y casi una semana después, se anunció su liberación, sin mayores detalles, pues llegaron por sus medios a sus hogares. Nunca se aclaró el motivo del plagio.
La Secretaría de la Defensa Nacional destruyó, en Reynosa, Tamaulipas, 23 vehículos con blindaje artesanal “monstruos”; 13 de ellos, relacionados con expedientes delictivos. En tanto que, un día después, la Fiscalía General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Pública de esa entidad informaron que en el periodo de 2019 a lo que va de 2022 se han asegurado, decomisado y destruido 257 vehículos con blindaje artesanal, más que los obtenidos únicamente por militares.
El 2 de agosto de 2022, la Fiscalía General de la República (FGR) aseguró cinco vehículos con blindaje artesanal, además de dos camionetas, ocultos entre huertos de aguacate sobre el camino de terracería a la comunidad de Las Carmelitas, en Uruapan, Michoacán, y marcados con las siglas del Cártel Jalisco Nueva Generación. En el interior de los automotores se localizaron 60 cartuchos para fusil de asalto, cinco cascos balísticos, 47 porta cargadores, dos chalecos balísticos y ropa diversa con las letras CJNG.
LOS BLINDAJES
El uso de los “monstruos” data de finales de la primera década del nuevo milenio. Su parición se registró en Tamaulipas y enseguida se replicó en Michoacán y Jalisco. Sus inventores fueron Los Zetas, el grupo armado formado por desertores del Ejército que inicialmente fungió como brazo ejecutor del Cártel del Golfo, pero que al escindirse, peleó contra sus anteriores jefes y avanzó territorialmente en tierras michoacanas, sin poder incursionar de esa entidad a Jalisco y tampoco lo consiguieron por el estado de Zacatecas.
Debido a la regulación que existe para las empresas dedicadas al blindaje automotriz, miembros de la delincuencia organizada han podido adquirir unidades blindadas de fábrica o han enviado a blindar sus vehículos a través de prestanombres con personas que no cuentan con antecedentes criminales, pero no han podido hacer lo mismo con los “monstruos”, llamados así por sus terminados poco estéticos y hasta burdos por emplear acero dulce o laminado que carga de gran peso los camiones.
Personas que de alguna forma trabajaron en la industria del blindaje automotriz, al verse desempleadas o atraídas por mejores sueldos, han decidido trabajar para la delincuencia organizada. Estos blindadores requieren de contar con conocimientos de ingeniería industrial, mecánica, mecatrónica o carreras técnicas relacionadas con el mundo automotriz, pues deben de conocer acerca de máquinas y herramientas, soldadura, procesos de fabricación para ensamblar correctamente las placas de acero, traslaparlas y no dejar huecos balísticos.
En abril de 2017, la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA) anunció que ofrecería hasta 50 mil plazas de trabajo a migrantes mexicanos que regresaran o fuesen deportados de los Estados Unidos. La AMBA señalo que las plazas ofertadas serían en las ramas de seguridad privada, blindaje automotriz, traslado de valores, logística, protección a ejecutivos, consultoría y monitoreo de alarmas, entre otros. Las plantas de los asociados están ubicadas en el Estado de México, Nuevo León y Ciudad de México. Nunca se conoció el resultado del proyecto, aunque sí se sabe que hubo despidos en ese gremio con motivo de la pandemia.
Además de los blindadores que son reclutados por los carteles del narcotráfico, existe una importante cantidad de empresas ilegales que no están registradas o reguladas ante las autoridades hacendaria y de seguridad; las que ofrecen sus servicios a través de internet, redes sociales o algunas otras plataformas, aunque no cuentan con la oportunidad de adquirir materiales facturados, entre ellos el acero balístico certificado, que es especial y no se vende más que a blindadoras debidamente establecidas y supervisadas.
Pese a no ser equipados con materiales de la mejor calidad, no tener una estampa automotriz estética y no circular con la mayor ligereza de peso posible (como ocurre con las unidades con blindaje comercial), los “monstruos” resultan muy costosos para quienes los mandan elaborar, ya sea montando la estructura sobre un chasis o modificando las características originales de un automotor, pues su precio generalmente supera el millón de pesos mexicanos.