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A partir del 15 de enero del 2023 entró en vigor la Ley General del Tabaco en México. Esto ha despertado un caudal de opiniones a favor y en contra. Algunas de ellas, las más, ya sean a favor o en contra, hacen evidente en su argumentación un desconocimiento de los alcances y las justificaciones en salud publica de la nueva Ley.

Una de las obligaciones de las autoridades sanitarias en una nación es la regulación de los espacios públicos para ofrecer contextos saludables para el libre desarrollo de las personas. Y por ello un intento por mantener espacios libres de humo de tabaco es un acierto. También recordemos que las leyes son perfectibles y sujeto de revisión.

La adicción al tabaco tiene factores históricos que llevaron incluso a profesionales de la salud a recomendar el consumo de tabaco como una solución o tratamiento de enfermedades. Se recomendaba para problemas de salud como ansiedad, estreñimiento, insomnio y otras muchas condiciones que de ninguna manera mejoraban con el consumo de tabaco.

También el tabaco se apoderó de espacios como escuelas, oficinas, hospitales, transporte público y lo mas nocivo, los hogares. 

La industria del tabaco logró posicionar la idea de refinamiento y sofisticación al consumir tabaco. Se establecieron incluso categorías socioeconómicas vinculadas a la marca de tabaco consumida por una persona. Había marcas con un costo superior y como sucede ahora con los teléfonos móviles, la marca daba cierto nivel de sofisticación y se promocionaba un estatus vinculado a las marcas. Cómo no recordar las cajetillas de cigarros John Player Special, marca Inglesa fundada en 1877. Compañía dueña de un equipo de formula uno en la década de los setenta del siglo pasado.

Las campañas comerciales incentivando el consumo de tabaco se apoderaron de los espacios en las ciudades de todo tamaño. Algunos conductores de televisión, actores de cine e incluso en los teatros se fumaba en el escenario y en la gradería. La promoción de tabaco y su consumo logró en los años setenta y ochenta posicionar a la industria del tabaco como una de las mas acaudaladas y poderosas del mundo. 

Poco a poco se ha ido introduciendo desde la década de los años 80 la información relacionada a una gran cantidad de condiciones de salud relacionadas con el consumo de nicotina-tabaco. Hemos ido aprendiendo que estas enfermedades no sólo afectan a las personas consumiendo activamente tabaco, pero también a personas que pasivamente se exponen al humo de la combustión de cigarrillos, puros, vapeadores y pipas. 

Es por ello que la regulación de esas emisiones es responsabilidad de las autoridades de regulación sanitaria.

Por ello, la Ley General de Tabaco en México trata de revertir la injustificable ocupación de espacios públicos y espacios publicitarios con el mensaje y el humo de una sustancia nociva y tóxica asociada a muchas enfermedades, algunas de ellas irreversibles y otras mortales. La ley no limita la libertad individual de consumir tabaco en ninguna de sus formas, lo que hace es proteger a quienes han decidido no exponerse al humo de tabaco. 

Hasta hoy no hay un beneficio a la salud demostrado por el uso de productos conteniendo nicotina y menos aun alguno de los siete mil químicos presentes en el humo del tabaco de los que sabemos que al menos 250 de esos productos son nocivos como benceno, cianuro, amoniaco y monóxido de carbono entre otros.

Leyes que regulan sustancias adictivas encuentran habitualmente resistencia y oposición. En el caso del tabaco no será la excepción y el mérito de haber vencido las triquiñuelas de la industria tabacalera que aceitaron algunas manos y bolsillos de legisladores y lideres de opinión para oponerse a la Ley como lo han hecho en todo el mundo es un logro. Habremos de construir sociedades que privilegien la inclusión a partir del respeto a las otras personas y al aire que respiran, al espacio por el que se desplazan. Debemos aprender a respetar para construir armonía en el mundo

Héctor L. Frisbie

https://www.sinembargo.mx/author/hectorlfrisbie/

Nació en la Ciudad de México en 1965. Se graduó como Médico Cirujano en 1989 en la Ciudad de México. De la especialidad de Ginecología y Obstetricia en 1996 en la Ciudad de México. Fellow del Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia. Se graduó en Alta Dirección en Instituciones de Salud Publica en el IPADE. Jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Centro Médico Dalinde en la Ciudad de Mexico. Director General del Hospital de Alta Especialidad Materno Infantil en León, Guanajuato. Es candidato al Doctorado en Salud Pública por la Universidad Walden en Minneapolis Minnesota. Desde 2010 practica medicina en EU. Participa regularmente en entrevistas de salud en las cadenas UNIVISION y TELEMUNDO. Tiene un canal educativo en YouTube en aspectos de Salud asociado a un noticiero y se transmite cada semana en la República Mexicana.

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