Las protestas han crecido al punto de que es poco probable que los manifestantes se conformen con la dimisión de Dina Boluarte. Ahora también exigen una reforma estructural ante la elevada crisis de confianza de la élite gobernante.
Por Daniel Politi y Franklin Briceño
LIMA (AP).— Miles de peruanos provenientes de zonas remotas de los Andes protestaron el jueves en la capital del país andino para exigir la renuncia de la Presidenta Dina Boluarte y apoyar a su antecesor Pedro Castillo, en una jornada en la que se registraron algunos choques con la policía en el centro de Lima.
En la más reciente de las manifestaciones que por más de un mes han sacudido a la nación y que han dejado al menos 55 fallecidos, los manifestantes caminaron por las calles del centro histórico de Lima y tras acercarse a la icónica plaza San Martín, cientos de agentes antimotines les impidieron el ingreso.
La gente se mantuvo en una calle cercana, de forma pacífica. Algunos de los manifestantes lanzaron piedras a los policías, que respondieron con bombas lacrimógenas. Las autoridades también desalojaron a varias personas que se encontraban en un parque aledaño.
Por la noche, un edificio cerca de la zona de las manifestaciones se incendió y los bomberos intentaban apagar el fuego que se extendía varios metros hacia el cielo. No estaba claro si tenía alguna relación con las protestas y no hubo reportes de ningún herido.
Hasta ahora las protestas se habían registrado principalmente en el sur de los Andes. Las manifestaciones se iniciaron después de que Boluarte, quien era vicepresidenta de Castillo, juró el 7 de diciembre como nueva mandataria, pese a haber prometido exactamente un año antes que si el presidente era cesado ella renunciaría al cargo.
Castillo fue destituido tras un intento fallido de disolver el Congreso.
#Arequipa Lamentamos el fallecimiento de una persona durante enfrentamientos en el puente Añashuayco, vía que se ubica en el norte de la ciudad. Solicitamos a la @FiscaliaPeru una investigación célere de los hechos, a fin de determinar responsabilidades. (1/2) pic.twitter.com/RVauNXdksP
— Defensoría Perú (@Defensoria_Peru) January 19, 2023
La Defensoría del Pueblo informó el mismo jueves que un hombre falleció en enfrentamientos con la policía en la región de Arequipa, en el sur del país, con lo cual el número muertos se elevó a 55. El organismo señaló en su cuenta de Twitter que durante el choque 10 personas resultaron heridas y fueron trasladadas a centros de salud.
Los partidarios de Castillo, el primer Presidente de origen rural en 200 años de República, esperan que la protesta abra un nuevo capítulo en las movilizaciones que comenzaron hace más de un mes y exigen la renuncia de Boluarte y un cambio estructural en el país. Castillo fue destituido tras un intento fallido de disolver el Congreso.
Hasta ahora las protestas se habían registrado principalmente en el sur de los Andes. En total, 54 personas han muerto en los disturbios, la mayoría en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Al dirigir la protesta a Lima los manifestantes esperan dar un nuevo impulso al movimiento que comenzó cuando Boluarte, que entonces era Vicepresidenta, juró el 7 de diciembre en sustitución de Castillo pese a haber prometido exactamente un año antes que si el mandatario era cesado ella renunciaría al cargo.
“Cuando hay tragedias, baños de sangre, fuera de la capital no tienen la misma relevancia política en la agenda pública que si ocurrieran en la capital”, dijo Alonso Cárdenas, profesor de Políticas Públicas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya de Lima.
“Los dirigentes lo han entendido y dicen ‘nos pueden masacrar en Cusco, en Puno y no pasa nada, hay que llevar la protesta a Lima’”, agregó citando dos ciudades que han sido escenario de violentas protestas.
Perú es un país muy centralizado y alrededor de un tercio de sus 33 millones de habitantes vive en la región metropolitana de Lima.
“En mi propio país, las voces de los Andes, las voces de la mayoría han sido silenciadas”, dijo Florencia Fernández, una abogada que reside en Cusco. “Hemos tenido que viajar a esta ciudad agresiva, a esta ciudad centralista, y decimos ‘Los Andes han descendido’”.
El campesino Samuel Acero, presidente del comité de lucha regional de Cusco, dijo a The Associated Press mientras caminaba por el centro histórico de Lima que el pueblo "ahora sale a las luchas, sale a reclamar los justos derechos”.
Agregó que en Cusco, “en la tierra del gas natural, no tenemos gas natural y nos cuesta caro el gas licuado de petróleo... En cambio aquí en Lima, en este desierto, traen el gas nuestro”.
Acero se quejó de que Machu Picchu, el Valle de los Incas y otras riquezas arqueológicas son visitadas por turistas de todo el mundo pero "los que ganan el dinero del turismo son unos cuantos que ni siquiera viven en el Cusco... El millón de electores hábiles que tiene Cusco no recibe nada del turismo, eso nos da demasiada rabia”.
La concentración en Lima es también un reflejo del aumento de las movilizaciones antigubernamentales que ha registrado la capital en los últimos días.
“Lima, que no se había sumado para nada a las protestas en la primera fase en diciembre, decidió sumarse después de la masacre de Juliaca”, dijo Omar Coronel, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Perú, en referencia a las 18 personas muertas en esa ciudad el 9 de enero.
Los manifestantes tienen previsto marchar desde el centro de Lima hasta el distrito de Miraflores, uno de los más bellos y emblemáticos barrios de la élite económica del país.
El Gobierno ha pedido a los manifestantes que sean pacíficos.
“Sabemos que quieren tomar Lima”, dijo Boluarte esta semana. “Los llamo a tomar Lima, sí, pero en paz”, agregó señalando que los esperaría "en la casa de Gobierno para poder dialogar sobre las agendas sociales”.
Caminando junto a un grupo de más de dos mil cusqueños que marchaban de forma pacífica frente a la Corte Suprema en el centro histórico de Lima, Paulina Consac, de 56 años, cargaba una enorme biblia entre sus brazos. “Nuestro Dios dice ‘no matarás a tu prójimo’. Dina Boluarte está haciendo matar, está haciendo pelear entre hermanos”, dijo. “Mis hermanos necesitan consejos, necesitan apoyo, necesitan agua, necesitan a Dios, por eso he podido venir”, agregó.
Boluarte ha dicho que apoya un plan para adelantar a 2024 las elecciones presidenciales y legislativas previstas para 2026. Muchos de los inconformes dicen que no hay diálogo posible con un Gobierno que, según ellos, ha desatado tanta violencia.
Mientras los manifestantes se reunían en Lima, en el sur se registraron nuevos brotes de violencia. Una mujer y un hombre murieron en la ciudad de Macusani tras choques con la policía. Los manifestantes incendiaron la comisaría y la sede del Poder Judicial. Además, un hombre de 30 años hospitalizado por una herida de bala en el tórax falleció el jueves, confirmó a AP el doctor Iván Fernández.
Los activistas han bautizado la manifestación como la “Marcha de los cuatro suyos” en referencia a los cuatro puntos cardinales del imperio inca. Es el mismo nombre que recibió otra movilización masiva en el año 2000 cuando miles de peruanos salieron a las calles para protestar contra el Gobierno autocrático de Alberto Fujimori, quien dimitió meses después.
Pero hay varias diferencias entre aquellas manifestaciones y las de esta semana.
“En 2000 la gente protestó contra un régimen que ya estaba consolidado en el poder”, explicó Cárdenas. “En este caso se están enfrentando a un Gobierno que sólo lleva un mes en el poder y es increíblemente frágil”.
Además, las movilizaciones de 2000 tenían un liderazgo centralizado y estaban dirigidas por partidos políticos. “Ahora lo que tenemos es algo bastante más fragmentado”, señaló Coronel.
Las protestas del último mes han sido en gran medida esfuerzos populares sin un liderazgo claro.
“Nunca se ha visto una movilización de esta magnitud. Ya hay un sentido común instalado en las periferias de que es necesario, urgente, transformar todo”, dijo Gustavo Montoya, historiador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. “Tengo la sensación de que estamos asistiendo a un cambio histórico”.
Las protestas han surgido “en regiones que han sido sistemáticamente tratadas como peruanos de segunda categoría”, apuntó Montoya. “Esto me parece que va a ir creciendo”.
Las protestas han crecido al punto de que es poco probable que los manifestantes se conformen con la dimisión de Boluarte. Ahora también exigen una reforma estructural ante la elevada crisis de confianza de la élite gobernante.