Como resultado, los costos de la gasolina a corto plazo han caído desde máximos históricos a un nivel 18 veces menor al que había antes de que Rusia concentrara tropas en la frontera de Ucrania a principios de 2022.
Por David McHugh
Frankfurt, Alemania, 12 de enero (AP) — Europa ha logrado no ser presa de un apocalipsis energético este invierno, dicen economistas y funcionarios, gracias a un clima inusualmente cálido y a los intentos por encontrar otras fuentes de gas natural después de que Rusia suspendió la mayor parte de su suministro al continente.
En los últimos días, los proveedores de gas natural han aumentado sus existencias en una época en que generalmente disminuyen, un incremento inesperado que ha aliviado los temores de que el gas utilizado para calentar hogares, generar electricidad y alimentar fábricas se agote al final del invierno.
En consecuencia, los precios del gas a corto plazo han caído desde sus máximos históricos, descendiendo a un nivel 18 veces menor al que se encontraban antes de que Rusia cuadruplicara su concentración de soldados en la frontera de Ucrania a principios de 2022. Eso todavía es dolorosamente alto, y reduce las ganancias de las empresas y el poder adquisitivo del consumidor a través de costosas facturas de servicios públicos e inflación.
Pero los analistas dicen que se ha evitado caer en el peor escenario de escasez y racionamiento. A continuación presentamos datos clave sobre las dificultades energéticas de Europa:
¿POR QUÉ EUROPA ENFRENTA MENOR RIESGO DE CORTES DE GAS?
El clima cálido ha permitido que las instalaciones de almacenamiento de Europa permanezcan llenas en un 83 por ciento desde el 1 de enero, con niveles que incluso han aumentado algunos días. Eso es algo extraordinario. Usualmente las reservas de gas disminuyen a partir de octubre y vuelven a ser restituidas en la primavera.
Las temperaturas récord —que han perjudicado a las empresas que dependen de los deportes invernales— se suman a la movilización para encontrar nuevos proveedores con el fin de reemplazar la mayor parte del gas ruso, del que Europa dependía antes de la guerra. Moscú suspendió la mayor parte de su suministro a los países europeos luego de que los gobiernos sancionaron al Kremlin y apoyaron a Ucrania.
Los países han contratado costosos suministros de gas natural licuado —que llega por barco, en lugar de gasoductos— desde Estados Unidos y Qatar. Alemania arrendó cinco terminales flotantes de importación de gas natural licuado por casi 10 mil millones de euros, la primera de las cuales arribó en noviembre.
La industria ha reducido el uso, a veces al simplemente detener la producción que requiere mucha energía, como los fertilizantes o el acero, que ya no era rentable a precios altos.
«Hemos evitado lo peor con lo que nos amenazaron en el verano… un colapso económico total de la industria alemana y europea», dijo a los periodistas Robert Habeck, el ministro de Energía alemán, la semana pasada.
Simone Tagliapietra, experta en política energética del instituto de investigación y análisis Bruegel, en Bruselas, lo expresó de esta manera: «La crisis energética per se no ha terminado, pero se ha evitado el pico de la emergencia».
¿QUÉ SIGNIFICA ESTO PARA LAS FACTURAS DE LOS SERVICIOS?
Los consumidores podrían evitar más aumentos extremos de precios, pero las facturas permanecerán más altas de lo habitual porque los precios del gas aún están muy por encima de donde se encontraban al comenzar el 2021.
Algo de alivio ha provenido del apoyo gubernamental. En Alemania, la mayor economía de Europa, el Gobierno aprobó topes de precios al gas y la electricidad que permiten a las pequeñas empresas y a los consumidores comprar el 80 por ciento de su energía al precio del año pasado.
Eso ha sido clave para las pequeñas empresas que usan mucha energía, tales como la cadena de 25 panaderías Cafe Ernst de Andreas Schmitt en la región alrededor de Frankfurt.
Los topes de precios «han ayudado a apaciguar las peores expectativas» de este verano, dijo Schmitt, también vicepresidente del gremio de panaderos en la región de Hesse, en el suroeste de Alemania.
En el pico de los precios de la energía en agosto, enfrentaba un aumento de 800 mil euros (858.120 dólares) en los costos del gas y la electricidad para hacer funcionar sus hornos e iluminar sus tiendas en 2023. Ahora está viendo un aumento de 300 mil euros.
«Eso no es agradable, pero se puede sobrevivir», comentó Schmitt.
Incluso con los topes energéticos, 8,8 millones de hogares en Alemania enfrentan un aumento de precio promedio del 38 por ciento, o 586 euros para una familia de cuatro, este año, según el sitio web de comparación de precios Check24.
Sin el alivio en los precios, habría sido un aumento del 58 por ciento, o un desembolso de 911 euros más.
Dicho apoyo incrementa los déficits presupuestarios, y no todos los 27 países de la Unión Europea son tan fuertes financieramente como Alemania, que pudo permitirse un paquete de rescate de 200 mil millones de euros.
«Mi preocupación es que no es sostenible», dijo Agata Loskot-Strachota, investigadora sénior del Centro de Estudios Orientales de Varsovia. «Y la otra cosa son las diferencias entre los Estados miembros en cuanto al nivel de financiamiento estatal que se puede otorgar en plazos más largos. Y estas diferencias podrían azuzar las diferencias políticas en Europa».
¿QUÉ PASÓ CON LA GUERRA ENERGÉTICA DE PUTIN CONTRA EUROPA?
El éxito de Europa en lograr tener gas almacenado significa que el Presidente ruso Vladimir Putin ha perdido gran parte de su influencia energética sobre el continente, dicen analistas y políticos.
Sorprendentemente, todavía fluye algo de gas ruso hacia Europa a través de gasoductos que cruzan Ucrania hasta Eslovaquia y bajo el Mar Negro hasta Turquía y luego a Bulgaria.
«Creo que este suministro es una señal de debilidad», dijo Tagliapietra. Como los precios mundiales del petróleo están bajos y Rusia es un importante exportador, «necesita el dinero en efectivo».
Los precios del petróleo se han debilitado debido a los temores de una desaceleración en las principales economías, como Estados Unidos y Europa, ya que la inflación y las tasas de interés más altas frenan el crecimiento.
Una prohibición europea a la mayor parte del petróleo ruso a partir del 5 de diciembre no generó un incremento repentino en los precios mundiales del petróleo, y tampoco lo hizo un tope de precios del Grupo de los Siete sobre el crudo ruso a otros países. El tope de precio de 60 dólares por barril es impuesto al prohibir a las aseguradoras —en su mayoría ubicadas en Europa o en Gran Bretaña— transportar el crudo ruso vendido por encima del tope.
Putin ha dicho que Rusia le cortará el suministro de petróleo a los países que cumplan con el tope. Pero debido a que se fijó por encima del precio actual del petróleo ruso, ello no ha llevado a que Moscú recorte su producción. Gran parte del crudo ruso rechazado por los compradores occidentales ha sido enviado a la India y China a precios de descuento.
Si bien los precios del petróleo han caído desde máximos de 120 dólares por barril este verano, las cosas podrían cambiar.
Los derivados del petróleo, como el diésel, podrían encarecerse en Europa una vez que entre en vigor la prohibición de esos suministros desde Rusia el 5 de febrero.
¿QUÉ PODRÍA SALIR MAL AÚN?
Europa es vulnerable a sucesos inesperados, como un accidente o un problema técnico en un gasoducto importante o en una terminal de exportación de gas natural licuado, clima extremo o bajos niveles de energía eólica o hidroeléctrica.
Analistas energéticos están atentos a la demanda de energía de China, donde el uso de combustible se desplomó durante su política de «cero COVID» que restringió drásticamente el movimiento para evitar la propagación del virus. Dado que
Beijing ha relajado las restricciones, la demanda de cargamentos de gas licuado podría aumentar más adelante este año una vez que disminuya la ola de COVID-19.
En ese caso, Europa enfrentaría costos más altos para adquirir gas, y los perdedores serían los países más pobres de Asia y África que carecen del dinero para competir.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha advertido a Europa que no se confíe demasiado, y dijo que un escenario en el que Rusia suspenda el suministro restante y la demanda china se recupere podría dejar a Europa con poco gas para el próximo invierno. La AIE pidió un fuerte impulso a las energías renovables y a las medidas de eficiencia en el uso, como las bombas de calor que ahorran energía para reemplazar los hornos, y dijo que estos pasos son «vitales para evitar el riesgo de escasez y más aumentos feroces de precios el próximo año».
Si bien la respuesta de Putin al tope del precio del petróleo ha sido moderada, es posible que aún tenga cartas energéticas para jugar dado que Rusia es un importante proveedor de petróleo y todavía envía algo de gas a Europa, dijo Loskot-Strachota, del Centro de Estudios Orientales.
«En general, la respuesta ha sido más bien débil, pero ¿eso será todo?», se preguntó. «La crisis energética no se ha ido. No estamos experimentando el peor de los escenarios, pero los factores de incertidumbre no han desaparecido».