El Ministerio de Economía de Alemania estima que para finales del 2023 se logrará bajar el precio del gas, aunque desconfían que llegue a estar a los niveles de 2021; la crisis por dicho combustible surge gracias al corte de suministro hecho por Rusia.
Berlín, 28 Dic. (DPA/EP).- Los consumidores alemanes tendrán que soportar los altos precios del gas durante al menos un año, después de que los costes se dispararan debido a los cortes de suministro rusos, según ha avisado el Ministro de Economía germano, Robert Habeck.
«Todavía tendremos que soportar precios más altos durante el [próximo] año», ha indicado Habeck en declaraciones a la agencia DPA, aunque confía en que los precios vuelvan a bajar a finales de 2023, cuando está previsto que se complete la infraestructura necesaria para sustituir el suministro de gas ruso.
Sin embargo, el Ministro alemán de Economía ha reconocido que, incluso entonces, no espera que los precios bajen a los niveles de 2021.
En este sentido, Habeck ha recordado el impacto sobre los precios del gas del corte del suministro ruso y de la carencia de infraestructura para el aprovisionamiento aparte de los gasoductos.
«Si conseguimos seguir expandiéndonos al ritmo actual, entonces volveremos a conectar a Alemania con el mercado mundial», ha pronosticado, refiriéndose a la construcción de una terminal de GNL. «Y entonces también obtendremos precios en el mercado mundial muy inferiores a los actuales», ha añadido.
En el transcurso de la guerra rusa contra Ucrania, el suministro de gas procedente de Rusia —que representaba el 55 por ciento del consumo alemán antes del conflicto— se interrumpió por completo. Esto llevó al Gobierno alemán a llenar los depósitos de gas del país con otros proveedores antes del invierno.
Asimismo, Berlín también ha hecho grandes esfuerzos por diversificar sus suministros de gas desde el bloqueo impuesto a las importaciones procedentes de Rusia y las explosiones que se produjeron en gasoductos clave del mar Báltico que transportan gas hacia Europa.
De este modo, se aprobó y construyó una nueva terminal de importación de gas natural licuado (GNL) en la costa alemana del Mar del Norte. El Gobierno también introdujo un tope temporal al precio del gas natural, la calefacción y la electricidad, destinado a aliviar a los consumidores y la industria ante el rápido aumento de los costes.