Modric jugó ante Argentina el que probablemente sea su último partido de Mundial, luego de haber llevado a su país a la final en Rusia 2018 y a semifinales en Qatar cuatro años después; el centrocampista del Real Madrid fue despedido con aplausos unánimes, adentro y fuera del estadio.
Ciudad de México, 13 de diciembre (SinEmbargo).– Su última imagen en un Mundial será con la cabeza baja, los ojos enrojecidos por un balonazo —y por las emociones del momento—, así como su camiseta de suplente, pero Luka Modric podrá decir que hizo historia con la selección de Croacia y también marcó una época en el futbol europeo.
Modric, de 37 años, dominó las semifinales del Mundial en la primera media hora. Pero la revolución argentina fue mucho más y se llevó el partido 3-0 con un Messi protagonista y un Julián Álvarez encendido. El sueño croata finalizó en la penúltima parada, aunque todavía deberán disputar el tercer puesto.
El estadio de Lusail, infestado de sudamericanos, brindó una catarata de aplausos cuando se anunció la salida del crack croata. Cuando el duelo finalizó, Ángel Di María, su excompañero en el Real Madrid, se acercó a abrazarlo y consolarlo.
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DEL RECHAZO AL OLIMPO DEL FUTBOL
El mediocampista todoterreno nació de la desgracia croata. Luka, bautizado así por un abuelo asesinado por los serbios en plena guerra de independencia, repartió su infancia en hoteles, donde otros refugiados como su familia iban de un lado a otro del país, buscando sobrevivir.
Espíritu de supervivencia croata también en el caso particular de Modric, que aprendió rápido de lo peor que tiene el futbol: el rechazo. Cuando tenía poco más de 10 años, un visor eligió a otro muchacho en su lugar. Lo calificaron de muy «débil y flacucho» como para jugar profesionalmente y convertirse en un jugador importante.
Modric encontró cabida más tarde en el futbol bosnio, con el Zrinjski Mostar, donde en la temporada 2003-2004 debutó en primera. Luego, en su regreso a su país natal, jugó para el Dínamo de Zagreb, entre 2004-2008. Ahí, jugó casi 100 partidos y el «flacucho» mediocampista pasó a ser visto por clubes importantes de primer nivel.
El que apostó por Modric fue el Tottenham inglés. En 2008, Modric llegó a Londres en el mismo mercado de pases que el mexicano Giovani Dos Santos, la eterna y nunca cumplida promesa del «Tri». Pero, a diferencia del chilango, la carreta del croata explotó en la Premier League.
En White Hart Lane, Modric disputó 160 partidos, anotó 17 goles y dio 27 asistencias. En 2011, los Spurs se enfrentaron al Real Madrid en los cuartos de final de la Champions League. El proyecto inglés tenía su primera noche grande en Europa, pero el equipo se desplomó y perdió por 5-0 global aquella serie.
Esa noche amarga para Modric se convertiría en exactamente lo contrario a partir de la siguiente temporada, porque el Real Madrid de Florentino Pérez le echó los ojos y lo fichó inmediatamente. El croata llegaba, como Davor Suker, la otra gran estrella de la selección, a la Casa Blanca del futbol.
Desde entonces, y durante 11 temporadas consecutivas, Modric se ha apropiado del templo madridista. Junto al alemán Toni Kroos y el brasileño Casemiro han conseguido formar un mediocampo histórico, ganando cinco Champions y tres ligas de España.
Aunque los premios individuales mientan de más en un deporte primordialmente competitivo, una estadística marca lo que ha sido Modric en el Viejo Continente: entre 2008 y 2021, solamente un jugador ganó el Balón de Oro que no se llamara Cristiano Ronaldo o Lionel Messi. Él.
“Entre todo lo que ganó, creo que lo que hizo Luka en el campo será recordado lejos de los trofeos. Es la cabeza de una generación de oro para Croacia que por poco se consagra con la Copa del Mundo. Pero también será la batuta para los más jóvenes croatas, que apuntan a darle a este deporte grandes futbolistas”, explica a SinEmbargo el periodista deportivo mexicano Eduardo Alavez.
“También dejará un legado de continuidad. Toda su carrera fue siempre mirando a la cúspide. Hasta ahora, a sus casi 40 años, no ha decaído su fútbol ni sus metas. Seguramente pasará, pero pocos se mantienen en el top, con esa exigencia, durante toda su carrera”, añadió.
UNA SELECCIÓN DE LEYENDA
Modric ha jugado casi 150 veces con la selección croata. Debutó en un Mundial en Alemania 2006. Jugó consistentemente en Brasil 2014, luego de que los balcánicos no clasificaron a la Copa Mundial de Sudáfrica 2010. En el medio, jugó cuatro Eurocopas (2008, 2012, 2016 y 2021) donde los balcánicos sólo alcanzaron los octavos de final en dos ocasiones.
Pero la gran obra de esta generación croata fue sin dudas el Mundial de Rusia 2018. Modric y compañía clasificaron por primera vez a una final: ya en 1998, durante su debut mundialista, habían sido terceros, perdiendo en semifinales ante la campeona y anfitriona Francia.
En Rusia, el equipo de Zlatko Dalic derrotó a Dinamarca y al anfitrión en los penales de octavos y cuartos de final, respectivamente. El equipo del sufrimiento también necesitó de la prórroga en semifinales, donde le dio vuelta a Inglaterra. En la final, sin embargo, cayeron de nuevo ante Francia, por 4-2.
EL… ¿ÚLTIMO MUNDIAL?
Aquella generación, reforzada por algunas nuevas caras, se presentó en Qatar 2022 con el mismo objetivo y casi lo logran. En octavos y en cuartos necesitaron de nuevo de la prórroga y de los penales ante Japón y Brasil, respectivamente.
La selección croata arrancó perdiendo ambos partidos –contra Brasil a cuatro minutos del final de los tiempos extra– y siempre se recuperó. Pero la Argentina de Messi, gran favorita en tierras árabes, fue mucho más.
«Estamos mal porque hemos perdido el partido. Estamos tristes. No sé si seguiré en la selección; vamos a ver. No es momento para hablar de esto”, dijo el madridista tras el partido, luego de jugar 81 minutos.
Para Alavez, Modric ya está entre los mejores de la historia. “Definitivamente. La muestra fue hoy: 37 años como si no pesaran en las botas, repartía el juego sin problemas; un amo del medio campo”.
Sin embargo, considera que, en un futbol donde la estridencia se impone al sosiego, será difícil de dimensionar para quienes no ven el deporte más allá de las estadísticas y los trofeos, aunque tenga muchos: «Lamentablemente creo que por su posición y personalidad quedará en el olvido y sólo los eruditos del fútbol recordarán la figura que fue”.
“No es como Messi o Cristiano que brillarán como los mejores de este deporte, pero sin duda Luka está entre ellos sin reprochar nada”, concluyó.
Modric se va de Qatar –a falta del partido por el tercer lugar ante el derrotado en la otra semifinal, Francia-Maruecos– como el croata con más partidos de Mundiales: suma 17, por encima de sus compañeros Ivan Perisic y Dejan Lovren (15 cada uno) y Mateo Kovacic (13). Además, anotó dos goles, ambos en tierras rusas.
Ahora, los croatas soñarán con consagrarse como los terceros de un Mundial donde volvieron a demostrar que los balcánicos, aunque nuevos en la escena internacional, son ya un equipo de tradición mundialista. Y, en 18 meses, cuando dé inicio la Eurocopa de Alemania 2024, quizá sí haya una despedida más gloriosa para el mediocampista del Real Madrid.
UNA PUERTA ABIERTA
A pesar de que en 2024 Modric tendría 39 años, Dalic reconoció tras la derrota ante Argentina que, aunque este partido puede haber significado el final para la actual generación en lo que se refiere a Copas del Mundo, todavía «terminará su recorrido en la Eurocopa de 2024», en la que espera seguir en su puesto.
«Quizás este sea el final de esta generación en las Copas del Mundo, una par ya ha alcanzado una edad y hay que ver qué pasa en 2026. Hemos tenido un gran equipo y esta generación terminará su recorrido en la Eurocopa 2024. Tenemos también la Liga de Naciones y una excelente generación que llegó a dos semifinales», señaló Dalic tras el partido, confirmando que va a «continuar» en su cargo porque tiene contrato hasta la próxima Eurocopa y quiere «clasificar» al equipo.
El técnico indicó que ahora necesitan recuperarse «e intentar ganar el partido por el tercer puesto». «Dije a mis jugadores que debemos mantener la cabeza arriba porque podemos estar orgulloso de lo que lograron. Están tristes porque sienten que podrían haber hecho más», subrayó.