En medio de las protestas, Irán sufre también por una crisis económica que ha hecho que su moneda, el rial, caiga a un nuevo mínimo récord frente al dólar.
Por Jon Gambrell
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP).— Irán ejecutó el lunes a un segundo prisionero detenido y condenado por las protestas que desafían a la teocracia iraní en todo el país, y la televisora estatal emitió imágenes en las que supuestamente se veía al acusado matar a dos hombres a puñaladas antes de huir.
El ahorcamiento público de Majidreza Rahnavard, menos de un mes después de supuestamente matar a los dos agentes de seguridad, mostraba la velocidad a la que Irán cumplía las condenas de muerte a los detenidos en las manifestaciones que el Gobierno quiere sofocar.
Al menos una docena de personas han sido condenadas ya a muerte en juicios a puerta cerrada, según activistas. Al menos 488 personas han muerto desde el inicio de las protestas a mediados de septiembre, según Activistas de Derechos Humanos en Irán, un grupo que monitorea las protestas. Otras 18 mil 200 personas han sido detenidas por las autoridades.
Rahnavard habría apuñalado a dos miembros de las fuerzas de seguridad y herido a otros cuatro el 17 de noviembre, según la agencia iraní Mizan, controlada por la judicatura del país. La ejecución pública se realizó el lunes por la mañana en Mashaad, añadió la agencia.
Imágenes emitidas en la televisora estatal mostraban a un hombre que perseguía a otro y daba la vuelta a una esquina, después se alzaba sobre él y le apuñalaba cuando el otro había caído contra una motocicleta estacionada. Otro video mostraba al mismo hombre apuñalando a otra persona a continuación. El agresor, que según la televisora estatal era Rahnavard, huía corriendo.
El reporte de Mizan identificó a los fallecidos como «estudiantes» basij, voluntarios paramilitares de la Guardia Revolucionaria iraní. Los basij se han desplegado en grandes ciudades, donde han atacado y detenido a manifestantes, que en muchos casos han contraatacado.
Un reporte muy editado en la televisión estatal emitido tras la ejecución mostraba imágenes del reo en la corte. En el video dijo que había empezado a odiar a los basij tras ver videos en medios sociales en los que miembros de la fuerza golpeaban y mataban a manifestantes.
Mizan dijo que el hombre intentaba huir a un país extranjero cuando fue detenido.
Mashhad, una ciudad sagrada chií, está unos 740 kilómetros (460 millas) al este de la capital iraní, Teherán. La localidad ha registrado huelgas, cierres de comercios y manifestaciones, dentro de las protestas iniciadas por la muerte el 16 de septiembre de Masha Amini, una mujer de 22 años que había sido detenida por la policía iraní de la moral.
Rahnavard fue condenado en la Corte Revolucionaria de Mashhad, según Mizan. Esas cortes han recibido críticas internacionales por no permitir que los acusados elijan a sus abogados o tengan acceso a las pruebas en su contra.
Rahnavard fue condenado por “moharebeh”, una palabra farsi que significa “luchar contra Dios”. El cargo se ha empleado en otras ocasiones en las décadas desde la Revolución Islámica de 1979, y conlleva la pena de muerte.
En Bruselas, los ministros de Exteriores de la Unión Europea expresaron su consternación por la nueva ejecución. El bloque tenía previsto aprobar el lunes una nueva ronda de sanciones a Irán por su represión de los manifestantes y por proporcionar drones a Rusia para su guerra contra Ucrania, según el responsable diplomático del bloque.
El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, dijo haber hablado con el Ministro iraní de Exteriores sobre la respuesta iraní a las protestas y la nueva ejecución, y que no había sido “una conversación fácil”.
“Vamos a aprobar un paquete de sanciones muy, muy duro”, dijo Borrell a la prensa a su llegada para presidir la reunión de cancilleres en Bruselas.
Irán es uno de los países que más ejecuciones celebra, normalmente en la horca. El pasado jueves ejecutó a un primer prisionero detenido durante las manifestaciones.
Amnistía Internacional dice haber obtenido un documento firmado por un comandante de la policía iraní que pide que se “complete” la ejecución de un preso “en el menor tiempo posible”, y que su condena se haga en público “como gesto alentador para las fuerzas de seguridad”.