El Presidente explicó esta semana que una parte del Tramo 5 del Tren Maya tendrá un puente tirante que le permitirá salvaguardar cenotes, ríos subterráneos y mantos acuíferos.
Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).- Expertos y expertas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresaron su preocupación por el peligro que corren los derechos de los pueblos, comunidades y los recursos naturales por la construcción del Tren Maya, megaproyecto del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
"El Gobierno mexicano debería tomar medidas adicionales para garantizar el respeto de los derechos humanos y el medio ambiente”, señalaron los representantes de la ONU.
Respecto al cambio de estatus a obra de seguridad nacional, los y las expertas dijeron que esta modificación al proyecto dirigido por el Estado "no permite a México eludir su obligación internacional de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos de las personas afectadas por este megaproyecto y de proteger el medio ambiente de acuerdo con las normas internacionales".
📰📢 México: El gobierno y las empresas deben abordar los impactos negativos del proyecto Tren Maya, dicen expertas y expertos de la ONU
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— ONU-DH México (@ONUDHmexico) December 7, 2022
Fernanda Hopenhaym, presidenta del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos, criticó esta decisión del Gobierno, ya que según dijo "no sólo tiene el potencial de permitir que los abusos de los derechos humanos sigan sin ser abordados, sino que también socava el propósito del proyecto de llevar un desarrollo social y económico inclusivo y sostenible a los cinco estados mexicanos involucrados".
"En este contexto, la creciente participación del ejército en la construcción y gestión del proyecto también suscita gran preocupación”, agregó Hopenhaym.
Asimismo, las y los expertos de la ONU pidieron que el Gobierno garantice la participación significativa de las comunidades afectadas, así como la transparencia en las evaluaciones de los derechos humanos y del impacto ambiental antes de cualquier decisión futura relacionada con el proyecto.
“Debe respetarse el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas y deben evaluarse de forma transparente los impactos acumulativos reales y potenciales de los proyectos", dijeron.
Esta semana, el 5 de diciembre, López Obrador dijo que luego de estudios, se construyó un puente tirante y se pusieron pilotes para la parte del Tramo 5 que va de Cancún a Tulum para que no se afecten cenotes, ríos subterráneos ni mantos acuíferos.
El Tren Maya, uno de los proyectos emblemáticos de López Obrador, ha generado objeciones de ambientalistas, arqueólogos y espeleólogos, quienes han realizado protestas para impedir que las retroexcavadoras derriben árboles y dejen limpia la delgada capa de suelo.
El Presidente eximió al tren de los estudios de impacto ambiental, y en julio pasado invocó un asunto de seguridad nacional para seguir adelante con la obra, lo que anuló las restricciones judiciales contra la obra.
La línea del Tren Maya, de mil 500 kilómetros, recorrerá la península de Yucatán en un circuito irregular y conectará centros turísticos de playa con sitios arqueológicos.
Durante más de dos años, comunidades mayas se han opuesto a la vía del tren y han presentado impugnaciones judiciales argumentando que el tren violó su derecho a un ambiente seguro y limpio, y a ser consultadas. En 2019, la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos descubrió que las consultas que hizo el Gobierno fueron defectuosas.
Por el tema económico, los ingresos turísticos que dejaría es complejo, en parte porque no se realizaron estudios de factibilidad creíbles. Se calculó que el proyecto costaría alrededor de ocho mil millones de dólares —aunque parece probable que aumente hasta 11 mil millones de dólares—, mientras que el Gobierno calcula que generará nueve mil 500 millones de dólares en ingresos o “beneficios”.
Esas estimaciones son bastante cuestionadas porque López Obrador, esencialmente, apuesta que atraerá al turismo de sol y arena —el turismo de playa— a las ruinas y poblaciones indígenas para el llamado “turismo cultural”. No es claro cuántos quieren combinar esas dos actividades, especialmente si el tren de alta velocidad pasa rápidamente por las bellezas de la selva baja.
A menos que el Ejército, que construye la vía del tren, levante un puente grande sobre las vías, los habitantes de Vida y Esperanza se verán forzados a tomar un camino secundario cuatro veces más largo para llegar a la carretera.
De igual forma, el Ejército planea llenar las cuevas subterráneas para soportar el peso de los trenes que pasen, lo que podría bloquear o contaminar el sistema de agua subterránea.
La inauguración de esta obra está proyectada para diciembre del 2023, según el Presidente, quien ha reiterado que se terminará la obra a pesar de los inconvenientes y reveses que ha sufrido en los juzgados.
-Con información de AP