El mandatario López Obrador dijo que había que estar pendientes en dichos comicios, ya que los resultados podrían haber repercutido en el tema económico en México.
Ciudad de México, 10 de noviembre (SinEmbargo/AP).- El Presidente de México celebró este jueves que se haya mantenido el equilibrio entre los demócratas y republicanos en las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos y aseguró no tener ningún problema con ambos partidos.
En su conferencia de prensa matutina realizada en Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador dijo que había que estar pendientes en dichos comicios, ya que podrían haber repercutido en el tema económico en México.
"Había que estar pendientes porque si era así una victoria aplastante del partido Republicano podía reflejarse en lo económico, en lo financiero y sí tener una repercusión en México, afortunadamente y celebro que haya equilibrios, y no tenemos nosotros ningún problema con los dos partidos, hay buenas relaciones", expresó.
"Es interesante porque pronosticaban que republicanos iban a avanzar más, sí avanzaron, ganaron la mayoría en la Cámara de Representantes, pero en el caso del Senado hay prácticamente un empate, igual que como estaba", añadió.
El Jefe del Ejecutivo federal destacó además su buena relación que tiene con el expresidente Donald Trump y su homólogo estadounidense, Joe Biden.
"Y en el caso de los republicanos ya están proyectando al de Florida, [Ron] DeSantis, y el Presidente Trump, los dos. Nosotros nos llevamos muy bien la verdad, muy bien con el Presidente [Donald] Trump, porque fue respetuoso con nosotros. Y muy bien con el Presidente [Joe] Biden, porque además de respetuoso es una buena persona, le tenemos afecto", dijo.
Con el viento en contra y bajo el peso de la historia, los demócratas consiguen un sufrido empate con los republicanos en una sorprendente jornada electoral de mitad de mandato.
Muchos demócratas llegaron al día de las elecciones pensando en qué tan graves podrían ser sus derrotas y meditando sobre cómo explicarlas. Para el miércoles, pasaron rápidamente a adoptar una postura optimista de que podrían conservar la mayoría de votos en el Senado, a celebrar victorias en contiendas clave en distintas gubernaturas y conscientes de que aún no se había declarado el control de la Cámara de Representantes.
A los republicanos no les quedó más que refunfuñar sobre la “calidad de sus candidatos”. Varios de ellos se negaron a reconocer sus derrotas en contiendas que The Associated Press había declarado a favor de sus adversarios.
Podrían pasar semanas antes de conocerse las cifras definitivas. Aún existe la posibilidad de que los republicanos tomen el control unificado del Congreso, encogiendo de inmediato las ambiciones del Presidente Joe Biden para los próximos dos años. Las profundas divisiones políticas del país quedaron a la vista de todos.
Los demócratas tenían mucho que celebrar por la mañana. Pero mientras suspiraban de alivio y los republicanos se lamentaban por las victorias que no se materializaron, había problemas más grandes que ambos partidos necesitaban atender... y pronto.
Por el lado de los republicanos, Donald Trump y sus políticas cargadas de conspiraciones quedaron nuevamente expuestos como un problema, uno que en esta ocasión posiblemente le impidió a su partido sumar más victorias en una elección nacional. En lugar de celebrar un tsunami rojo el miércoles, los republicanos se enfrentaban a una nueva ronda de luchas intestinas en cuanto al papel de Trump dentro del Partido Republicano y la ola roja que nunca llegó.
“Todos los republicanos del país despertaron esta mañana con náuseas”, dijo el estratega republicano David Urban, un exasesor de Trump. “Vive por Trump. Muere por Trump”.
Qué tan exagerada es esa evaluación se sabrá en las próximas semanas, comenzando con el próximo martes, día en el que Trump prometió un anuncio “importante”. La mayoría de las evidencias disponibles muestran que sigue siendo la figura más influyente de su partido.
Considerando el ambiente político y económico, no debía ser difícil que los republicanos consiguieran importantes victorias el martes. Los sondeos mostraban que los votantes eran sumamente pesimistas en cuanto al estado de la economía y el rumbo del país. Los índices de aprobación de Biden eran anémicos. Y la historia daba claros indicios de que el partido en la Casa Blanca sería el blanco del descontento de los votantes.