Artes de México

El expediente Anna Ajmátova, uno de los rostros de Casandra

06/11/2022 - 12:00 am

La historia de Casandra es uno de los muchos rostros que tiene la protagonista de la última novela del autor Alberto Ruy Sánchez: El expediente Anna Ajmátova, publicada por el sello editorial Alfaguara en 2021.

Por Emanuel Bravo Gutiérrez

Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).- Son terribles los regalos que ofrecen los dioses. En la mitología abundan ejemplos de esto. Los griegos nos cuentan cómo Apolo se enamoró de Casandra, hija de Príamo, rey de Troya. La princesa, tras aprender los arcanos de la profecía, rechazó al dios de los oráculos. Entonces Apolo, dolido en su orgullo, escupió en la boca de la joven con la siguiente maldición: “verás el futuro, pero en cuanto hables, nadie te creerá”.

La historia de Casandra es uno de los muchos rostros que tiene la protagonista de la última novela del autor Alberto Ruy Sánchez: El expediente Anna Ajmátova, publicada por el sello editorial Alfaguara en 2021.

Esta novela-collage nos ofrece un retrato profuso de una de las figuras más importantes de la poesía europea del siglo XX. Nacida con el nombre de Anna Andreyévna Gorenko, muy pronto descubrió su vocación literaria a expensas de la negativa firme de su padre; a causa de esto, cambió su nombre tomando el de su bisabuela “que era descendiente de los tártaros, guerrera sin ejército y princesa sin trono: Ajmátova. Anna sabía, o quería creer, que su nariz pronunciada y aguileña venía de esa línea de tártaros turcos de Crimea” (p.51). De carácter inquieto, sonámbulo y rebelde, la niña creció proporcionando a su familia constantes dolores de cabeza hasta convertirse en una joven de una belleza enigmática y de una sensibilidad extraordinaria que recorrió los principales salones de San Petersburgo cautivando a los artistas más importantes de su época.

La Rusia que conoció la joven Anna Ajmátova es la de los años previos a la revolución bolchevique. En las primeras dos décadas del siglo XX, la vanguardia rusa se conformó en uno de los núcleos de creación e intelectualidad más importantes de Europa. Entre los nombres de los poetas más importantes de esta pléyade nos encontramos con: Aleksander Blok, Osip Mandelshtam, Vladimir Maiakovsky y Nicolai Gumilyov, este último fue muy importante en la vida de nuestra protagonista, ya que fue su primer esposo y eje de su primera tragedia.

Tras el triunfo de Lenin, la recién conformada Unión Soviética fue atacada por el primero de los numerosos juicios sumarios organizados por el poder. Nicolai Gumilyov es arrestado el 3 de agosto de 1921 y fusilado cinco días después.

Son estos años, los previos al arresto, los que toma Alberto Ruy Sánchez para construir un informe minucioso que tiene como voz conductora a Vera Tamara Beridze, informante de Stalin. Vera ya había protagonizado otra novela del autor, me refiero a Los sueños de la serpiente, publicada en 2017. Su voz cumple la función de narradora y también, lectora de la poesía de Anna, con quien pronto formará una estrecha relación de sororidad en medio del encierro en que la tiene el régimen.

Dentro de las páginas del informe, Tamara hilará los episodios más importantes de la juventud de la poeta, su aprendizaje de la mano de Annenski, las lecturas de Pushkin, los incontables intentos de Gumilyov para obtener su mano, la larga lista de pintores que vieron en Ajmátova una musa, así como su filiación al movimiento acmeísta del cual ella es una de las máximas exponentes. En la primera fase de su obra buscó dar forma cotidiana a lo ritual y volver ritual lo cotidiano.

Mención aparte tiene el tórrido romance que la poeta tendrá con Amadeo Modigliani durante su estancia en París. Ambos jóvenes y hermosos recorrieron las calles de la ciudad con la misma avidez con la que recorrían el cuerpo de cada uno: “Amadeo decía, “urbanismo erótico” hacíamos “erotismo que se urbanizaba”, se volvía ciudad: hacíamos el amor y, por la mañana, al salir a las calles decíamos que tal esquina era la expresión de un beso” (p.141).

Por otro lado, tenemos como eje de la novela la compleja relación con el poder. En un episodio se nos narra cómo un joven Koba (uno de los numerosos apodos de Iósif) asiste a una lectura de poesía. Envalentonado por los comentarios de los asistentes, decide leer con voz estentórea sus propios textos, que más que versos, parecen proclamas políticas. El resultado es desastroso y es vilipendiado por todos los autores, todos salvo por Anna Ajmátova, que lo trata con cálida amabilidad. Este gesto, en apariencia intrascendente, marcará las muchas decisiones que Koba tomará después cuando adopte el sobrenombre de Stalin: al conseguir el control total de la Unión Soviética, perdonó la vida de la poeta mientras sus amigos y conocidos van cayendo bajo las manos del tirano: “en esa época, ella escribía poemas de intenso tono profético asumiendo ser una nueva Casandra. La profeta a la que nadie puede ahora creerle” (p.229).

Stalin buscó doblegar la voz de los poetas: debían de cantar para él odas e himnos, y aquellos que se negaran perdían la vida o eran encerrados a años de trabajo forzado en el gulag, otros como Marina Tsvetaeva, elegirán el camino del suicidio.

Tamara, la narradora, nos informa también de la obsesión que el dirigente tiene con la poeta: coloca micrófonos en su casa, le prohíbe escribir, ordena a sus oficiales revisar la existencia de cualquier manuscrito, así como revisar a cada uno de sus visitantes en busca de pruebas incriminatorias, y en el colmo de su paranoia: “ordenó que pusieran una inmensa estatua de bronce de él, de pie, en uniforme de gala, mirando hacia adentro de su recámara. Mirándola y levantando la mano, para saludarla” (página17).

Aunque el sanguinario dios la asedie, Anna-la profetisa conseguirá publicar su vaticinio gracias a fieles amigos que nunca la traicionaron, entre ellos nuestra narradora. Su profecía viajará a territorios donde pueda ser creída y que se condensará en uno de los poemas fundamentales del siglo XX: Réquiem.

Alberto Ruy Sánchez presenta así un coro fascinante y terrible, exhaustivo en su investigación histórica y literaria, pero que también cuenta con una virtud estética que hace palpables muchos de los episodios presentados. Los capítulos cuentan, además, con numerosas fotografías de Anna, pero también de sus amigos, de las calles de San Petersburgo y de las obras que la formaron en el hito que es hoy para sus lectores y acólitos.

Consigue la novela en la Tienda Artes de México, Córdoba 69, Col. Roma Norte.

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