A comparación del mismo periodo mensual de 2021, donde hubo un aumento de 0.4 por ciento, la inflación provocó que ahora se disparara a 8.2 por ciento, afectando a miles de familias estadounidenses.
Por Christopher Rugaber
Washington, 13 de octubre (AP).— La tasa de inflación en Estados Unidos se aceleró en septiembre, y el costo de la vivienda y de otros bienes de primera necesidad intensificó la presión sobre las familias, borrando los aumentos salariales que muchos habían recibido y asegurando que la Reserva Federal seguirá subiendo decididamente las tasas de interés.
Los precios al consumidor subieron un 8.2 por ciento en septiembre en comparación con el mismo mes del año anterior, informó el Gobierno el jueves. Medidos de un mes a otro, los precios aumentaron un 0.4 por ciento de agosto a septiembre después de haber subido un 0.1 por ciento de julio a agosto.
Sin embargo, si se excluyen las categorías volátiles —como alimentos y los energéticos—, la llamada inflación subyacente tuvo un salto el mes pasado, una señal de que los cinco aumentos a las tasas aplicadas hasta ahora este año han hecho poco para enfriar las presiones inflacionarias. La tasa de inflación subyacente subió 0.6 por ciento de agosto a septiembre y 6.6 por ciento en los últimos 12 meses. La cifra anual mostró el mayor aumento en 40 años. Los precios subyacentes generalmente brindan una imagen más clara de las tendencias de los precios.
Los principales indicadores bursátiles de Estados Unidos bajaron considerablemente, con los futuros del promedio industrial Dow Jones moviéndose desde varios cientos de puntos hasta una caída de 400 puntos en segundos. Los mercados en Europa también se desplomaron.
El informe del jueves representa las cifras finales de inflación de Estados Unidos antes de las elecciones legislativas del 8 de noviembre después de una temporada de campaña en la que los precios al alza han alimentado la ansiedad pública, y muchos republicanos culpan al Presidente Joe Biden y a los demócratas del Congreso.
La inflación ha hecho subir los precios de comestibles, alquileres y costos de los servicios públicos, entre otros gastos, causando dificultades para muchos y profundizando el pesimismo sobre la economía a pesar del fuerte crecimiento del empleo y de una tasa de desempleo históricamente baja.