El demócrata Vicente González ha declarado que "ya no se puede dar por descontada la victoria" entre los hispanos de la frontera.
Por Paul Weber y Will Weisert
Harlingten, Texas, EU, 10 de octubre (AP) — A semanas de las elecciones, en Texas se gasta nuevamente mucho dinero en la búsqueda de votos, hay indicios de cambios en las tendencias y pronósticos de que se pueden producir resultados totalmente inesperados.
Esta vez, sin embargo, los pronósticos no vienen de los demócratas, que siempre dicen que el crecimiento de la población hispana les dará finalmente la victoria en este estado, sino de los republicanos.
“Vamos a teñir el río Grande (Bravo para los mexicanos) de rojo”, el color de los republicanos, dijo el Gobernador republicano Greg Abbott durante un acto en la ciudad fronteriza de Harlingen.
Mientras que los demócratas, alentados por el crecimiento de la población hispana, buscan una vez más alzarse con el estado republicano más grande del país, los republicanos también tienen ambiciosos objetivos en las elecciones del 8 de noviembre, que no se limitan a conservar su hegemonía a nivel estatal: Quieren ganar en la frontera con México, poblada mayormente por hispanos y donde por años se dio por descontada una victoria demócrata.
La empresa no es fácil, lo mismo que la campaña del demócrata Beto O’Rourke en pos de la gobernación, en poder de Abbott. Pero confían en su estrategia de presentar a la frontera como una extensión de mil 900 kilómetros (mil 200 millas) donde abundan los peligros y el caos como consecuencia del ingreso ilegal de cantidades sin precedentes de migrantes provenientes de México.
Los demócratas dicen que el traslado de migrantes en autobuses y aviones a otros puntos del país perjudicará a los republicanos, pero al mismo tiempo admiten que no pueden descuidar el voto hispano.
De todos modos, el hecho de que varias contiendas en puntos de la frontera se perfilen como reñidas genera fisuras en un importante bastión demócrata dos años después de que Donald Trump lograse resultados inesperadamente buenos entre los hispanos en las presidenciales del 2020.
“Esta es la primera vez que hay tantas contiendas competitivas”, declaró el republicano Carlos Cascos, un demócrata que se pasó al Partido Republicano y fue el primer Secretario de Estado de Abbott.
Cascos no cree que los republicanos vayan a barrer con el voto hispano en el Río Grande Valley, donde hay 1.5 millones de habitantes. Pero afirma que “las cosas están cambiando” y ya no se puede decir que los demócratas tienen garantizado el voto hispano.
Los demócratas siguen teniendo ventaja en el sur de Texas, en parte porque hay muchos candidatos moderados, menos vulnerables a los ataques de los republicanos y que cuestionan algunas cosas del Presidente Joe Biden, que no es muy popular en un período de gran inflación.
Sin embargo, la victoria de la representante republicana Maya Flores en una elección especial este año, en la que pasó a ser la primera texana hispana en la Cámara de Representantes, indicó que, efectivamente, las cosas pueden estar cambiando. Flores tratará de retener su banca ante el demócrata Vicente González, que cambió de distrito para tener más posibilidades de arrebatarle el escaño.
Los demócratas esperan que el envío de migrantes a sitios como Washington, Nueva York y Martha’s Vineyard dispuesto por Abbott y el Gobernador de la Florida Ron DeSantis les cueste votos a los republicanos. Los republicanos, por su parte, dicen que los votantes liberales de las grandes ciudades alejadas de la frontera ignoran los problemas que afectan a la población de clase mayormente trabajadora en el sur de Texas.
Mónica de la Cruz, candidata a la cámara baja en la contienda más reñida de Texas, en un distrito que va desde el este de San Antonio a McAllen y otras comunidades fronterizas, “las élites no entienden (lo que sucede) porque la inmigración ilegal prácticamente no tiene impacto alguno en sus vidas”.
“Los ejecutivos bancarios de Wall Street no tienen que preocuparse de un migrante pobre que hace que bajen sus salarios”, declaró de la Cruz recientemente a la prensa.
La exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley tenía planeado presentarse en actos de Flores y de la Cruz en la frontera el lunes, en una inusual incursión de figuras republicanas de proyección nacional en la frontera.
Estos esfuerzos coinciden con la apertura de 38 centros de enlace con comunidades minoritarias por parte de los republicanos en todo el país, incluidas McAllen y otra ciudad fronteriza, Laredo, además de Houston y San Antonio, dos urbes con una gran población hispana.
Algunos de esos centros ofrecen servicios como tutores para clases sobre la ciudadanía y asesoría en materia de impuestos. También organizan la proyección de películas, cenas, debates sobre temas comerciales y talleres sobre asuntos como las criptodivisas.
Algunas de estas oficinas abrieron hace más de un año.
El Partido Republicano dice que invirtió millones de dólares en acciones tendientes a captar el voto hispano en todo el país. Y tiene 32 hispanos --una cantidad récord-- aspirantes a bancas en la cámara baja, aunque varios de ellos no tienen posibilidades de salir airosos.
Los demócratas, por su parte, abrieron en abril una oficina que coordina acciones proselitistas a nivel nacional en McAllen, con tres personas enfocadas en las contiendas regionales. Es la primera vez que toman una iniciativa de este tipo en años.}
Richard Gonzales, director de la rama del Partido Demócrata de Hidalgo, un condado que incluye a McAllen, dijo que los dirigentes partidarios realizan llamadas de Zoom todas las semanas con gente de la campaña de O’Rourke para coordinar los esfuerzos tendientes a alentar la participación. Indicó que los avances de Trump y los republicanos fueron reales, pero estuvieron asociados “con candidatos específicos” y difícilmente se repitan.
O’Rourke en el pasado dio un susto a Ted Cruz en una contienda por una banca en el Senado y también se postuló a la presidencia.
“La gente dice que los demócratas están acabados aquí y que los republicanos van a tomar el control, pero eso no es cierto”, dijo el demócrata Gonzales, aludiendo al sur de Texas. “Sin embargo, nos hicieron un llamado de atención y comprendimos que ya no se puede dar por descontada la victoria” entre los hispanos de la frontera.